–¿Cómo decidió apostar por dedicarse al cine?
–Es algo que se fue dando sin que yo me diera cuenta. De niño, encuentro mi espacio en un pequeño videoclub de mi pueblo, se convierte en mi lugar favorito, en una especie de refugio. Y ahí empiezo a consumir cine de terror. Era como ver algo prohibido. Además, cuando cumplo dieciséis años, por Halloween, hice una fiesta que estaba ambienta en un rodaje de, precisamente, una película de miedo. Ahí no era muy consciente de que al final elegiría esta profesión. Fue algo muy natural pero había un guión, personajes... Era una fiesta que no tenía ninguna pretensión pero luego me di cuenta de que, en realidad, lo que estaba haciendo era mi primer cortometraje.
–Y de ahí a formarse...
–Cuando decidí qué estudiar, no pensé tanto en el cine. Yo lo que quería era irme a la ciudad, a Madrid. Empecé Ciencias de la Información en la Universidad Complutense y también Arte Dramático, porque yo quería ser actor. Es ahí cuando comienzo a profesionalizarme, a ver cómo funciona este sector.
«Ahora voy a centrarme en dirigir y en establecer alianzas con productores»
–¿Por qué decidió apostar por el cine de terror?
–Porque es un género que me engancha. A mí me fascina ver este tipo de cine como consumidor. Después vino lo de querer hacerlo.
–¿Cómo se empieza a querer rodar?
–Siendo actor fue la forma de entrar, poco a poco. Vi que era difícil hacer una película. Así que me vi forzado a la autoproducción. He creado un productora para llevar a cabo mi cortometraje.
–Ese proyecto se ha estrenado en Los Ángeles....
–Estoy contentísimo de que se haya podido ver allí. Es más, adoro el festival de terror que se celebra allí. 'Sangría' muestra un cine de terror puramente dicho que es la prueba de por qué quiero ser director. Es una historia muy metacinematográfica, en la que el persona se refugia del maltrato y del 'bullying' que sufre en el cine de terror. Es el punto de partida.
–¿Y qué cuenta la historia?
–La trama se inicia en Halloween, cuando el protagonista reúne a todos sus agresores. Al final, todos acaban formando parte de una macabra historia.
–En su cortometraje hay muchas referencias a los grandes éxitos del cine de terror.
–Siento que, desde bien joven, yo empatizaba con esos personajes. Esas figuras, la del monstruo, la de protagonistas que están en la disidencia, despreciados y marginales, me atrapaban.
–Además, el filme es un serio alegato contra el acoso, la violencia y el 'bullying'. ¿Cree en el cine comprometido? ¿Debe haber un mensaje o moraleja?
–En mí caso, eso es fundamental. Necesito que mis proyectos hablen sobre algo concreto. En este caso, es un grito de denuncia que se cuenta a través del terror. Aunque es verdad que no sólo es un cine de denuncia, también quiero que enganche. Me gusta compaginar ese alegato con, aunque no me guste la palabra, el entretenimiento. Es un mensaje al espectador.
«Necesito que mis proyectos hablen sobre algo pero que también enganchen al público»
–En el mundo del audiovisual, muchos proyectos no llegan a verse en la pantalla. En el caso de 'Sangría', ¿se va a poder estrenar? ¿Cómo será la distribución del cortometraje?
–Es cierto que ese es un problema que tienen muchos proyectos. En este caso, sí tenemos distribuidora, que es la empresa Distribution with glasses y que tiene un catálogo muy chulo. Después del estreno en Los Ángeles, vamos a ver qué nos trae el cortometraje, en qué festivales lo seleccionan... Estoy un poco cruzando los dedos.
–Muchos cineastas empiezan con los cortos a la espera de poder llegar a rodar su primera película, su ópera prima. En tu caso, ¿lo has pensado? ¿Cómo crees que va a ser tu trayectoria?
–Claro que sueño con rodar mi ópera prima. Los cortometrajes son siempre la semilla de algo más grande. Estoy trabajando en ello, en poder dar ese salto. Pero mientras llega, ya estoy inmerso en mi siguiente corto. Quiero aprovechar el tiempo y tampoco precipitar las cosas.
–¿El camino es fácil?
–Es un camino muy complicado. Hay momentos duros pero otros de bastante alegría. Hay dudas pero ver cómo los proyectos salen también es un buen incentivo. Existe el riesgo, sobre todo cuando te autoproduces. Hay que darle valor a la figura del productor. Ahora voy a centrarme en dirigir y establecer alianzas con productores.
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