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No, no lo es. Ana Belén no es Angela Channing, aunque tenga un mayordomo oriental. Pero le faltan los viñedos y el halcón amaestrado. 'Traición' se despidió anoche de TVE después de 9 episodios y tras haber conseguido una audiencia estable de dos millones de espectadores. La serie, como era previsible, tuvo un giro final que dejó descolocados a los espectadores que esperaban que en este cierre se quedasen todos los cabos atados. No fue así, la ficción dejó tramas abiertas y abrió otras nuevas con vista a una segunda temporada. La cadena pública no ha anunciado todavía qué piensa hacer con esta ficción, que si bien no ha conseguido liderar en su franja horaria, sí ha logrado fidelizar a un número considerable de seguidores.
El peso de 'Traición' lo ha llevado Pilar del Riego, interpretada por Ana Belén, que regresaba a la tele para dar vida a esta especie de Angela Channing, que hace de todo para salvar a su familia. Era mala, malísima, y no ha escatimado en toda la temporada en frases lapidarias y miradas que matan para demostrar lo perversa que puede ser. Tanto que en ocasiones parecía una parodia. Y supongo que esto era algo totalmente intencionado. Sin pensar en lo grotesco un personaje de estas características no habría tenido sentido en pleno 2018. Porque Angela Channing fascinaba a a la audiencia en los años 80, cuando la sociedad estaba mucho menos avanzada y todavía se veía con admiración lo de la separación de clases y la ostentación del poder y la riqueza. El espectador sentía fascinación por el lujo desproporcionado, soñando con que alguna vez pudiera estar en una situación similar en la vida. Eran otros tiempos, éramos más ilusos.
'Traición' ha recuperado los ingredientes de las series de otros tiempos -malos de manual, líos de cama, desfalcos, crímenes- para enganchar al público. Y se los ha servido con los medios de hoy en día. En eso Bambú (la productora) nunca falla. Ahora bien, ¿qué puede aportar una serie de estas características a la tele de hoy en día? Entretenimiento, supongo, aunque el espectador está muy resabiado y la mayoría de giros de guión no le han sorprendido tanto. 'Traición' es un producto digno, pero terriblemente convencional para los tiempos de cambio que corren en la ficción, y más para una tele pública que debería apostar por un riesgo narrativo que desde luego no ha corrido esta producción. El problema de 'Traición' no es ella, sino el tiempo y la cadena en que se ha emitido.
Pese a todo, 'Traición' nos ha regalado una nueva matriarca mala malísima, que viene a rivalizar con Concha Velasco, que años atrás ya hizo un papel muy similar en 'Herederos'. 'Traición' hay que tomársela con humor, solo así. Y se nota que eso Ana Belén lo tenía claro desde el principio. Veremos cómo le va ahora entre rejas. Ups, espoiler.
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