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REBECA RUIZ
Martes, 16 de agosto 2016, 20:13
Cuando las luces se apagan, el telón cae y los aplausos van desapareciendo lentamente, el artista se quita la piel del espectáculo y se mete en el papel de su propia vida. «Los comediantes son gente con dolor de muelas e hipotecas», explica Diego Fortea. Es el particular lastre del humorista: cargar con apariencias que después cuesta mucho quitarse de encima.
Fortea es el valenciano detrás de las cámaras de 'No es cosa de risa', un documental (dirigido junto a Jonathan Belles) en el que desgrana la faceta oculta del oficio y que todavía no tiene ni distribución ni fecha de estreno, pero sí caras conocidas. Al «viaje a las entrañas del espectáculo» que firma este joven cineasta se han subido artistas como Pablo Motos, Juan Echanove, Josema Yuste, Raquel Martos, Gracia Olayo, Santi Rodríguez, Terele Pávez, Carlos Latre o Moncho Borrajo.
«El documental trata sobre la comedia pero tiene mucho de drama». El cineasta buscaba «desmitificar al humorista» cuando se planteó la idea de 'No es cosa de risa'. En poco más de 30 minutos, el valenciano aborda el lado más desconocido de la profesión a través de los hilos que mantienen en tierra a los artistas. La popularidad, la relación con el público, la censura o el IVA cultural son algunos de los aspectos que desgrana la cinta.
Lo cierto es que, para encontrar el germen de este documental, habría que remontarse a 2015, cuando Fortea terminó el proyecto con el que cerraba su etapa en la carrera de Bellas Artes. El resultado fue «una carta de amor al humor» que acabó de escribir (rodar) en julio del año pasado. Pero hasta llegar al 'No es cosa de risa' que busca llenar salas de cine y festivales, todavía faltaban dos piezas en el puzzle que se cruzaron en el camino de Fortea hace escasos tres meses.
Youtube sirvió de lanzadera para aquella idea inicial. El tráiler que el joven cineasta publicó en la red para promocionar su trabajo llegó incluso hasta Bruselas. Desde allí le ficharon Jonathan Belles y Beatriz Heredia. Los dos valencianos son el motor de 451 prods, productora con un pie en el país belga y con otro en la capital del Turia. Ambos detectaron rápidamente en el proyecto un 'algo' (son incapaces de condensarlo en una palabra) que les llevó a apostar por 'No es cosa de risa'.
«Desvestir las apariencias no es malo, es como el niño que desmonta un juguete. Diego es ese niño», explica Heredia. Ella misma reitera la emoción que les contagió la idea desde el principio. Los productores se pusieron en contacto con Fortea a finales de mayo y, en cuestión de tres meses, ya estaba lista la «versión 2.0» en la que Belles participa también a nivel de realización y dirección, para pulir aspectos que a Fortea se le escaparon en la «versión Beta».
El empuje de la productora valenciana sirvió para sumar los nombres de Josema Yuste, Gracia Olayo, Terele Pávez y Raquel Martos al documental. La primera versión de 'No es cosa de risa' ya contaba con los testimonios de cinco artistas. Fortea logró las primeras entrevistas gracias a sus contactos en la radio (desde hace algunos años, aspira a convertirse en locutor). Poco a poco logró abrirse las puertas del teatro Talía y del Olympia para rodar gran parte de las escenas de la cinta, hasta llegar a las del plató de 'El Hormiguero'.
Para Fortea, que Pablo Motos pudiera estar en 'No es cosa de risa' era casi como una condición 'sine qua non'. El periodista de Requena es un referente para el cineasta (ambos comparten localidad natal también). Así que un día decidió «plantarse en la puerta del programa». El director del documental bromea: «Las entrevistas hay que perseguirlas». Sólo así se consiguen arrancar también las mejores confesiones para plasmarlas en un puñado de fotogramas, tal y como ocurrió con Carlos Latre: «El público me ha hecho más fuerte. El público me ha hecho más perseverante».
Aunque el tándem Fortea-Belles-Heredia se muestra más que entusiasmado con el proyecto, 'No es cosa de risa' apenas acaba de arrancar. 451 prods está buscando festivales en los que proyectar la cinta y no descarta incluso la posibilidad de exhibirse en cines o emitirse en alguna cadena de televisión. «Sería interesante por el debate de la censura que aparece en el documental», indica Belles con una media sonrisa.
Para una persona que aspira a convertirse en alguien en el mundo del espectáculo (la carrera de Bellas Artes abre más puertas y más «salidas» de las que comunmente se le conocen) como es Diego Fortea, el documental ha resultado ser una suerte de catarsis. «Ha buscado a sus verdaderos maestros», detalla Heredia. «Un espejo» en el que poder mirarse y reflexionar antes de echar a andar, pero no para volver atrás. «En la radio cabe todo y yo me quedo con el consejo de Echanove que habla sobre lo necesario de abrazar la incertidumbre», apostilla el cineasta valenciano.
En realidad, 'No es cosa de risa' lleva al espectador a una conclusión más general, la de que un país «no es nada sin sus cómicos». «No nos damos cuenta de que ellos se encargan de realizar una labor social», apunta la productora. Sólo cuando baja el telón, se apagan los focos y terminan los aplausos, se puede empezar a «buscar el alma» de nuestros humoristas.
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