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V. LLADRÓ
Viernes, 27 de marzo 2015, 00:10
El 30 de enero de 1866 salió a la calle el número 2.006 del diario valenciano 'La Opinión', que encabezaba su edición con el anuncio de que era el último y señalando que a partir del día siguiente se publicaría en su lugar LAS PROVINCIAS, que quedaba encargado de cumplir sus obligaciones con los suscriptores que ya tuvieran realizados pagos por adelantado.
El escritor Vicente Vidal Corella, que durante décadas publicó en LAS PROVINCIAS deliciosas crónicas sobre aspectos curiosos y llamativos de sucesos históricos de Valencia que no siempre formaron parte de la historia oficial, contó que la suscripción de 'La Opinión', y después en los primeros tiempos de LAS PROVINCIAS, costaba 9 reales al mes o 90 al año.
En el número especial conmemorativo del Centenario de LAS PROVINCIAS, en 1966, Vidal Corella explicó éste y otros detalles de aquella evolución de un periódico a otro y analizó el contenido del primer número de la nueva publicación.
José Campo, que más tarde sería Marqués de Campo, era el propietario de 'La Opinión', que se publicaba desde julio de 1860, ya lo dirigía Teodoro Llorente Olivares y al frente de la imprenta estaba José Domenech.
Los diversos negocios de Campo le obligaron a trasladar su residencia a Madrid, por lo que decidió desprenderse del periódico. En un principio propuso a Llorente que se fuera con él, pero don Teodoro quería seguir siendo periodista en su Valencia y contraofertó comprarle el diario. Así fue como el futuro marqués llegó a un acuerdo con su director y también con Domenech. A uno le traspasó el periódico y al otro la imprenta.
Vicente Vidal recordó que Teodoro Llorente, que tenía el apoyo de su hermano Felicísimo, cambió el nombre de la cabecera por el de LAS PROVINCIAS por la «idea de defender la reconstitución de las provincias con arreglo auna división territorial por reinos».
Aquel primer número del 31 de enero de 1866 tenía cuatro páginas que eran el doble de tamaño que las actuales. Lo encabezaba un artículo sobre la reciente sublevación del general Prim que firmaba el propio Llorente con sus siglas: T. LL. Debajo iba, en formato encuadernable, el primer capítulo de la novela de Julio Verne 'De la Tierra a la Luna'. Las siguientes páginas se dedicaban a noticias locales, culturales, religiosas y de espectáculos. Se incluían noticias de Madrid, como el mantenimiento del estado de sitio por el levantamiento militar y que la reina Cristina, que estaba en Francia, seguía sin novedad, pero no había querido trasladarse Madrid para dar a luz.
La última página correspondía a la publicidad, con anuncios curiosísimos, como el de la venta de gusanos de seda, los de diversos remedios de salud, como los antireumáticos, una oficina que captaba imposiones de dinero a plazo fijo con el 18% de interés y se llamaba 'La Confianza', o el del doctor Albert, especializado en 'enfermedades secretas'.
El propio Vicente Vidal ya indicaba hace 50 años que la lectura de dichos anuncios «resulta curiosa por mencionarse calles, edificios y costumbres desaparecidos; recuerdo pintoresco de una Valencia de pasadas épocas».
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