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Miquel Navarro, delante de 'Figuras para la batalla', ayer, en el Veles e Vents. :: pablo mammana

La cultura se alía con el Veles e Vents

El inmueble de la Marina, que incluye la oferta gastronómica de La Sucursal, acogerá conciertos de artistas locales y microteatro

CARMEN VELASCO

Martes, 14 de junio 2016, 23:55

El Veles e Ventes, el edificio más icónico de la Valencia contemporánea, el Veles e Vents y de los prestigiosos arquitectos David Chipperfield y Fermín Vázquez, inicia una nueva singladura. Un rumbo en el que quiere mantener un idilio con los vecinos, tanto los de los distritos marítimos como los del resto de los barrios de la ciudad; y con los turistas, para quienes la Marina ha de ser destino obligado.

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La aventura de reposicionar el Veles e Vents en la oferta de ocio de la ciudad y en la ruta de los turistas es el ambicioso proyecto de la multinacional Heineken y la empresa valenciana Grupo La Sucursal.

El Veles e Vents, desde hoy, ofrece cultura y gastronomía para lograr romper inercias, es decir, para atraer al ciudadano. Inaugura la oferta artística Miquel Navarro, quien expone su monumental escultura 'Figuras para la batalla', una revisión contemporánea de los guerreros de Xi'an en piezas de aluminio. Es una pieza inédita que sólo se podrá observar en la Marina, remarcó ayer Pablo Mazo, director regional de Relaciones Institucionales de Heineken España. El escultor de Mislata, que próximamente expondrá en Portugal y ultima una exposición en la galería Shiras de Valencia, dijo sentirse satisfecho por estrenar el espacio cultural del nuevo rumbo del edificio.

Los responsables del proyecto de Veles e Vents están en negociaciones con Berklee College of Music de Valencia para que la prestigiosa escuela realice actividades en el edificio y tampoco se descarta colaborar con el Teatre El Musical. «Primero hay que enamorar al vecino y luego al señor de Alemania», aseveró Javier de Andrés, responsable del Grupo La Sucursal.

Estar implicado con el entorno es, según los promotores del proyecto, básico para la supervivencia del proyecto. El Veles e Vents nace abierto a los poblados marítimos: se ha programado una exposición fotográfica sobre los residentes de barriada El Clot a cargo de Jorge Muñoz).

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El programa cultural se completa con conciertos de artistas locales y emergentes, microteatro, danza y un club de jazz, que dispondrán de un espacio de 1.000 metros cuadrados bautizado como 'Amstel Art'. El proyecto no tiene un gestor cultural propio sino que delega esta competencia en la empresa Mundo Senti2.

Estas señales de cambio servirán para «romper la idea de que la Marina es un espacio reservado y cerrado, porque es un emplazamiento público y abierto a todos», resaltó Vicent Llorens, director general del Consorcio de Valencia 2007.

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Cocina frente al mar

El responsable de Grupo La Sucursal desmenuzó la oferta gastronómica del Veles e Vents. En la planta de acceso se ubica el restaurante 'La Marítima', que se abastecerá de materias primas valencianas y de temporada. Su cocina en arroces se basará «en la innovación que respeta la tradición». Como «cocinera residente», bromeó De Andrés, estará Loles Salvador, madre de la saga de los De Andrés.

En la primera planta, la cervecería Malabar aspira a convertirse en un punto de encuentro tanto para el ocio e intercambio de ideas en industrias creativas e innovadoras. Su cocina permanecerá abierta toda la jornada e incorporará desde el clásico 'esmorzaret' a desayunos continentales, tapas de autor, repostería, bocadillos y menús.

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En la tercera planta se instalará La Sucursal, tras abandonar el IVAM, como avanzó LAS PROVINCIAS. En este restaurante la cocina creativa y la vanguardia culinaria del chef Jorge de Andrés será marca de la casa.

En el apartado formativo, el edifico albergará algunas prácticas del primer Grado en Ciencias Gastronómicas de la Universitat de València y la Escuela de Hostelería de la Fundación Cruzcampo, con dos cursos de técnico y de gestión de establecimiento gastronómico.

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Si funciona el proyecto, Valencia dejará de ser «el caso raro», a juicio De Andrés, de la ciudad que vive de espaldas al mar. La iniciativa trasciende a lo gastronómico y a lo cultural. Es una apuesta por otro modelo de ciudad.

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