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Kyle Thomson
¿Puede el 'selfie' ser un arte'?

¿Puede el 'selfie' ser un arte'?

El Metropolitan de Nueva York no tiene dudas: lo es. Y no es cosa de la actualidad ya que fue objeto de atención por los clásicos

BEGOÑA MARTÍNEZ

Viernes, 15 de abril 2016, 20:26

El autorretrato, otrora la expresión íntima, creativa y a menudo mordaz de artistas como Vincent van Gogh, Gustave Courbet y Max Beck- mann, se ha convertido en el básico imprescindible: el selfie. Y no sólo es la última tendencia para poder ser el perfecto hipster de manual o no quedarse atrás en los ya inevitables Instagram, Twitter o Facebook, sino que, también ¿puede empezar a considerarse un arte serio?

Para el Metropolitan de Nueva York, sí. Sin ningún género de dudas. De hecho, el fenómeno selfie -y, naturalmente, no al nivel de popularidad de hoy en día, gracias, en particular, a las redes sociales- fue tratado por clásicos de la fotografía, hace ya décadas, antes de que el selfie fuera selfie. En la actualidad, nuevos artistas trabajan el tema con la ayuda de las tecnologías cada vez más punteras que tienen a su alcance, para hacer evolucionar el autorretrato con resultados sorprendentes e impresionantes y que poco tienen que ver con los primeros ejemplos. Sí, se trata de fotógrafos tanto clásicos como noveles, que pertenecen a distintas épocas y utilizan distintas técnicas, pero que, sin embargo, comparten un objetivo común: ponerse delante de la cámara para mostrarnos parte de su mundo interior.

La palabra selfie se convirtió en los últimos años en vocablo tan popular que el Oxford English Dictionary la incorporó oficialmente en 2013, tras la autofoto de Ellen Degeneres en la gala de los Oscar y en pleno auge de los autorretratos digitales. En ese mismo año, fue proclamada palabra del año en Reino Unido.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española todavía no lo tiene registrado. Pedro Álvarez de Miranda, académico director de la 23ª edición del DRAE, en una entrevista comenta que todavía es pronto para introducir la palabra: «En un coloquio un señor muy enfadado con la palabra selfie me decía que teníamos que adoptar la palabra autofoto. Pues muy bien, a ver quién es el que consigue que autofoto sea la que triunfe. Ni la Academia ni nadie puede gobernar los usos léxicos de 400 y pico millones de personas. Y selfie no ha habido tiempo ni de considerarla ()».

Primer 'selfie' de grupo

Muchos consideran el primer selfie de la historia -al menos en lo que se refiere a una imagen de grupo- una fotografía tomada en diciembre de 1920 en la terraza del estudio fotográfico Marceau, en Nueva York. El selfie muestra a cinco fotógrafos de la empresa Byron que, en ese momento, no imaginaban que estaban retratando un momento histórico. Entre los protagonistas se encuentra el fundador de la compañía, Joseph Byron, que sostiene la cámara con su mano derecha, y Ben Falk, que la sujeta con su mano izquierda. Además de este selfie, hay otra foto, en el Museo de la Ciudad de Nueva York, que muestra el instante desde otro ángulo y se puede ver cómo los fotógrafos sujetan la cámara para inmortalizar el origen de los selfies.

Otros, sin embargo, creen que a pesar de que la proliferación desenfrenada de la técnica es muy reciente, la autofoto o selfie en sí está lejos de ser un fenómeno estrictamente moderno, y consideran a Robert Cornelius, un químico de Philadelphia entusiasta de la fotografía, como al autor en 1839 del primer autorretrato en instantánea que se conoce. De hecho, el autorretrato es sorprendentemente común en los primeros días de la fotografía, cuando era a menudo más conveniente para el fotógrafo la experimentación actuando él mismo como modelo.

Entre los clásicos, Vivian Maier era muy aficionada a autorretratarse. Su interés era, sobre todo, documentar la realidad y en sus fotografías ella aparece como testigo de la misma. Otro clásico es Francesca Woodman, protagonista de muchos de sus retratos. Feminista, luchó para que la mujer no fuera vista como una simple ama de casa a través de sus fotografías, que rompían con todo lo establecido hasta el momento. El estadounidense Lee Friedlander también aparece como testigo en muchas de sus fotografías de paisajes y calles norteamericanas; pero, curiosamente, no siempre muestra su cara delante de la cámara, sino, a menudo, su sombra. En el mismo estilo tenemos a Lewis Hine o, incluso a Stieglitz. ¿Estamos, como se pregunta Bonet, ante una futura moda para Instagram?

Ilse Bing y su foto delante de un espejo para mostrar quién había detrás de las imágenes que tomaba con su Leica de 35 mm. demuestra, también, que los selfies no se inventaron con la aparición de Internet. Como Sally Mann, otro clásico. Mann, tras un accidente de caballo que la obligó a permanecer en casa, se inició en los autorretratos que muestran diferentes partes de su cuerpo. A nivel más actual tenemos a Stephen Shore, con sus fotografías, que acabaron convirtiéndose en un diario de su vida. Sus imágenes pueden parecer inexpresivas, no hay escenas espectaculares ni grandes modelos pero consiguen su propósito: comunicar «un punto de vista, un estado emocional o un estado mental», como citan en lamonomagazine.com.

Los autorretratos surrealistas del joven estadounidense Kyle Thompson nos cuentan su historia creando mundos apartados de la realidad para representar conceptos. La madrileña Rebeca Carpintero, Rebeca Cygnus, busca un punto de unión entre las imágenes y las palabras. Sus autorretratos se caracterizan por el aura misteriosa que los envuelve y la baja luz que utiliza para crear desconcierto en el espectador y conseguir que se sumerja en la escena. Las fotografías de esta artista, dicen en lamonomagazine, «son el reflejo de todo lo que se le pasa por su mente, la nostalgia, la melancolía y la soledad; y nos muestran situaciones entre la ficción y la realidad».

Tras este recorrido por algunos de los fotógrafos más apreciados y otros más actuales, ¿se puede concluir que el selfie es un arte? La National #Selfie Portrait Gallery, deja clara su opinión: sí. «El selfie es un lenguaje creado por las personas que hacen un selfie tras otro todos los días», afirma la co-comisaria de la galería, Kyle Chayka. «Queremos ver lo que los artistas hacen con esa lengua vernácula».

«Si tú te sacas un selfie en un Starbucks, tú no estás creando una obra de arte, pero sí estás participando en un fenómeno estético y cultural visual» dijo Chayka a Newsweek. Con motivo de una exposición sobre los selfies celebrada en su galería, lo dejó claro: «Queríamos traer ese fenómeno de masas a un contexto artístico, tener artistas creando selfies porque son arte, ya que tienen la intención de serlo desde el principio». Y continúa: «El selfie es visto como un fenómeno generalizado, populista, por lo que quería presentar artistas con el reto de trabajar en este formato restrictivo».

Hoy en día, el selfie es parte de un mundo en el que nosotros mismos articulamos cuidadosamente versiones de lo que elegimos ser en un día cualquiera, en cualquier momento dado. El selfie es la máxima representación, la forma en que queremos que el mundo nos vea ahora. Y esa coreografía es en sí misma una forma de arte, sin duda.

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