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El Soro, en plena faena de campo. Arriba, junto al ganadero de El Puig Rafa Azor.
El Soro, un Rocky Balboa en la sierra

El Soro, un Rocky Balboa en la sierra

Vive a la espera de la última oportunidad, acompañado de su discípulo Cristian Climent y sumergido en los ambientes rurales de la sierra de Aracena

PPLL

Sábado, 20 de febrero 2016, 23:44

El ambiente familiar y rutinario no siempre es el escenario adecuado para preparar los grandes desafíos que exigen concentración máxima. Ni donde mejor se lidian las tentaciones de una vida muelle. Los deportistas lo hacen desde siempre. Los toreros, que también tienen una fuerte exigencia física y mental, no escapan a esa necesidad y se concentran cada vez más en busca de una vida sana y casi ermitaña que les proporcione fondo físico y mentalización. Es el caso de El Soro y su poderdante Cristian Climent, que han encontrado el espacio y el ambiente adecuado en la sevillana finca Las Hidalgas, del ganadero de El Puig Rafael Azor, donde han establecido su cuartel general.

«Estoy feliz y en lo que me gusta», asegura El Soro a LAS PROVINCIAS sobre su estado emocional antes de extenderse al estado físico al que los toreros tanta importancia dan hoy día. «Cristian está como un toro y yo muy bien, dentro de lo que soy, muy bien». Me cuenta que vive en torero, que encadena un tentadero tras otro. La víspera de esta charla tenía previsto ir a Zahariche, donde pasta la vacada de los legendarios miuras, así que a mi interés de periodista se le añadía la curiosidad de aficionado: saber cómo habían estado los toreros y también cómo habían salido las vacas que tratándose de esta divisa siempre tiene su aquel.

«Se ha tenido que suspender», me adelanta el matador. «El viento hacía imposible torear y los ganaderos me han dicho que era mejor dejarlo para otra ocasión, ha sido una pena porque ya sabes que pese a la fama de esa ganadería las vacas se dejan torear muy bien», añade antes de adelantarme que en el programa de preparación tienen entre otros muchos tentaderos uno en casa de Victorino los próximos días, donde además tiene previsto estoquear un toro al igual que Cristian, y ante mi asombro -¡Hombre Vicente! ¿No te puedes buscar citas más aliviadas?...- me matiza que los toros no serán del encaste de los albaserradas sino de la otra ganadería de Victorino, la del encaste Urcola, que son mucho más amables con los toreros por decirlo de forma coloquial.

-Eso sale muy bueno. Os contaré.

El tiempo de escribir este reportaje dio para ir a torear los toros buenos de Victorino y a contarme el resultado. Tenía yo razón, no fueron nada amables.

El grupo de entrenamiento lo forman el propio Soro, Cristian Climent y el picador de la familia, Jaime Soro, además de otros amigos y componentes de su cuadrilla que se suman puntualmente. Se puede decir que han viajado de l'Horta Nord a la sierra de Aracena sin dejar de hablar en su lengua vernácula ni sentirse en tierra extraña. Son dos toreros valencianos preparando la gran cita taurina de Fallas como en los mejores tiempos del diestro de Foios. Para uno se trata de un reto, seguir en activo cuando las prescripciones médicas y la lógica más elemental invitan a todo lo contrario; el otro, el joven Cristian, se enfrenta a una oportunidad clave en su carrera, triunfar en Fallas frente a la crítica nacional y las cámaras de televisión en directo sería un gran trampolín a la fama.

El tercer hombre

El tercer personaje de la historia es el joven ganadero Rafael Azor, miembro de una reconocida familia de constructores de El Puig, que llevado por su afición al toro compró al matador Emilio Muñoz dos fincas de dehesa, Las Hidalgas y El Gardón, en total ochocientas hectáreas que reunió bajo una misma linde en Castillo de las Guardas. Situadas en un paraje de gran belleza y mucho valor ganadero y cinegético, Rafa como le conocen en su tierra, cría en sus cercados toros bravos del encaste domecq, tras adquirir las ganaderías del maestro Muñoz y Joaquín Barral, que actualmente hierra con la marca JB de este último y la A de Azor y figura entre las ganaderías más apetecidas por los toreros que se disputan sus tentaderos.

«Se puede decir que tengo dos líneas, Barral y Guateles. He seleccionado mucho y reducido el número de vientres para adaptarme al mercado y para dejar sólo lo más selecto», dice el ganadero. La prueba de que está en el buen camino son la nota tan alta que merecen las becerras en los tentaderos y los éxitos cosechados últimamente en las plazas donde ha lidiado novilladas. Cosos como Valencia y Sevilla han visto anunciado su nombre en las últimas temporadas y para esta tiene comprometida ya una novillada en El Puerto de Santa María.

El Soro y su equipo ocupan una cortijada apartada de la casa principal aunque dentro de la misma linde, conocida como Fuenteladrillo. La jornada cuando no hay tentadero, asegura Soro, es extenuante, en torno a las diez horas diarias.

-Hacemos toreo de salón, banderilleamos, hacemos gimnasia elíptica, musculación, elasticidad. nunca menos de diez horas. Más que una peonada. El éxito tiene mucho trabajo detrás. A mí me educaron en esa filosofía y es lo que trato de inculcarle a Cristian.

A diferencia de lo que ocurre en los sofisticados centros de preparación de los atletas de élite, los planes de trabajo en Las Hidalgas cuentan con medios más elementales, más rústicos, pero muy sanos. Bajan y suben montes, dan de comer a los ganados, limpian la plaza, arrastran pesadas ruedas, viven revestidos de pesados chalecos de plomo y mantienen, especialmente El Soro, un riguroso régimen alimenticio.

«Para evitar las tentaciones me esconden la comida», me cuenta medio en broma medio en serio, aunque siempre me temo, encuentra algún resquicio por el que darse alguna alegría gastronómica. «He perdido cinco kilos», remacha ante mi duda. Y ante las dudas que le planteo de que pese a su voluntad puede no estar haciendo la puesta a punto correcta, asegura que siguen un estricto plan de trabajo que un preparador le envía desde Valencia.

Salvando unos compromisos previos con peñas y asociaciones que le reclaman para dar charlas, de Las Hidalgas saldrá para torear en Valencia, donde está anunciado el día 16 de marzo con toros de Niño de la Capea, alternando con los también valencianos Román y Jesús Duque. «Me encanta el cartel. Va a salir todo bien y se verá lo mucho que me quiere la afición. Habrá una gran entrada». Para la nueva temporada se ha encargado dos vestidos de torear, un azul noche y lo que tradicionalmente se denominaba un burdeos que él quiere llamar un utiel y oro. «Valen una fortuna pero el artista tiene que vestir el cargo y llenar el escenario. Los del año pasado y estos los quiero guardar, dado que apenas me quedan recuerdos de mi primera etapa».

Sobre la hipotética actuación en Sevilla de la mano de Morante que anunció hace unos meses, aseguró a LAS PROVINCIAS que finalmente no ha podido ser. «José Antonio me dijo que había encontrado dificultades por parte de otros compañeros y que había desistido de la idea. Lo siento», concluyó. Y respecto al resto de la temporada dice que sólo aceptará las ofertas que vengan con garantía. «Lo que venga por derecho. Si no hay categoría y dinero me quedo en casa».

Y se despidió a su estilo.

-Pepe, tot marxa, tot està en ordre. Estic feliç.

-M'alegre.

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