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Ana Climent, en sus campos de La Granja de la Costera AMALIA YUSTA
Ana Climent: «El cacau de Collaret es la gran mentira para un valenciano»
Premios Emergentes

Ana Climent: «El cacau de Collaret es la gran mentira para un valenciano»

La agricultora, premio Emergente de LAS PROVINCIAS, recupera el cacahuete tradicional del terreno, con su padre, en Ca Climent

M. Hortelano

Valencia

Miércoles, 26 de junio 2024, 01:29

Ana Climent es periodista y profesional del marketing digital. Pero desde hace cuatro años ha añadido un nuevo oficio a su carta de presentación: el de joven agricultora. Desde los terrenos familiares, en La Granja de la Costera, cultiva cacahuetes con ADN valenciano con su padre, sin abandonar su trabajo en una agencia de comunicación. «Esta simbiosis me ayuda a entender mejor al consumidor final», dice. Ella misma fue víctima de lo que ahora considera «la gran mentira para los valencianos». Un día compró cacaos del collaret o del terreno en un supermercado y al comerlos vio en la etiqueta que ni eran del terreno, ni del collaret. La inmensa mayoría son de importación. De ahí su proyecto familar para recuperarlos, que la han convertido este año en Premio Emergente para LAS PROVINCIAS.

Eres mujer y joven, el doble estigma para un mundo tan complejo como el de la agricultura. ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?

–Estoy por arraigo, amor por la tierra y respeto por la profesión. Se ha denigrado la profesión de agricultora. En Bachillerato, hasta un profesor nos llegó a advertir de que si la clase no mejoraba el rendimiento «íbamos a acabar recogiendo naranjas». A ojos de la mayoría, una persona que se dedicaba a la agricultura se entendía que era porque no había encontrado otra opción mejor y era lo último a lo que recurrir. Esta profesión no es para todas las personas. Requiere de mucho esfuerzo, pero a la vez es de las profesiones más gratificantes cuando ves crecer el fruto.

–En casa recuperáis cacao del collaret, un variedad de cacahuetes que todo el mundo cree que come, pero que pocos consumen de verdad, porque casi no hay. ¿Por qué apostasteis por este producto?

–La idea surgió en 2020. Decidimos recuperar las variedades tradicionales de cacahuete valenciano (Collaret y Cacaua) que están en peligro de extinción y que en mi familia se cultivaban para autoconsumo año tras año. Las semillas que empleamos ya eran de mi bisabuelo. En pleno confinamiento me estaba comiendo unos cacahuetes «de collaret» comprados en el supermercado y noté un sabor diferente. Al mirar el origen en la etiqueta trasera vi que eran de Estados Unidos y ahí empecé a descubrir que prácticamente todo el cacahuete que consumimos actualmente es de importación a pesar de ser el segundo fruto seco más consumido en España. Después de esto, le dije a mi padre que teníamos que hacer una marca de cacahuetes. Mi madre pensó que estábamos locos.

–¿Te llama la atención que se te considere casi una heroína por recuperar una materia prima tan humilde como un cacao? ¿No crees que dice mucho de nosotros como sociedad que estas cosas nos asombren?

–Sinceramente, no lo había pensado así. Creo que llama la atención la labor de Ca Climent porque el «cacahuete Collaret o del terreno» es la gran mentira para un valenciano. La cara cuando conocen la verdad (que prácticamente todos son de importación y ya casi no se cultivan en Valencia) la compararía con la cara de cuando te desvelan lo de los Reyes Magos…La sociedad alejada del entorno rural no tiene culpa de no haberlo detectado, es muy complicado si no lo vives de cerca… pero una vez conocida la realidad, tienen todo el poder para revertir la situación y apostar por consumir los productos que nos otorgan una soberanía alimentaria y favorecen nuestro entorno.

–Trabajas en el campo con tu padre y formas parte de una generación de agricultores. ¿Cómo se lleva esa familiaridad?

–La estoy disfrutando muchísimo. Seguir los pasos de mi padre en el campo desde cerca para entender todos los procesos, interpretar si se pueden mejorar o actualizar algunos pasos con nuevas tecnologías... A él las plantas le hablan, a mí todavía me susurran. Siempre recuerdo que de pequeña me dijo, «tú fíjate y observa, que si aprendes, pase lo que pase siempre tendrás para comer». Eso me marcó mucho. Siento que nos tenemos un respeto mutuo muy grande y nos complementamos muy bien. Es trabajar en casa.

«La sociedad que está alejada del entorno rural no tiene la culpa de no haber detectado que el cacau que comen no es de aquí»

-Antes de empezar Ca Climent ya habías montado un proyecto en redes que se llamaba Fam, en el que dabas a conocer la temporalidad de los alimentos y montabas saraos rurales muy modernos. ¿Fue la semilla para lo que haces ahora?

-Nunca mejor dicho, la semilla de Ca Climent es FAM. FAM era un proyecto que acercaba la huerta a las personas urbanitas. Recién llegada a Valencia, cuando empecé a estudiar Periodismo, me di cuenta de que mis compañeros no sabían la temporalidad de las verduras, frutas, etc. Pensé que con un código actual y con diseño podría acercar la agricultura a estas personas que probablemente a priori poco les iba a interesar. El código visual fue clave para captar su interés y, de regalo, un texto divulgativo de cómo es la planta de las verduras que comes, cuándo comerlas e incluso ideas para cocinarlas. Era un proyecto sin ningún ánimo de lucro y ya pasada la Universidad, metida de lleno en el mundo laboral… cada vez el tiempo que podía dedicarle era más escaso, pensé que tras varios años comunicando ese trabajo quedaba ya reflejado y podía consultarse en caso de necesidad… y tenía que ir a lo siguiente: rescatar cultivos en peligro de extinción.

