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«Escultura pura». Con esas palabras calificó ayer la historiadora Helena de las Heras la obra de José Capuz Mamano (Valencia, 1884- Madrid, 1964), el renovador de la escultura realista, experto creador de imágenes religiosas y un autor caído en el olvido «porque la creación figurativa quedó relegada con el tiempo», según de las Heras. Pero ahora, Capuz, que llegó a tener dos salas dedicadas a su trayectoria en el Museo de Bellas Artes de Valencia y el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí hasta principios de los 90, es reivindicado por su influencia, demostrado con el paso del tiempo, pero también por su estrecha amistad con Joaquín Sorolla (realizó bustos de su hija Helena y su esposa Clotilde, fue el encargado de configurar el sello que conmemoró la creación del Museo Sorolla e, incluso, realizó unos frisos para una mesa de la casa del maestro de la luz) y su capacidad de albergar tantos géneros que le convirtieron en un autor inclasificable.
Por ello, el Bellas Artes inauguró ayer 'José Capuz. Escultor del clasicismo moderno', una exposición que ha sido organizada por el Consorcio de Museos de la Comunitat para recuperar la vida y obra de un escultor «cuyo arte se vio sepultado» y eclipsado por «el cambio de paradigma del arte a lo largo del siglo XX».
Unas cuarenta piezas, pertenecientes casi todas ellas a la familia de Capuz y a instituciones como el Museo Sorolla, el González Martí y el propio San Pío V, se presentan casi por primera vez en una recopilación que se acompaña de otras tantas fotografías y 16 dibujos. El conjunto repasan las diversas técnicas y temáticas en la obra de Capuz, que trabajó con diferentes materiales como mármol o madera donde practicó la talla directa, además de terracota, yeso o bronce.
Un paseo por la exposición, que estará en exhibición hasta el 12 de septiembre, permite observar las distintas facetas de un creador que, pese a ver interrumpida su producción por la Guerra Civil, no se significó ideológicamente, señalaron sus descendientes, presentes en la presentación. Es más, pusieron de relieve cómo el propio Capuz, cuando gobernaba la República, destruyó él mismo un monumento en homenaje a la Reina María Cristina y del que sólo se conserva 'La caridad', obra que se puede contemplar en la muestra.
También, otras creaciones como el busto de Peppino Benlliure, otro que reproduce a Dios o tallas y figuras religiosas. «Recibió muchos encargos de instituciones. Y la crítica consideró que estaba ocultando su arte. A Capuz no se le puede clasificar de escultor mediterráneo, es más castellano», alegó la comisaria de una exposición para las que se han restaurado algunas de estas piezas inéditas.
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