M. LABASTIDA/C. VELASCO
Sábado, 15 de octubre 2016, 21:57
Sorolla genera titulares, inspira buenas críticas y provoca largas colas a la salida de los museos. Son tres escenarios en los que cualquier presidente se encuentra a gusto. Y además asociados a algo cultural, muy valenciano, y popular. La combinación perfecta. No ha habido en los últimos años legislatura en que el pintor valenciano no haya protagonizado alguna cita cultural importante en Valencia.
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Y Puig también quiere la suya. La Generalitat informaba esta semana que el presidente ha coordinado la puesta en marcha de una serie de medidas para fomentar la cooperación cultural entre la Comunitat Valenciana y Cuba. De su viaje regresa con un acuerdo con el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba para que ceda la colección de 32 pinturas del valenciano Joaquín Sorolla que alberga, y que protagonizarán una exposición, como la que se organizó en los años ochenta en lo que es hoy el Centro Cultural Bancaja.
Sorolla vuelve a colarse en la agenda. El artista no entiende de ideologías. Todos los gobiernos, sean del color que sean, lo pretenden. Todos quieren marcarse el tanto de reivindicar a un autor que nunca parece suficientemente reivindicado.
En los últimos años no ha habido presidente en la Comunitat que no haya hecho su anuncio relacionado con este pintor. Fue en la época de Camps cuando la celebridad de este artista alcanzó nuevas cotas con la exhibición en España de los paneles que pintó para la Hispanic Society de Nueva York. Viajaron a Sevilla, Bilbao, Madrid... y Valencia, por supuesto. En la plaza Tetuán las filas de visitantes se repetían cada día para contemplar las 'Visión de España'.
Previamente Camps había soñado con un gran museo Sorolla. En abril de 2007 anunció como compromiso electoral la creación de un Centro Internacional Sorolla en el que se concentrarían todas las piezas y objetos del pintor que permanecían en manos de instituciones valencianas. Aseguró en una rueda de prensa que la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Valencia se habían aliado y pretendían llevarlo a cabo en el convento de San Vicente de la Roqueta de Valencia.
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La intención se comunicó durante el acto de recepción del cuadro de Sorolla 'Marina' que la firma Cemex donó a la Generalitat. Y la idea era trasladar a la nueva ubicación las piezas que se custodian en el Museo de Bellas Artes y en otros centros de la Comunitat. Nunca se llevó a cabo. Los vicentinos se opusieron a ese uso para el edificio y el Centro Internacional se quedó en una sala del Centro del Carmen.
Fabra pensó en nueva ubicación: el Centro Cultural Bancaja. La entidad bancaria asociada a este edificio había atravesado serias dificultades y Sorolla representaba un estupendo objetivo para retomar la actividad cultural en la sede de la plaza Tetuán. El expresidente nunca anunció la creación del museo Sorolla porque la noticia se adelantó en los medios. Y enseguida le salieron detractores, incluida la familia del propio pintor, que siempre ha defendido que su obra permaneciese en el museo de Bellas Artes. La Diputación y el Ayuntamiento tampoco se mostraron muy voluntarias a la hora de ceder las obras en su propiedad. Así que Fabra se quedó sin su gran evento relacionado con Sorolla.
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Se tuvo que conformar con una sala específica en el edificio del San Pío y con una exposición que se nutría de nuevo de la Hispanic de Nueva York. La componían 32 bocetos inéditos que Sorolla realizó como trabajo previo de 'Visión de España' y que fueron restaurados durante más de un año por un equipo técnico del departamento de obra gráfica y material del archivo de la Subdirección General de Conservación de Culturarts. Fabra se sumó el punto del compromiso de la Generalitat de proteger y divulgar la obra de Sorolla.
El amor por este pintor no es nuevo. El Centro del Carmen y el IVAM han acogido también grandes muestras en legislaturas anteriores. Ahora el turno es de Puig que desea que Valencia vuelva a recibir los lienzos que realizó entre 1890 y 1910 uno de sus principales embajadores artísticos. Sorolla no se acaba nunca y no hay presidente que no prometa sorollas para todos.
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