EP / A. RALLO
VALENCIA.
Viernes, 13 de diciembre 2019, 00:46
El juicio del Palau de les Arts prosiguió ayer con las declaraciones de dos acusados por las irregularidades en el coliseo. La Audiencia ha permitido que los procesados declaren después de que los testigos ofrezcan su versión. Uno de los comparecientes fue el presidente de la empresa Patrocini, el abogado José Antonio Noguera, quien no dudó en apuntar al expresidente de la Generalitat Francisco Camps y a la intendente Helga Schmidt, quien falleció meses antes del comienzo de la vista. Noguera era el abogado de la que fue máxima responsable de la institución. El tribunal juzga la creación de una empresa externa para captar sponsors para el Palau pese a que ya existía un departamento interno para este cometido.
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Noguera atribuyó a Francisco Camps y a la exintendente Helga Schmidt la idea de crear una sociedad de captación de patrocinios, y lamentó que al final se convirtieran en «comisionistas» cuando lo que querían era generar un proyecto cultural «que implicara a toda la sociedad valenciana».
La idea de crear Patrocini surgió en una reunión con Schmidt y Camps: «Me dijeron que estaban buscando externalizar la captación de patrocinadores. Esto ocurre en 2007 y al cabo de varias reuniones me propusieron formar parte de la sociedad junto a otras personas con capacidad», recordó al tribunal. Entonces «se creyó conveniente» que Schmidt formara también parte de la sociedad, al igual que el expresidente del Consell Jurídic Consultiu (CJC) Vicente Garrido, porque «se entendía que era una manera de ligar nuestra actividad con la del Palau, a nivel de transparencia, de que fuéramos todos unidos en una misma línea, para crear sinergias»,
«No nos planteamos -añadió- que hubiera una incorrección técnica o jurídica». Schmidt no podía compaginar su cargo con el de consejera de la firma. Respecto a los contratos, manifestó que venían redactados desde la Conselleria de Cultura, cuando la titular era Trini Miró. No se preguntó acerca de la ausencia de concurso. Entendió que la fundación era «privada» y esto no le suscitó «ninguna duda».
Posteriormente, les indicaron que la gestión de los patrocinios tendría que regresar a Les Arts. Se opusieron, pero fue inútil. «Insistieron en que nos fuéramos y que nos centráramos en Viva Europa», el certamen de música que organizaron durante tres años. «Cambiaron de criterio cada cierto tiempo. Nos quitaron la gestión de los patrocinadores y nos convertimos en puros comisionistas de conseguir una financiación adicional para el Palau y nosotros no estábamos para eso. Y al final tuvimos que cobrarles. Pensábamos que era conveniente que eso lo hiciera otro, yo tengo mi profesión y mi empresa. No estábamos de acuerdo en tener una mercantil cuyo único objetivo era meramente económico».
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El testimonio de Ernesto Moreno, el responsable de Administración del Palau de les Arts, abrió precisamente la jornada. Un resumen de su comparecencia permite extraer una clara conclusión: descarga toda la responsabilidad en la intendente Helga Schmidt. Respecto al festival Viva Europa, indicó que el presupuesto (300.000 euros) formaba parte de los cálculos orientativos que hacía la intendente. «No había presupuesto de nada relacionado con la actividad artística. Lo presentaba al Patronato y si se lo aprobaban... Pero eran cifras globales». Y, de nuevo, apuntó a su superiora: «La intendente siempre habló de que esto era un acuerdo que había tratado con la vicepresidencia de la Generalitat y eran ellos los que iban a aportar ese dinero». En todo momento, subrayó que los contratos investigados no salían a concurso porque «así lo decidía la intendente».
Por último, el fiscal le interrogó acerca de las contrataciones a la empresa Radcliffe, dirigida por Pablo Broseta. Numerosas sospechas se acumulan alrededor de esta adjudicación donde la firma del empresario, al parecer, se introdujo en la cadena de facturación sin aportar nada. Primero indicó que ese concurso fue diseñado por Colinas, el denunciante del caso. Negó ser amigo del dueño de la firma, aunque sí conocía a uno de sus hermanos. Aseguró que se siguió manteniendo a la misma imprenta que hacía los trabajos con anterioridad (La Imprenta) por exigencia del responsable de Dramaturgia, Justo Romero. Admitió que hubo problemas con la facturación, pero el coste aumentó porque se encargaron muchos más trabajos de impresión.
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