Las intervenciones en la mesa redonda han dejado claro que hay que acabar con los estereotipos que ya a través del lenguaje o de las actitudes de la sociedad, y dentro de los propios servicios de Emergencias, se escuchan u observan ante la presencia de agentes femeninos. Y es que todavía mujeres bomberas tienen que escuchar cuando llegan a un punto que reclama sus actuaciones frases como «¿Tú que eres la aguadera?» o también frases como «sólo me faltaba ver esto porque llevaba una motosierra», ha relatado Sonia Aroca, una mujer de 45 años mando de la unidad helitransportable de Bomberos que con poco más de veinte años decidió ser bombera brigadista y poco a poco fue alcanzando las metas que la han llevado a su actual situación.
La experiencia de Sonia la lleva a reconocer que la situación ha mejorado. Ese tipo de afirmaciones «afortunadamente cada vez son menos frecuentes». Pero todavía no se puede afirmar que están erradicadas. Tan lejos como ayer, relata, en el transcurso de unas clases de formación que imparte extrajo la sensación de ese manido «a mí no me va a mandar una mujer» porque en este ámbito «los bomberos estructurales son los que más problemas tienen». Son actitudes que «llegan de dentro», donde también «hay que seguir luchando»por la igualdad.
Sonia sigue adelante, como lo hacen otras compañeras suyas que conducen una autobomba, o aquellas que pilotan los helicópteros que transportan a los agentes, hombres o mujeres, cuando una intervención lo requiere. Está convencida de que en el territorio de las Emergencias «una mujer puede hacerlo todo. Incluso aporta una riqueza que no habría sólo con hombres».
En el contexto de la jornada, Gabriela Bravo ha animado a las mujeres a incorporarse a los servicios de emergencias y seguir el ejemplo de las profesionales «que han roto con los estereotipos y han superado prejuicios trabajando en un ámbito como es el de las emergencias, que tradicionalmente ha estado masculinizado». En declaraciones a LAS PROVINCIAS, la consellera ha apuntado que luchar por la igualdad «por supuesto que sigue siendo una emergencia». Y la razón por la que a su juicio esa es la situación se encuentra en que «no hemos conseguido una sociedad que garantice la presencia equilibrada en todos los ámbitos».
La iniciativa ha llegado por el Día de la Mujer organizado por la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias. En la mesa, además de la consellera han intervenido la inspectora Verónica Gómez, coordinadora de la Oficina de Denuncias y Asistencia a las Víctimas de Violencia de Género en Alicante; Mª José Crespo, jefa de sección en Planificación de Riesgos Naturales y Planificación Local en materia de emergencias, y Mª José Llorens, bombera forestal de la Generalitat.
Ha quedado dicho que las cifras están muy lejos de la realidad demográfica y social de la sociedad. Estas circunstancias han llevado a solicitar medidas valientes e innovadoras que incentiven la incorporación de la mujer y no frustren sus aspiraciones profesionales. En el caso de la unidad de Policía adscrita a la Generalitat, la incorporación de la mujer alcanza un 16%, mientras que en el servicio autonómico de bomberos y bomberas forestales supone el 8%. Unas cifras bajas en cuerpos de intervención que contrastan con la presencia mayoritaria en el Centro de Coordinación de Emergencias y en el 112, donde el número de plazas ocupadas por mujeres es mayoritario y ya supone alrededor del 70%.
Para Bravo, este diagnóstico demuestra que hay que impulsar más normas que favorezcan la presencia equilibrada de mujeres en sectores masculinizados, velar por el cumplimiento de la legislación y los planes de igualdad: «Como administración, nuestra misión es aplicar medidas de acción positiva para llegar a unos porcentajes más cercanos a la paridad en los cuerpos».
La Generalitat impulsa medidas como el recién aprobado plan de igualdad de la Societat Valenciana de Gestió Integral d'Emergències (SGISE), que articula medidas como la priorización de la mujer en la promoción y acceso a categorías en las que está infrarrepresentada, la eliminación de criterios discriminatorios o la posibilidad de trabajar a distancia hasta un 40% para facilitar la conciliación.