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Imagen de la presentación de la primera edición del Circuito de Música Urbana en junio.

Música para conquistar la ciudad

Los circuitos y conciertos urbanos impulsan las actuaciones en directo en Valencia

REBECA RUÍZ

Miércoles, 21 de octubre 2015, 20:47

Octubre y noviembre son meses en los que a Valencia le crecen los conciertos. En estos días para la música en directo, dos son las propuestas que aspiran a allanarle el camino a las notas al natural, aquella que suenan en una intimidad que solo nace de los buenos acordes.

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Cuatro años de vida le han servido al Deleste para crear cantera y meterse en el bolsillo a todo aquel que se pasara por La Rambleta a lo largo de una serie de ediciones de un evento al que le gusta hacerse llamar "el anti-festival"

Fue en 2012 cuando el Deleste inició su andadura y se perfiló como una propuesta "totalmente urbana, integrada en la comodidad de una ciudad", según apuntan desde la propia organización del evento. Una manera de disfrutar de buena música en directo alejada de chanclas y tiendas de campaña.

La Rambleta es la anfitriona de un evento por el que ya han pasado grupos como McEnroe, The Pastels, o El columpio asesino. En el cartel de esta edición de 2015, que se celebrará el viernes 23 y sábado 24 de octubre, figuran artistas de la talla de La habitación roja, Low o Tulsa.

No es la primera vez que se encuadra al Deleste en el extenso mundo indie, pero la organización insiste en que por el evento pasa una "gran variedad de géneros, como el de los grupos pop" o que "reivindican nuestro folklore, como Pep Gimeno Botifarra". Su esencia se refleja en un cartel en el que hay hueco tanto para el surf instrumental de los Tiki Phantoms como para el hardcore metal de El Páramo.

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La otra premisa del Deleste reside en servir de escaparate tanto para los grupos como para el propio público, es decir, actuar como una ventana para artistas todavía no demasiado reconocidos que ven el festival como una manera de dar a conocer su música y de público que compra una entrada de un día (25 euros) o un abono (40 euros) para ver a ese músico que le hace cosquillas en el estómago y acaba enamorado de otra música por la que no hubiera dado un duro.

El Deleste quiere ser el reclamo del melómano que vuelve en metro a casa o que incluso tiene que dejarse a los niños en casa. Por ello ofrece "conciertos muy cercanos, con buena calidad de sonido, donde tengas prácticamente al lado a los artistas" y se abre a los padres con el Deleste Kids, una alternativa diurna con música de Djs y hasta un corner de paellas donde algunos de los grupos valencianos del cartel enseñarán a preparar el plato estrella a los artistas de fuera de la ciudad.

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Quitarle a la gente el miedo a descubrir música en directo es también el lema de una nueva propuesta que nace en las calles del barrio de Ruzafa. En 2015 (entre el 5 y 8 de noviembre) debuta el MUV!, el Circuito de Música Urbana de Valencia.

MUV! logra hacerse un hueco entre el hervidero cultural de uno de los distritos más vivos de la ciudad para "activar circuitos de locales y mostrar la diversidad musical que puede haber en la ciudad de Valencia".

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La propuesta también quiere romper el arquetipo habitual y pone en marcha un sistema en el que manda el espectador: en MUV! se proponen actuaciones en directo de diversos artistas en locales cercanos entre sí dentro de Ruzafa y el visitante se construye su propio circuito por precios que oscilan entre los 4 y los 12 euros en base a sus gustos o a su sentido de la aventura. Se ofrece también el beneficio de la duda en forma de cuatro bonos que agrupan diferentes recorridos como sugerencia.

LINQAE, Jonny B. Zero o Dómisol Sisters son algunas de los grupos que pasarán por el MUV!, la prueba de que esta iniciativa no trata de hacer que un género musical prime sobre otro sino de ofrecerle al público "propuestas de calidad"

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El Circuito de Música Urbana se estrena también con MUVOFF, un programa de actividades paralelas vinculadas al mundo de la música y MUVBARRIO, donde los grupos pasan a tocar en las calles del barrio de Ruzafa.

Invitar al público a un concierto de un grupo que no conoce. Tocar notas en directo por la mañana en la terraza de La Rambleta o en la esquina de la calle Sueca. Formas de descubrir que cuando por una ciudad late la música, puede vivir en ella de una manera que no entiende de géneros ni locales.

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