Artes vivas sin límite

La celebración no está reñida con la vida coronavírica. En pandemia, el arte tiene más sentido que nunca y merece su lugar. ¿Acaso no es la cultura el antídoto contra la apatía o el paracaídas que se abre cuando todo lo demás permanece en retroceso? El Festival 10 Sentidos está de enhorabuena: cumple su primera década de vida. Su fiesta empezó ayer con la representación 'No me hizo Brossa' en el teatro Principal y se alargará hasta el 16 de mayo. La pieza de Cabosanroque, una propuesta difícil de etiquetar pero que es una invitación al paisaje sonoro creado a partir de los textos menos conocidos de Joan Brossa, ejemplifica el espíritu fronterizo y multidisciplinar del festival. El público que asista a 'No me hizo Brossa' (lo hará en grupos de 20 personas) entrará en una instalación dominada por la acumulación de objetos en movimiento que mutan, guiados por el sonido de la música, en paisajes mágicos, míticos, de guerra o en bosques nebulosos, explicó Laia Torrents, integrante de Cabosanroque.

En el Festival 10 Sentidos, que tiene 200.000 euros de presupuesto, las artes vivas recalan sin límite por la forma, el contenido, los géneros, la mezcla de disciplinas... El objetivo: espolear al público. No sólo le ofrece entretenimiento, sino que se le invita a mirar de otra manera. Asombrar y reflexionar son los verbos que se conjugan en la veintena de propuestas que impulsan Meritxell Barberá e Inma García, las responsables del certamen. «No es fácil que un festival de estas características se mantenga diez años. Fuimos referente cuando empezamos por nuestra apuesta por aunar cultura y compromiso social, que después otros han tomado como inspiración para poner en marcha proyectos similares en otros lugares de España. Y somos referente ahora como cita de las artes vivas», aseguró ayer Barberá.

La Premio Nacional de Danza Rocío Molina, que representa 'Impulso (Confesión de la carne) el 13 de mayo en San Miguel de los Reyes, se suma a la fiesta, pero también David Trueba que presentará online su película 'A este lado del mundo' el 10 de mayo en la Nau. ¿Qué unen a ambos creadores? El lema de 10 Sentidos: Fronteras. Las límites (o no) del cuerpo, las artes y los territorios delimitan la décima edición del festival que, pese al lema, limita su aspiración internacional por la pandemia. La a plataforma virtual 'Fronteras en movimiento' ha reunido piezas propuesta por diez festivales de danza e instituciones de los cinco continentes y se puede consultar en la web del festival.

«Empezamos hace diez años en el Centro del Carmen y desde entonces hemos ido incorporando sedes en Valencia, colaborando con el máximo número de instituciones, contagiando el espíritu de 10 Sentidos», añadió García. Este año se suma, además, La Granja, donde se celebrará el taller 'Color carne' a cargo de Angélica Dass el 22 de mayo.

La propuesta escénica pasa también por la colaboración con 'Graners de creació'. Fruto de esta relación se presentará 'Antes todo esto era campo', de David Orrico y Colectivo Nerval (9 de mayo) y 'Distancia' de Onírica Mecánica (el 16 de mayo) en la Rambleta. Antes, el 8 de mayo con 'The Dreamers', de Raquel Morón, que visibiliza la situación de los menores no acompañados que llegan a nuestro país en el Estudio Taiat Dansa, una pieza para desmontar los clichés tan manoseados por la ultraderecha.

A la presentación de la programación asistió Abel Guarinos, director del Institut Valencià de Cultura (IVC), que apoya el certamen con 50.000 euros. Guarinos afirmó que 10 Sentidos ha tenido «una evolución brutal» y «toca la fibra sensible con todas las artes».