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B. González
Xàtiva
Miércoles, 6 de julio 2022, 17:36
La imagen actual de la Unidad de Conductas Adictivas de Xàtiva se puede extrapolar a la de hace 24 años, cuando fue creada, y a la de hace 15 años, cuando usuarios denunciaban en LAS PROVINCIA, la situación de precariedad de unas instalaciones que consideraban "tercermundistas" y de la falta de personal. En junio de 2022, el personal es el mismo, así como las oficinas, ubicadas en la plaza de la Seu, en el antiguo hospital, en pleno casco antiguo.
Unas instalaciones repartidas en dos plantas (con barreras arquitectónicas), con consultas que no están insonorizadas (falta de privacidad para los pacientes) y que están pegadas a la zona administrativa y a la sala de espera debido a la falta de espacio.
En la unidad hay cuatro profesionales: 1 médico, 1 psicóloga, 1 enfermero y 1 auxiliar de enfermería, que tiene atienden a una población de unos 200.000 habitantes con una gran dispersión geográfica puesto que abarca a las comarcas de la Costera, la Vall d'Albaida, la Canal de Navarrés y algunos municipios de la Ribera Alta.
La ratio de profesional por habitante es la más baja de la Comunitat, con 0,20. En otros departamentos como el de Alcoi o el de Gandia, hay dos Unidades, con más del doble de personal, para atender a una población menor, de 138.000 habitantes y 180.000, respectivamente.
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Según los datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), el 25% de la población sufre un trastorno mental a lo largo de su vida y el 60% consume algún tipo de droga ya sea legal o ilegal (tabaco, alcohol, ludopatía, cocaína, cannabis, drogas de diseño...). Con esos porcentajes, los especialistas de la UCA de Xàtiva se preguntan cómo es posible que para ese 25% de población con problemas de salud mental, el departamento cuenta con 42 profesionales y para casi el triple de población con algún tipo de adicción sólo tengan 4 profesionales.
Para ellos, la respuesta es bien clara: las UCAs son las grandes olvidadas. Recuerdan una de las promesas que por entonces les hicieron desde la Conselleria, que se crearía una Unidad en Ontinyent. De momento, no se ha hecho. Eso significa que algunos pacientes tienen que desplazarse más de 30 kilómetros a por medicación o inyectable, "cuando podrían se lo podrían facilitar en el propio centro de salud", subraya.
Esta situación provocó que se produjeran altercados mientras los pacientes esperaban el turno para ser atendidos. Tanto es así, que los vecinos de la zona llegaron a pedir que se cerrase la Unidad por problemas de convivencia y seguridad.
Esa es la única diferencia de hace 15 años. Las aglomeraciones y altercados ya no se producen. De hecho, habitualmente no hay nadie esperando. De vez en cuando llega un paciente en busca de su medicación y se marcha rápidamente.
"Desde sus inicios hace 25 años, la UCA ha experimentado un gran cambio. En los primeros años siempre había problemas por el tipo de paciente que acudía, que por entonces eran principalmente toxicómanos, a los que se les dispensaba metadona", explica una agente de la Policía Local que vivió aquellos años.
"Teníamos la orden de incrementar la presencia en la zona los días de mercado, que solía coincidir con el día que se dispensaba la metadona, porque las mujeres mayores pasaban con su carrito de la compra y se encontraban algunas veces con peleas entre los pacientes o gritos", subraya e incluso asegura haber visto a pacientes que vendía la metadona que le daban a otros pacientes.
Insiste que desde hace unos años, ese problema de inseguridad ciudadana ya no existe. "Pasamos de manera rutinaria y no hay ni colas, ni enfrentamientos y esa imagen de gente esperando, algunos bebiendo en la calle ya es un recuerdo", asegura este agente.
Lo corrobora también Batiste, dueño del Bar Sant Agustí, en las inmediaciones de la oficina. Él no tenía por entonces el establecimiento, porque era un niño, pero sí recuerda que el vecindario tenía miedo y corrobora que incluso hubo movimiento vecinal para que se llevaran la Unidad de allí.
"Pasabas a las 8 de la mañana y veías ya a pacientes esperando que se enfrentaban entre ellos y ahora, sin embargo, da gusto. No sé cómo lo ha hecho el equipo pero todo ha cambiado de manera radical. Incluso vienen pacientes a mi bar ahora que están rehabilitados. El equipo de la UCA es increíble", asegura.
La explicación, se ha cambiado el método consiguiendo incluso eliminar la lista de espera. "Somos la única Unidad que no tiene lista de espera y no porque no tengamos pacientes, sino porque logramos que muchos de ellos salgan de su adicción con un método que llevamos implementando desde hace 10 años", explica el investigador principal, Vicent Duart, de este nuevo método que está en proceso de validación científicamente.
Sin embargo, eso no quiere decir que la carga de trabajo sea menor. "Somos el cajón de sastre, porque además de nuestro trabajo diario atendiendo las consultas, realizamos informes para juzgados, gestión de penas, servicios sociales, tutela de menores, solicitudes de centros de día, de comunidades terapéuticas, viviendas tuteladas; así como los pacientes remitidos por otras Unidades como la de Psiquiatría, Neurología o Atención Primaria", explican.
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