Aitana con sus bailarines durante el concierto en el Arenal Sound. Arenal Sound

Aitana nos une... y rompe a llorar

La cantante catalana se emociona en el Arenal Sound tras recordar que ese fue su primer festival antes de ser famosa y que después, los sueños se cumplen

Héctor Esteban

Valencia

Viernes, 2 de agosto 2024, 19:53

Esta semana, El País publicó una entrevista en el que La Zowi, una cantante de trap y música urbana de 31 años que lleva loca a media juventud, decía que a veces tenía tocs de madre, sobre todo por lo que le decía a su ... hija pequeña cuando preguntaba dónde estaba algo: «A que voy yo y lo encuentro». La Zowi, cuyo nombre real es Zoe Jeanneau Canto, sirvió la noche del jueves para desengrasar el exceso de azúcar entre Cali y el Dandee y Aitana en la primera jornada del Arenal Sound en la playa de Burriana.

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La Zowi, como siempre, no fue con medidas tintas, y desde un escenario secundario logró que el público adolescente tarareara de carrerilla aquello de «yo tengo un novio que me come el coño, que me dice sucierías y me agarra del moño». A partir de este momento, todo lo demás cabía en horario infantil.

Cali y el Dandee, que ya desesperan de tanto esperar -vivir de la misma canción toda la vida merece un trabajo fin de carrera- dieron paso a Aitana, benjamina de una de las ediciones de Operación Triunfo y una de las pocas que ha aprovechado el trampolín televisivo para hacer carrera. Los colombianos dieron la sensación de no saber ni dónde estaban porque no paraban de dar las gracias Burriana cuando en el descampado había representación de media España. Lo mejor, cuando uno de los dos, o Cali o el Dandee, sacó a su hija a que le cantaran el cumpleaños feliz por sus seis añitos.

El plato fuerte era Aitana. La catalana puede gustar o no, pero lo que es indudable es que lleva en agenda un buen espectáculo, con un excelente cuerpo de bailarines y con una coreografía que se ensaya frente al espejo del baño. Aitana se ha hecho mayor, y ya nadie «se incendia» por sus bailes sensuales, por sus convulsiones y sus golpes de pelvis sobre la tarima del escenario, movimientos que escandalizaron hace unos meses como si la catalana tuviera que ser siempre la Xuxa española. Aitana es látex negro, como el body que lució en el escenario, y que daba calor y calores. Lo dijo ella, que envuelta en la humedad del ambiente, apuntó que el atuendo no había sido el acertado. Agua y salitre.

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EFE
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La triunfita sacó a bailar a la última generación de OT en «Con las babys», que no es más que el clásico reciclado Saturday Nigth, temazo de los noventa en cualquier discoteca de verano y verbena que se precie. Movió cuerpo de 25 años recién cumplidos con Miamor y logró la unanimidad de todos los presentes. En unas de las esquinas de la zona vip, unos veinteañeros lucían músculo y bronceado con el torso desnudo ante la aparición de su diosa. Al lado, un grupo de féminas mayores -léase en torno a los casi cincuenta- seguían el rito marcado por los jovenzuelos, que se prestaron a que palparan su bíceps. «Aitana nos une», gritó uno para titular ese éxtasis de inocencia, látex y golpes de pelvis.

A pesar de que se ha hecho mayor, Aitana recordó en el escenario que su primer festival antes de entrar en Operación Triunfo fue el Arenal Sound, apuntó que lo disfrutaba con sus amigas, no entró en detalles del corazón y no terminó el concierto sin volver a recordar su paso por Burriana, dorándose como un pollo en una tienda de campaña y asegurando, como una coach de Instagram, que los sueños se cumplen. Y empezó a llorar, un poquito, pero a llorar porque... como decía aquel joven rebosantes de testosterona: Aitana nos une.

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