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El artesano egipcio Hany Mostafa, en el centro.

Nefertari se muda al Guadalquivir

Una exposición sobre Egipto en Sevilla muestra una recreación del templo de Abu Simbel, erigido por Ramsés II

CECILIA CUERDO

Domingo, 26 de julio 2015, 07:39

'Una obra perteneciente por toda la eternidad a la Gran Esposa Real Nefertari-Merienmut, por la que brilla el Sol'. La reina Nefertari fue la esposa más amada por Ramsés II, tanto como para erigirle un templo en el que como muestra de su devoción las estatuas que representaban al poderoso faraón tenían el mismo tamaño que las de su compañera, algo inhabitual en Egipto. Hoy día, las colosales estatuas de la entrada a los templos de Abu Simbel siguen maravillando a los turistas por la complejidad de un trabajo que, a escala, puede verse desde ayer en una ambiciosa exposición inaugurada a orillas del Guadalquivir en Sevilla, pero que después iniciará un periplo por toda Europa.

El templo de Nefertari, también conocido como 'templo menor' o 'de Hathor' (diosa egipcia del amor y la belleza'), es la gran novedad de la muestra 'Ramsés Rey de Reyes', y que hace unos meses ya recaló por diversos puntos de la geografía española mostrando la fachada del templo principal de Abu Simbel y algunas de sus salas mandadas construir por el faraón de la XIX dinastía. Su autor es Hani Mostafa, un artesano egipcio que ha dedicado los últimos diez años de su vida a reproducir en madera y fibra el gran emblema nacional de su país para poder mostrar al mundo su grandeza y acercar al menos una pequeña parte de su misterio.

En la elaboración del templo de Nefertari -construido hace más de 3.000 años-, Mostafa, experto en industria metalúrgica y apasionado por el arte, empleó casi once meses, según los organizadores. La fachada, con unas dimensiones de seis metros de altura (la original mide 10) y otros 14 de ancho, muestra los dos grupos de estatuas a la entrada del templo que representan al faraón Ramsés con su doble corona y a su esposa Nefertari, que a diferencia de otros templos en los que las estatuas de las consortes no sobrepasaban la altura de las rodillas del faraón, aquí está representada con igual grandeza. Ambos están acompañados por otros príncipes y princesas, todos alzados y con un pie adelantado para dar sensación de marcha.

Junto a la fachada del templo de Nefertari se exhibe la reproducción del templo de Ramsés II, uno de los símbolos egipcios y el primer ejemplo de propaganda de la historia. El templo está dedicado al propio Ramsés y narra en una de sus salas la batalla de Kadesh: el faraón Ramsés II, con apenas 24 años, quería seguir la estela de sus predecesores y se enfrentó en dicha ciudad a los hititas con el objetivo de mantener el control sobre la actual Siria. Aunque la batalla terminó con un tratado de paz, en lo que consideraríamos un empate técnico, Ramsés acabó abandonando y renunciando al control de dicho territorio. La vergüenza apenas pasó la frontera, y en los muros de los templos, especialmente en Abu Simbel, narró su propia versión de la contienda, que fue la que pervivió durante siglos. Así, los relieves del templo alaban su bravura.

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