Los mejores platos con cacahuete para Ana

El mejor momento para consumir un cacahuetes es....

Según con quién y dónde. Con la familia… como aperitivo previo a la comida (paelleta o torrà). Con mis sobrinas… helado Esneu de Cacaus Climent con flor de sal (les chifla). Con amigxs… cerveseta después del trabajo o esmorzar en finde.Con mi pareja… en restaurantes donde el cacahuete solo es el punto de partida. El puchero valenciano que se han marcado en Fierro o los callos guisados (como si de un all i pebre se tratara) con el picadillo de Cacaus Climent en Ausiàs de Pedreguer.

Algo a lo que le pongas cacahuete que lo mejore...

Creo que donde más lo he disfrutado ha sido en el típico «picadillo» de los guisos, donde en vez de ponerle almendra… con el cacahuete tiene un impulso de sabor riquísimo. Y, por supuesto, la salsa que lleva el figatells si es con Cacaus Climent ya es… ¡sublime!

-¿Qué tiene ahora tu producto que lo hace tan especial?

-Yo ya creía ciegamente en Cacaus Climent pero me estoy llevando muchas alegrías al encontrarme en el camino con cocineros, cocineras, heladeros… que me repiten una y otra vez la calidad suprema del producto. Rubén Álvarez de Esneu, ve en la avellana del Piamonte, los Cacaus Climent de La Granja. Otros restaurantes como Fierro están investigando con el producto para desarrollar nuevas recetas a partir del cacahuete en crudo, tostado y en unos meses en verde (recién cosechado). Al ser una legumbre, se puede tratar como por ejemplo una habita tierna o un guisante… y ese camino está por explorar aún. Al perderse el cultivo del cacahuete en Valencia desde los años 70, no se ha investigado ni trabajado con este producto hasta el momento. El Collaret tiene un dulzor mayor a cualquier otro cacahuete de importación. Además es un producto muy artesanal, lo seleccionamos manualmente y tostamos bajo demanda para que te llegue recién tostado a casa. Cada cosecha anual se vende en unos 6 meses, eso implica que los cacahuetes no pasan largos periodos en un almacén, llegan con más frescura y matices de sabor.

«Los consumidores tienen todo el poder para apostar por consumir los productos que nos otorgan una soberanía alimentaria y favorecen nuestro entorno»

-Te dedicas al mundo de la publicidad y la comunicación. ¿Cómo te ha ayudado tu profesión en esta otra profesión de agricultora?

-La palabra puente creo que lo ilustra bastante. Estudié periodismo pensando en que me gustaba comunicar, pero tampoco me gustó ejercer de periodista. Me especialicé en marketing digital y a su vez comencé a formarme en agroecología de la mano del Cerai, Agrol·lab...Actualmente compagino Ca Climent con Barana., donde me dedico a la comunicación y marketing con propósito, ayudando a otras marcas o proyectos a comunicar su propósito e impacto positivo.Esta simbiosis me ayuda a entender mejor al consumidor final, a intentar seguir pensando cómo hacerles de interés la agricultura… sin parar de mirar el campo con unos ojos de no querer parar de aprender, siguiendo los pasos de mi padre como relevo generacional. Es ese puente que ya quería ser en FAM entre consumidor final y agricultura el que intento replicar en CA Climent. Explicar los procesos en campo, la artesanía, la evolución y actualización de las tradiciones, nuestra cultura y gastronomía… hay tanto que contar que al final estudiar Periodismo tampoco fue mala idea ☺

-De algo tan sencillo como un cacahuete han surgido colaboraciones muy diversas con artistas tan multidisciplinarres como Patricia Varea Milán (ceramista) o Rubén Álvarez (heladero). ¿El cacahuete une?

-Une y también es aún un lienzo en blanco. Desde los años 70 se empezó a abandonar su cultivo con la pérdida que esto conlleva, cultural y gastronómicamente hablando. Han pasado más de 50 años de esto, un tiempo en el que no se ha desarrollado la creatividad en el producto ni ha evolucionado. Ahora las personas creativas o que se dedican profesionalmente a la gastronomía ven en el cacahuete valenciano una nueva oportunidad de creación, de ahí que genere tanto interés y nos ayude a reposicionar el cacahuete como un producto de calidad. La mayoría son colaboraciones que nos llegan de forma orgánica y todas ellas muy afines a nuestros principios.

-Cada vez más gente se preocupa más por lo que come y trata de conocer orígenes de los productos, sin mirar tanto el precio. ¿abre esto mercado para vuestro proyecto?

-Hemos llegado en un buen momento, es cierto. Existe como bien dices un consumidor consciente que valora mucho más allá del precio y que con su poder de decisión es capaz de empujar un cambio positivo en su entorno. Estas decisiones revierten en la economía local, en la sociedad y en el medioambiente. Yo solo quiero que consuman Cacaus Climent quien los valore. No pierdo energías en defender el precio… creo que nuestro esfuerzo ha de seguir enfocado en el trabajo de divulgación. Cuando se entiende la artesanía que conlleva, no hay dudas respecto al precio. La divulgación la hacemos incluso en el dorso del paquete de Cacaus Climent que va al consumidor final, hemos contabilizado las horas de dedicación de cada cosecha para crear consciencia del tiempo y el cariño que hay detrás de cada cacahuete.

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