J.M.L.
Guadalajara
Martes, 12 de diciembre 2023, 11:53
La Audiencia Provincial de Guadalajara ha condenado a 44 años de cárcel al joven parricida de Brihuega (Guadalajara) que en mayo de 2022 acabó con la vida de sus padres asestándoles numerosas puñaladas en la vivienda familiar de esta localidad.
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La sentencia también le condena a indemnizar a su hermana, de 41 años, con 300.000 euros y le impide acceder a la herencia de su padre y madre, que tenían 69 y 62 años en el momento de su muerte, por «causa de indignidad» ya que fue el causante de su fallecimiento. El ahora condenado, Adrián, de 32 años, reconoció durante el juicio que mató a sus progenitores porque los vio como «ángeles endemoniados y monstruos». El día de los hechos había discutido con ellos y, además, llevaba varios días sin dormir porque había consumido cocaína. Según su testimonio, accedió a la cocina para comer queso. Al coger un cuchillo vio a sus padres como monstruos, se puso unos guantes y aprovechó el momento de la siesta para apuñalarlos con el cuchillo que después introdujo en el lavavajillas con la intención de borrar huellas y rastros de sangre. Más tarde trató de simular un robo para despistar a los investigadores «porque tenía miedo» y telefoneó a un familiar para contarle que había encontrado a sus padres sin vida.
La sentencia acepta la tesis de la fiscalía y de la acusación particular según la cual Adrián no sufre trastornos psiquiátricos ni actuó bajo los efectos de las drogas, como sostuvo la defensa durante el juicio, sino que lo hizo con premeditación. El joven declaró que no mató a sus padres por venganza o codicia y que «yo quería mucho a mi madre y cada vez que veo a mis tías se me cae el alma».
La pena impuesta a este joven se ajusta a la que solicitaba la fiscalía. Por su parte, la acusación particular, que representa a su hermana, había pedido 50 años de prisión. La acusación y la fiscalía también reclamaron una indemnización de medio millón de euros y que se declarara su incapacidad para suceder a sus padres como heredero, circunstancia que la Audiencia Provincial de Guadalajara ha aceptado.
Los padres, que residían en Madrid, solían acudir a su segunda vivienda de Brihuega en fines de semana y festivos. La madre acababa de traspasar su farmacia en el barrio madrileño de Vallecas y, desde entonces, tanto ella como su marido pasaban más tiempo en esta localidad de Guadalajara en la que encontraron la muerte hace casi dos años a manos de su hijo.
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