![Antonio Muñoz Molina: «Necesitamos el refugio y el consuelo de la literatura»](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202110/21/media/cortadas/mu%c3%b1oz-R9gUDJVzJscpO7MfRNsEt9M-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Como un cronista de su tiempo, el escritor Antonio Muñoz Molina (Úbeda, 1956)ha volcado en 'Volver a dónde' (Seix Barral) su visión social derivada del confinamiento y la crisis sanitaria. El autor, que ayer presentó el volumen en la Fira ... del Llibre, huye de la novela y crea en este volumen un viaje a la memoria en el que el pasado y el presente se entremezclan. Pero Muñoz Molina no rehuye la polémica. Su nombre ha aparecido en los recientemente publicados diarios personales del valenciano Rafael Chirbes. Aunque el autor de textos como 'El invierno en Lisboa' (1987), 'Beltenebros' (1989) o 'El jinete polaco' (1991), entre otros, avisa: «En mi caso, nadie va a ver mis vilezas publicadas de forma póstuma».
–'Volver a dónde' es un ejercicio de memoria personal y social, no es una novela. ¿Era lo que le pedía como autor a la hora radiografiar el momento actual en lugar de ficcionar la historia?
–La diferencia fundamental entre un libro como este y una novela es que la novela era algo que tiene una trama. Este tipo de libro, que a mí me gusta mucho leer y hacer, está escrito con un máximo de libertad. No hay proyecto, está escrito al hilo de la vida. Una gran parte del libro es resultado de un diario. Se ha ido haciendo con lo que ha ido ocurriendo. La novela, en cambio es una estructura muy rígida. Aquí, los personajes son las personas y la trama es el fluir de la vida.
–El volumen se lee en clave de radiografía de este país. ¿Qué diagnóstico saca de esta España?
–Más que diagnóstico lo que me movía era algo más modesto: conservar qué pasaba. Esa observación puede ser mucho más reveladora que la divagación de un filósofo. Además, permita dar testimonio y recoger detalles que son fundamentales y que se van a olvidar muy pronto. Un tiempo tan extraño como este lo que tiene es que luego es muy difícil de olvidar.
–Hay dudas razonables de que la ciudadanía haya salido mejor tras la pandemia. ¿Cómo ha salido la literatura de la crisis sanitaria?
–Eso lo veremos en un tiempo. Es difícil saberlo. La literatura de la pandemia es ahora el periodismo. En los periódicos se han hecho cosas muy buenas. Recuerdo el trabajo de muchos fotógrafos, tengo muchos recortes, con una belleza increíble. Hay crónicas que son literatura.
–La literatura se ha convertido en un refugio durante la pandemia y han crecido los lectores...
–Hay sitios en los que han crecido y otros en los que no. En Portugal, donde pasó mucho tiempo, no han crecido los índices de lectura y se comparan con España con cierta envidia. Hemos visto que, cuando las situaciones son difíciles, las cosas valiosas cobran su importancia. Cosas que damos por sentadas y que son más frágiles de lo que parece. Pero también necesitamos el refugio y el consuelo de la literatura. Nos permite huir, evadirnos. Se usa la etiqueta de literatura de evasión como negativo, pero la literatura siempre es una evasión. Por otra parte, es también una manera de asomarte al mundo. El libro te abre al espíritu de otra persona. En circunstancias así, nos hemos dado cuenta de la importancia que tiene.
–¿Se mantendrán los lectores?
–Está en nuestras manos. Dependerá de cómo las instituciones, las editoriales y los propios lectores y las personas que nos gusta este mundo sepamos defenderlo.
–El nombre de Antonio Muñoz Molina ha aparecido en los recientemente publicados diarios del escritor valenciano Rafael Chirbes, a quien no le gustó mucho su novela 'El jinete polaco'. ¿Cómo lo valora?
–Esto requiere cierta precisión. Yo a Rafael Chirbes le tenía mucho aprecio y admiración. De esto no se acuerda nadie pero en el año 95 él hizo una novela que a mí me gustó mucho y que fue masacrada en ese momento por el crítico de El País, Ignacio Echevarría. Yo escribí un artículo que tuvo bastantes problemas porque me atreví a llevarle la contraria al crítico al que todo el mundo teme. Y luego con Chirbes tuve mucha relación. Teníamos diferencias ideológicas fuertes. Una vez en, por el año 2000, él escribió un libro de ensayos que me gustó mucho y le escribí una carta. Le dije: «qué pena me da que por tonterías ideológicas seamos menos amigos de lo que podíamos haber sido». Y luego ves lo que escribió, y piensas: «qué le vamos a hacer». Me da tristeza porque el afecto no tiene que ser recíproco. ¿Pero sabes lo que me da aún más tristeza? El presentar una imagen de mí que me parece injusta y ofender a mi mujer (Elvira Lindo) llamándola 'Maripuri'. Esa me ha producido mucha tristeza.
–¿Le parece honesto que salgan a la luz diarios íntimos que un autor no había concebido para ser publicados? ¿Veremos de aquí a décadas los suyos?
–Nadie va a ver publicada ninguna vileza mía de forma póstuma. Eso es algo de lo que procuro tener mucho cuidado. Lo tengo bien pensado.
–¿Podrán las pantallas con el libro en papel?
–Ese no es el debate. Yo uso el libro electrónico, leo mucho en digital. Es todo perfectamente compatible. El problema es el monopolio horroroso de Amazon en la industria del libro. A Amazon, el sector del libro le importa un pepino, es residual en su negocio. Eso le da la fuerza para dañar al tejido de las librerías. Y las librerías son fundamentales para que se mantenga el ecosistema del libro. Crean vida en la calle.
–En los últimos días hemos asistido a ciertas polémicas como la del reciente premio Planeta (tres escritores detrás del seudónimo de la autora de la novela ganadora). ¿Esas campañas dañan la literatura?
–El mundo del libro es un sector muy amplio y en el que todo está interconectado. Que haya literatura muy comercial, con mucho éxito, permite entre otras cosas que se pueda publicar otra literatura menos comercial. Lo importante es que las editoriales tengan la suficiente generosidad y visión de futuro para mantener ese equilibrio. Gracias a que un libro vende un millón de ejemplares se puede publicar otro que venderá 1.500. No creo que sea algo que me dé que pensar, puede incluso que esté bien. Cuando yo gané el Planeta hace ahora 30 años, hubo gente que me retiró la palabra, que decía que me había vendido. Les dije: «esperad a leer el libro». Hay que tener mucho cuidado con los prejuicios.
–La Fira del Llibre le ha rendido tributo. ¿Qué supone para Antonio Muñoz Molina?
–Valencia siempre ha sido muy hospitalaria conmigo, forma parte de mi geografía literaria. Siempre que he venido me han tratado fenomenal y aquí tengo muchos amigos.
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