![Arranca la Feria de Julio, toca soñar](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/07/18/_ARJ3345.jpg)
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La desencajonada, referente de la tauromaquia más valenciana, marcó anoche el punto de arranque de la Feria de Julio. Los toros por julio, desde siempre en esta tierra, comenzaban por la puesta en público de los ejemplares que iban a lidiar los maestros. Tiene ... su liturgia, bocadillo, familia, niños, desenfado, pronósticos sobre cuál será el juego que den los astados, algún disgusto que otro a cuenta de lo que vaya a suceder a cargo de los más iniciados, que siguiendo el código del buen aficionado siempre pensarán que los tiempos pasados fueron mejores y que aquellos sí eran toros. Es obligado que sea de noche, de otra forma no sería la «desencaixonà» y a su llamada concurren los aficionados a la lidia formal y los amantes de los toros de la calle que en la actualidad viven su momento de mayor gloria y hasta se permiten echar una mano económica a los ganaderos pagando lo que no pagan los de la plaza y llevándose a sus fiestas los ejemplares más espectaculares. Es todo lo que sucedió anoche con el añadido de una exhibición de recortes con toros de fuego que a pesar de los rigores de una noche tropical helaban los corazones.
A partir de hoy sonarán los clarines, cruzarán el ambiente las notas del Pan y toros, no hay otro pasodoble para ese momento, y comenzará la feria que aceptando que no vive su mejor momento sigue manteniendo el aroma de lo propio. Y hoy más que nunca en cuanto si se cumplen los pronósticos, dos de los protagonistas que rompan plaza, Nek Romero y Samuel Navalón, valencianos de cuna, están llamados a ser los maestros que representen a la torería valenciana en los próximos años. Ambos están a las puertas de la alternativa y los dos han triunfado en esta plaza. Les acompañará un tercer hombre, en estos casos siempre hay un tercero dispuesto a robar protagonismo, esta vez se trata de Jarocho, que viene avalado por su triunfo en Madrid en donde el pasado San Isidro bordó el toreo al natural con suma verdad, así que desde ese mismo momento se convirtió en objeto de seguimiento general, ¿lo volverá a hacer, sí, no…? Los más leales no tienen duda, quien hace un cesto hace ciento argumentan y con esa ilusión acudirán hoy a la plaza al reclamo del tal Jarocho, pero sobre todo de los toreros valencianos que ya son reincidentes en hacer buenos cestos.
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José Luis Benlloch
La feria, en lo que respecta a los festejos mayores, parte con la decepción que provoca la caída del cartel de Morante de la Puebla que era uno de los grandes alicientes. Su salud, como venía barruntándose los últimos días, le impide estar y contrastar su estilo con otro torero de los llamados de arte, Juan Ortega. La decepción es grande, la sustitución nada fácil, fundamentalmente porque encontrar un equivalente al genio de La Puebla es una quimera. Los responsables han optado por darle un giro radical al espíritu del cartel inicial y dar entrada a Fernando Adrián. No es torero del mismo perfil artístico, todo lo contrario, ni de la misma fama, ni cabe comparativa entre la categoría de uno y otro como se supone que deben ser las sustituciones, en realidad es debutante en Valencia y acaba de emerger en las ferias tras repetidos triunfos en Madrid. Llega con el reto urgente de justificar su inclusión y dar la razón a las voces que aseguran que no se hacía justicia con sus triunfos. Ahí lo tiene, en el toreo no cabe aquello de hable ahora o calle para siempre, pero sería bueno para todos que lo justificase con un gran triunfo. Voluntad, seguro, no le va a faltar. Su suerte será la de todos y soñar no solo es gratis sino necesario. ¿Así que por qué no?...
El cartel mantiene a dos nombres de máximo relieve, a Diego Ventura y a Juan Ortega. El primero, paisano de Morante, qué tendrá ese río Guadalquivir, es un huracán a caballo, capaz de llevar el rejoneo al límite en una competencia feroz con él mismo que genera espectáculo y emociones fuertes. Juan Ortega está en las antípodas de todo lo dicho, galopa a lomos de su santa inspiración, sin prisas, con ese halo de serenidad que da saber que si surge su toreo se desbordarán las pasiones. Los aficionados lo esperan, sobre todo a la verónica que ejecuta con una distinción y pausa únicas.
El resto de la feria tiene argumentos la mar de sólidos y contrastados. Tres figuras, Castella, Manzanares y Talavante, con una hoja de triunfos en Valencia que más allá de su veteranía, o por eso mismo, les da crédito; y el mano a mano Paco Ureña y Román, que ya quedó claro en el Aula de Las Provincias que se trata de dos toreros bravos de pie firme y corazón fuerte. El argumento que tendrán que desarrollar lo traen los pupilos de Santiago Domecq, una de las ganaderías en mejor momento de la actualidad. Y aquí comienza la feria. Todas las opciones están abiertas, incluidas las más triunfales.
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