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JORGE ALACID
Jueves, 28 de julio 2022, 00:18
La sala de exposiciones que el CTAV (Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia) dedica a Rafael Guastavino, el profesional del ramo más cosmopolita de su historia, reúne en la calle Hernán Cortés apenas unos metros cuadrados que se pueden entender como un compendio de la mejor arquitectura con ADN local y justifican una detenida visita: en tan contenido espacio, se compendia lo mejor de ese oficio tan esencial y poderosa presencia pública. Un escogido catálogo de los arquitectos (y de sus obras) que han ayudado a cambiar el curso de la historia porque de su maestría ha nacido una Valencia distinta.
La ciudad que conocemos hoy no sería la misma sin su contribución; cada cual en su estilo imaginaron en su cabeza los edificios que luego se han convertido en iconos o en presencias familiares. Unos, majestuosos, como la coqueta plaza de toros (obra de Sebastián Monleón y Estellés) o la señorial Estación del Norte debida a Demetrio Ribes. Apellidos tan populares como Goerlich o Mora conviven en la exposición con otros autores menos conocidos que merecen también una atenta mirada. Tendrán ocasión de cumplir con este propósito los vecinos de Gandia (del 8 al 30 de septiembre) y Xátiva (del 6 al 29 de octuber), adonde peregrinará la muestra una vez cancelado su periplo en la capital.
Quienes se acerquen a visitarla podrán reconocerse en una serie de edificios que sentirán próximos por su condición de emblemas ciudadanos, como el majestuoso Ayuntamiento de Valencia, pero podrán además aprovechar la oportunidad para iniciarse en el conocimiento de otras obras que pasan más desapercibidas. Las firmadas por ejemplo por Moreno Barberá, emblema del Movimiento Moderno, en trance de desaparición alguna de ellas porque, precisamente, su auténtico valor no ha terminado de calar entre el gran público. Así se explica (si el verbo explicar estuviera justificado) el despropósito del reciente derribo de su edificio para Agrónomos en Valencia. Es el mismo destino que acecha a otros hermosos casos de arquitectura actual, siempre amenazada por la desidia o la ignorancia: en la exposición se puede contemplar una estupenda maqueta del colegio Luis Vives, que lleva años de rehabilitación y representa un acabado símbolo de esa clase de obfaas más próximas en el tiempo, carentes por lo tanto de esa pátina que abrillanta el paso de los años, y que pudieran formar parte de esa ingente nómina de desapariciones que aún lamentamos.
Exposiciones como la que promueve el CTAV (comisariada por Alberto Peñín, Francisco Taberner y Javier Cortina, doctores y arquitectos los tres y responsable del Archivo del Colegio en el último caso) sirven, además de como eficaz agente propagador de lo mejor de la arquitectura valenciana, como aldabonazo sobre las conciencias para quienes todavía confunden valor y necio. La exposición cumple de paso otro cometido: como bandera de que, en palabras de Cortina, «el Colegio Territorial de Arquitectos no para de hacer cosas». De hecho, en paralelo acaba de presentarse una reciente publicación titulada 'Arquitectos con huella. La arquitectura valenciana a través de sus protagonista', que ejerce como vaso comunicante con la exposición porque ambas aspiran a un propósito común: «divulgar la labor de los arquitectos y arquitectas de nuestro ámbito», como señala el Colegio.
Una y otra (exposición y publicación) aluden a los profesionales que «a lo largo de más de 200 años han dejado su huella en nuestras ciudades y que constituyen la mejor muestra de nuestro ejercicio profesional». A partir de la referencia de los 154 protagonistas del libro, los comisarios de la muestra seleccionaron a una cuarentena de ellos, «que han ejercido en esta provincia o han nacido en ella y cuyos nombres se inscriben en la memoria social de los valencianos». Poner sobre ellos el foco es una manera de perfeccionar no sólo el conocimiento de la arquitectura sino de reflexionar sobre un elemento que a menudo queda inadvertido: la trascendencia pública contenida en el catálogo de obras elegidas y en la trayectoria de sus autores. No en vano la exposición se titula 'Arquitectura, sociedad, ciudad'. Tres ideas que no pueden dejar de viajar unidas.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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