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A la izquierda, la edición madrieña de 1605. A la derecha, la impresa en Valencia por Pedro Patricio Mey.
Un Quijote que habla valenciano

Un Quijote que habla valenciano

Jesús Moya Casado presenta la primera revisión hecha en la lengua de la región

Noelia Camacho

Lunes, 25 de enero 2016, 21:08

No es valenciano, es madrileño. Pero cuando Jesús Moya Casado llegó a la ciudad en 1971 se quedó impactado por la cultura y la lengua de la Comunitat. Ávido coleccionista de ejemplares del Quijote de Cervantes, hace nueve años decidió traducir la obra cumbre del escritor español a la que él considera la lengua de los valencianos.

En Quixot nace con una edición limitada de 500 ejemplares numerados ante notario. Cada volumen incluye un certificado que avala la exclusividad del libro. La iniciativa de editar esta primera traducción ha partido de la plataforma En Quixot ya parla valencià, que durante un año ha trabajado para reunir fondos para la impresión de la obra. Ninguna entidad institucional ha colaborado con una traducción que, como insisten sus impulsores, nace de la sociedad civil.

El propio Moya Casado explica a LAS PROVINCIAS cómo se fraguó la idea. «Mi obsesión por impregnarme por toda la cultura y la lengua valenciana me llevó a estudiar la historia de la región. A prepararme durante años. Mientras lo hacía, vi que esta normativa (las Normas del Puig) era la que respondía a las raíces del valenciano. No lo dudé ni un segundo. Y, por ello, han sido las normas a las que me he acogido», asegura.

Para ello, tomó como referencia la primera edición del Quijote, la impresa en 1605 por Juan Cuesta en Madrid y también la de Francisco Rico para la Real Academia Española (RAE). «Me he acogido a las dos. De la primera, además, mantengo todos sus fallos y errores. Es la base en la que se ha sustentado esta traducción», afirma el autor tras resaltar que el proyecto no se hubiera llevado a cabo sin la corrección gramatical, ortográfica y de estilo del profesor Joan Benet Rodríguez i Manzanares. «El trabajo de este experto ha sido increíble», resalta. Pero aún hay más. En Quixot también está ilustrado por el artista y diseñador gráfico José Miguel Alguer.

Moya Casado alega que, durante sus investigaciones, no ha accedido a ninguna traducción al valenciano salvo una revisión realizada para una edición orientada al lector juvenil. Para ello, ha trabajado un total de nueve años que han desembocado en este volumen de más de 600 páginas.

Además, como reitera, en los últimos dos años ha redactado hasta 500 pies de página para explicar y contextualizar algunos de los términos que aparecen en el volumen. «Debemos tener en cuenta que algunas palabras están en desuso. Por ello, ha sido necesario realizar este trabajo de documentación de cara al lector. Era necesario para completar la grandeza de la obra de Cervantes», cuenta.

Y va un paso más allá. El traductor ha recurrido a las Normas del Puig con una intención: no ir en contra de nadie. No busca conflictos. Rememora sus primeros años en Valencia y considera que se ha hecho «en favor de la lengua de la región». «Hay que tener en cuenta que existe una teoría que dice que cuando una novela se edita y tiene mucho éxito llega a muchos idiomas y, por ello se engrandece el texto. Pero con el Quijote ocurre al contrario. Cuando se traduce, es la lengua elegida la que adquiere categoría. Yo quería darle al valenciano este nivel de importancia y engrandecerlo», afirma tajante Moya.

La obra se presentó el pasado miércoles en el Colegio Mayor San Juan de Ribera de Burjassot. Numerosas personalidades acudieron a un acto que se repetirá el próximo miércoles en la entidad El Piló de la misma localidad valenciana.

Valencia y el Quijote

La relación entre Valencia y el Quijote es casi legendaria. Un primer apunte. La prestigiosa imprenta valenciana de Pedro Patricio Mey publicó la segunda edición de El Quijote de la Mancha en 1605, pocos meses después de que la primera fuese la de imprenta madrileña de Juan Cuesta.

Asimismo, Cervantes mostró su admiración por el Tirant Lo Blanch de Joanot Martorell, el libro que el autor de Don Quijote salva de la quema, la obra de la que copió todos los ideales humanísticos y todas sus enseñanzas sobre la caballería y los caballeros.

El segundo es uno de los argumentos esgrimidos por los impulsores de esta traducción para aunar esfuerzos y colaboraciones para poder hacer realidad esta edición de 500 ejemplares. Detrás de los años de trabajo y del esfuerzo de Jesús Moya Casado y la comisión En Quixot ya parla valencià hay también lo que el autor considera «su gratitud hacia Valencia. «He querido devolverle a Valencia lo que para mi significó cuando llegué aquí. Y este agradecimiento ha llegado haciendo esta traducción. Se podría decir que es la gran epopeya de mi vida», bromea mientras resalta que detrás de su trabajo existe también el esfuerzo de una plataforma que en el último año se ha dedicado a buscar financiación para que la obra ya pueda ser adquirida por los interesados.

«Como coleccionista, yo quería tener una pieza única. Y esta lo es», confiesa Moya Casado. Ahora, todos aquello que lo deseen pueden acceder a esta obra cumbre traducida, según sus impulsores, por primera vez al valenciano. Y obtener un volumen casi exclusivo, validado incluso por un notario.

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