NOELIA CAMACHO FOTOGRAFÍAS DAMIÁN TORRES
Domingo, 14 de mayo 2017, 21:23
valencia. Son los cirujanos de las obras de arte. Las vigilan en una especie de Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en la que no están pendientes de constantes vitales pero sí de la temperatura, la humedad e, incluso, las plagas de insectos. También son investigadores y fotógrafos. Actúan de notarios para dar fe de que todo es correcto. Saben idiomas y se convierten en intérpretes para mostrar al público la importancia de lo que salvaguardan. Son muchas profesiones en una la de conservador y restaurador en centros artísticos.
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IVAM
El museo inaugura el jueves la exposición 'Carmela García. Imágenes de(l) poder - Cartografía de lo invisible'. Y antes
celebra la conversación entre la artista y Yolanda Peralta, conservadora de TEA de Tenerife.
Fundación Bancaja
El artista alemán Axel Hütte dialoga con el fotógrafo Juan Fabuel sobre arte y creación, con motivo del Día Internacional de los Museos. Además, el sábado, celebra también la Noche Europea de los Museos con visitas guiadas y la apertura de sus exposiciones hasta las 24 horas
Museo Bellas Artes
El centro ha preparado visitas guiadas a sus muestras, a los almacenes, conciertos y actuaciones de danza del 18 al 25 de mayo.
González Martí
Recitales, entrada gratuita durante toda la jornada y Noche de los Museos el sábado 20.
Con motivo del Día Internacional de los Museos, que se celebra el próximo jueves, LAS PROVINCIAS ha querido dar voz a los encargados de custodiar los fondos y las colecciones de las instituciones valencianas. Su trabajo, a veces silencioso, es necesario no sólo para la preservación de las piezas de arte, sino también para darlas a conocer.
Bien lo sabe el responsable de Conservación del Museo de Bellas Artes de Valencia, David Gimilio. Su trabajo en la institución, asegura, le reporta muchas satisfacciones. Una de las más significativas tuvo lugar hace apenas unos meses cuando la considerada como la segunda pinacoteca de España presentó una obra de Velázquez inédita hasta la fecha. «Pocos directores de museos y restauradores tienen una oportunidad como esta. Aunque nosotros sólo nos encargamos de preparar la 'cama', los aposentos, para que se instale la obra. Aún así, es una experiencia muy interesante para un profesional del arte», asegura Gimilio. Lleva desde el año 1996 en la Bellas Artes. «Sé poco de muchas cosas y mucho de pocas», bromea. Afirma que su tarea principal es la de «controlar el grueso de las colecciones». Como muchos expertos, aboga por lo que se denomina conservación preventiva. Pero en el Bellas Artes, que posee creaciones datadas desde el siglo XV, es complicado que no haya que intervenir en las piezas. Y en ellas, además, trabajan también técnicos del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración.
Considera que son como médicos. «Un cirujano decía que llegar a una operación es un fracaso de la medicina. En el arte, no es así. La restauración de una obra, siempre que se haga dentro de los parámetros adecuados, es necesaria para su preservación», argumenta. Y no duda en compartir sus conocimientos con muchos profesionales que acuden en busca de asesoramiento al museo. «Hace unas semanas, vino un trabajador de El Prado para obtener una información. Tratamos con él y le aportamos todos nuestros datos. Para ello, incluso, los actualizamos antes. Nunca paramos de aprender», afirma.
Por su parte, Inma Félez custodia los impresionantes fondos del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí de Valencia. Para ella, es necesario romper la imagen que se tiene del restaurador. «No es estar delante del caballete. Es más, es quizás lo que menos se haga. Se aboga por una conservación preventiva», coincide con Gimilio.
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Para mantener las obras de arte en su mejor estado, Félez confiesa que hace de todo. Lo primero, acceder diariamente al programa informático que controla los niveles de temperatura y humedad de las salas. Si algo ha ido mal, asevera, también hace de detective. «Debemos investigar qué ha pasado si alguna pieza se ha deteriorado», confiesa. También se convierte en notaria y compañera de viaje cuando algunos fondos del González Martí salen para cederse a otras exposiciones. «Hay que certificarlo todo. Tanto su estado previo como el posterior. Cerciorarnos de que no le ha ocurrido nada durante el trayecto.
Por sus manos pasan desde piezas de joyería, cuadros, indumentaria o mobiliario. Eso le obliga a diversificarse. «Somos multitarea», bromea. Pero no se esconde a la hora de asegurar que faltan medios en los museos para las tareas de restauración y conservación. También especialistas y ayuda de técnicos. «Necesitamos comprar un microscopio. Y deberíamos contar con el asesoramiento de expertos, por ejemplo, en lentes y óptica», dice.
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En el IVAM, afirma el conservador Isidre Sabater, también se podrían mejorar los almacenes y diferenciar los espacios por disciplinas. Pero eso no le impide trabajar desde hace cerca de 18 años en la institución. Asegura que hay ciertas leyendas sobre el arte contemporáneo. «Como es actual, parece que no necesite cuidados. Y no es así. Al ser creaciones vanguardistas, en las que ha primado más la experimentación que la calidad de los productos. Y, por ello, hay que estar muy pendiente», revela. Siente pasión por su oficio. Tanto que, asevera, también colaboran en la instalación de exposiciones, enmarcan obras... Todo lo necesario para mantener y prestar la colección. «Al final, todo forma parte del trabajo, somos como médicos», reitera. Unos sanitarios que se encargan de elaborar el DNI de las obras, es decir, de lo que se denomina el informe de condición de las piezas. Ahí anota todo lo referente al estado de cada cuadro, escultura, grabado o dibujo.
Hablar del conservador Vicente Ripollés es hacerlo del encargado de capitanear uno de los hitos artísticos de la Comunitat: la rehabilitación de los paneles que Joaquín Sorolla pintó para la Hispanic Society de Nueva York. Ripollés lleva desde la década de los 80 trabajando en los almacenes que guardan la extensa colección de la Fundación Bancaja. Muchos lunes, pasea por las salas de la entidad donde se instalan algunas de estas piezas. Es otro defensor de la conservación preventiva y un profesional capaz de trabajar tanto en un Pinazo como en creaciones de Equipo Crónica.
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Curan, reparan y observan. Redactan informes y firman documentos. Son médicos de la pintura, la escultura o la fotografía. Guardianes de vasijas, joyas y muebles. Custodiadores de la historia. Porque ellos, los vigilantes de la creación, tienen una importantes y, a veces, «silenciosa» responsabilidad: salvaguardar el arte.
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