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El actor Carmelo Gómez, que interpreta a Pedro Crespo, el alcalde de Zalamea. :: damián torres
'El alcalde de Zalamea' imparte justicia en el teatro Principal

'El alcalde de Zalamea' imparte justicia en el teatro Principal

La obra de la Compañía Nacional, interpretada por el actor Carmelo Gómez, aterriza en Valencia tras ser vista por 75.000 espectadores

EFE

Jueves, 7 de abril 2016, 23:50

valencia. «Esta obra habla de la justicia, del hombre de principios, del honor, la fama y la dignidad», aseguró el actor Carmelo Gómez en referencia a 'El alcalde de Zalamea', el clásico de Calderón de la Barca que ayer aterrizó en el teatro Principal de Valencia y que estará en cartel hasta el domingo.

La Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) trae a la ciudad su exitosa versión de un espectáculo que según su directora, Helena Pimienta, ofrece una mirada actual de los conflictos humanos, la dignidad, el honor y la traición. Las entradas para las representaciones están casi todas agotadas. Además, 'El alcalde de Zalamea' cuenta con once nominaciones a los Premios Max de Teatro y ha sido vista por cerca de 75.000 espectadores.

Pimienta celebró ayer el éxito del montaje junto a los principales actores de la obra, Carmelo Gómez y Joaquín Notario (ambos nominados a los premios Max), y Nuria Gallardo, que la directora atribuyó a una serie de virtudes: «El título, su equipo y un texto (adaptado por Álvaro Tato) que conecta con el público». «No es una obra de individualidades sino un montaje en común que ofrece una mirada y perspectiva muy actual de los conflictos humanos, sobre la dignidad, la traición y el honor», señaló la directora, quien consideró además un orgullo defender el patrimonio dramatúrgico español.

Carmelo Gómez, que encarna a Pedro Crespo, el alcalde de Zalamea, vio en el personaje a un campesino como su padre, y la vida que tuvo en su infancia, «con madrugadas terribles, el calor, la siega y la era». También destacó la puesta en valor en la obra «de la vida de los hombres que viven pendientes de sus vecinos», que en estos tiempos no se da y que son consecuentes hasta el extremo de llegar a ser rígidos, lo que crea muchos problemas». A juicio del intérprete, el momento grande de la función se produce en el tercer acto, cuando Pedro Crespo es elegido alcalde, ya que «a partir de ahí la obra es otra y habla de la justicia, de la fama y la dignidad».

Crespo tiene que comportarse entonces como «un hombre de Estado», que toma decisiones en nombre de su pueblo, y los dos mundos empiezan a convivir y esto convierte la función en muy moderna, señaló.

Gómez puso de relieve la ambivalencia de su personaje, «cómo tiene que luchar consigo mismo», y al que a su juicio solo le falta un monólogo estilo Shakespeare que dé al público la oportunidad de tomar una decisión sobre lo que ocurre. Aseguró sentirse muy a gusto en el papel de Crespo, «con la dramaturgia en estado puro», con los temas que se tratan, y consideró que «en estos momentos en que estamos tratando de negociar y nadie negocia es un momento ideal para que esta función sea completamente contemporánea».

Para Joaquín Notario, que encarna el papel de don Lope de Figueroa, la obra habla también sobre «las ganas de paz» del pueblo, después de una gran crisis. Los actores, señaló Notario, «nos dejamos la vida porque representamos a los más de 40 millones de españoles, y gracias a ellos existe el teatro». Finalmente, animó a los políticos a ir más al teatro y a «ilustrarse mucho más».

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