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Cristian Reino
Barcelona
Miércoles, 26 de abril 2023, 17:46
Víctor Galindo ha sido absuelto de los delitos de acoso, amenazas y quebrantamiento de medida cautelar contra la artista valenciana Paula Bonet. La magistrada del juzgado de lo penal 10 de Barcelona ha aplicado la eximente completa de alteración psíquica a Galindo, al que impone, por el delito de coacciones, la prohibición de aproximarse a Bonet a 500 metros, así como la prohibición de comunicarse con ella por cualquier miedo. Y establece además una medida de seguridad contra el acusado de tratamiento interno en un centro adecuado a su trastorno por un tiempo de cuatro años. El fiscal y la acusación particular pedían penas de prisión.
Según el fallo, aunque Bonet sufriera el acoso y las amenazas, el acusado no es responsable penalmente pues padece un «trastorno patológico», una «enfermedad mental diagnosticada como delirio erotomanía capsulado, que condicionaba por completo su voluntad». «Vivía una realidad paralela que invadía su pensamiento y su comportamiento, hasta límites irracionales, imposibilitándole para actuar de acuerdo con una comprensión normal. Esta enfermedad no tiene cura, y puede encontrarse controlada mediante el oportuno tratamiento y medicación», señala el fallo.
Sin conocer de nada a Paula Bonet, el acusado se presentaba en el local en el que desarrollaba su trabajo como escritora, pintora e ilustradora, en Barcelona. Permanecía en la zona de la entrada o en las inmediaciones durante horas. En una ocasión, golpeó reiteradamente el cristal de la puerta de la entrada, preguntando por la artista valenciana con insistencia, levantando y bajando la persiana y pegando los labios y manos al cristal, dándole besos. Una alumna de la víctima grabó lo ocurrido. Permaneció varias horas en la calle de forma persistente hasta que llegaron los Mossos.
La sentencia señala que Bonet vio alterada no sólo su estabilidad emocional, sino su actividad laboral y tuvo que anular algunos eventos públicos. Como consecuencia de todo, inició tratamiento psicológico por sintomatología ansiosa. La víctima decidió cambiar sus hábitos de trabajo. Limitó el acceso a su taller y dio indicaciones a sus alumnas de que mantuvieran el local cerrado en todo momento y dejó un bote de gas pimienta junto a la entrada. También cambió sus hábitos de desplazamiento: dejó de ir a pie, tomó más taxis, alquiló una plaza de aparcamiento y asumió actitudes de hipervigilancia cuando andaba por la calle.
El caso ha dado unas cuentas vueltas ya en los tribunales. El pasado mes de marzo, la Audiencia de Barcelona anuló la primera sentencia de esta causa. Los jueces concluyeron que el fallo no argumentaba debidamente las eximentes de alteración psíquica.Y obligó a repetir la sentencia. Además, del internamiento en un psiquiátrico, la sentencia del juzgado número 10 impuso en un primer momento al acusado a más de un año de libertad vigilada, tratamiento psiquiátrico externo y 5 años sin aproximarse a la víctima.
La sentencia dio por probado el acoso por el hostigamiento durante tres años con su presencia en el taller, actos públicos y presentaciones, también a través de las redes sociales; amenazas de violación, descuartizamiento y muerte y quebrantamiento continuado de medidas cautelares. La artista decidió retirarse de la esfera pública en junio del 2022 tras la salida en libertad del acusado.
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