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La jeta: José Luis Olivas

La jeta: José Luis Olivas

PPLL

Domingo, 8 de junio 2014, 00:03

El señor Olivas es sin duda un tipo harto inteligente, pues uno entiende que, para embolsarse una comisión de medio milloncete de euros por un trapicheo no sé si legal pero, en cualquier caso, nefasto desde el punto de vista ético, se puede ser cualquier cosa menos tonto de baba. Como a ustedes, a mí nunca me suceden fértiles acontecimientos de esa categoría, de semejante magnitud. El universo de las comisiones me fascina. O sea, a ver si me explico, tú estás en medio de una operación, presentas a unos y a otros, haces como que asesoras y, ¡bingo!, como exclaman los detectives de las malas pelis, te llueve una cantidad formidable de pasta sobre tu cabeza. A uno esta lucrativa actividad de mediador jamás le ha asaltado. Otros, sin embargo, atesoran un arte infinito para estar justo en el epicentro de las jugadas. Olivas posee ese don. Hay un dato en su biografía que también me tiene trastornado y que, creo, ya he comentado en alguna ocasión: es de Motilla del Palancar. Vaya por delante que no tenga nada ni contra Motilla del Palancar ni contras sus laboriosos habitantes, pero me pasma, arrebatos frikis que le atraviesan a uno, pido perdón por ello, que un hombre de Motilla del Palancar acabe de President de la Generalitat y de máximo jefazo (fue el premio) de aquella Bancaja. De Motilla a la gloria y el éxtasis. Y es que Motilla del Palancar forma parte del subconsciente colectivo de los valencianos pues, antes de disponer de la autovía, era en esa ciudad donde se efectuaba la parada reglamentaria de camino a Madrid. En Motilla del Palancar la peña se tomaba el bocata del almuerzo, la caña y el posterior carajillo o pacharán. En un bareto de Motilla del Palancar me compré una cinta de cassete del guitarrista Link Wray, o sea una joya. También vendían en aquellas fondas vídeos VHS con pelis de Bruce Lee o Pamela Anderson. Asocio Motilla a lo de reponer fuerzas antes de alcanzar la capital. Varias generaciones obtuvimos certera nutrición en ese pueblo que estaba volcado hacia la carretera. Lo que nunca imaginé es que Motilla nos exportase a uno de sus hijos más ilustres. Fortuna en Valencia, Olivas, desde luego ha conseguido. Aunque ya veremos como termina su carrerón...

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