La Galería de las Colecciones Reales acaba de cumplir un año. Es un magnífico espacio al pie de la colina en cuya cumbre se alza ... el Palacio Real madrileño, cuya plaza de Armas acumula a la hora de la visita (recién pasado el mediodía) las filas de rigor para conocer los tesoros que custodia. Es un radical contraste con la magra actividad que se observa en la entrada de la Galería, ese edificio de Tuñón y Mansilla unánimemente elogiado, por donde fluye el tráfico de visitantes con agilidad tanto en el acceso como en su interior: una serie de delicadas rampas asegura que el recorrido se dote de esa clase de gracia que esperamos cuando acudimos a un museo. Perdón, galería: los responsables de la institución insisten en recalcar este matiz, muy apropiado para conocer la naturaleza exacta de sus colecciones. Una acabada muestra de la historia reciente de nuestra Monarquía, que es tanto decir como de nuestra propia historia. Una visita de alto interés para todo español, con un aliciente adicional para todo valenciano: la Galería custodia un buen número de piezas con ADN de la Comunitat; entre ellas, un rico catálogo de obras de Vicente López, el pintor valenciano que mejor retrató a la dinastía de los Borbones.
Nacido en Valencia en 117, Vicente López Portaña (que fallecería en Madrid en 1850) fue un artista de ancho prestigio en su tiempo; sobre todo, desde que en 1815 fue nombrado primer pintor de cámara en la Corte. Es además autor de una prolífica carrera, un atributo que explica que en las colecciones de Patrimonio Nacional el número de obras debidas a su mano sea considerable: nada menos veinticuatro óleos sobre lienzo. En su mayor parte, retratos, «aunque también hay obra religiosa y de temática histórica y dos pinturas al fresco en el Palacio Real de Madrid», explican los responsables de la Galería. Piezas que reflejan el férreo vínculo de López con la Monarquía borbónica, porque fueron ejecutadas por encargo directo de los reyes e integran desde su origen las colecciones reales.
Quién fue Vicente López
Nacido en Valencia en 1772 y fallecido en Madrid en 1850, Vicente López Portaña fue desde 1815 primer pintor de cámara de la Corte real. Sus hijos heredaron su carrera artística: Bernardo y Luis López Piquer, nacidos también en Valencia, siguieron sus pasos como pintores de Corte. En el caso del primero, alcanzó fama con una curiosa especialización como retratista de las nodrizas de la Familia Real.
«Patrimonio Nacional», añaden los gestores de la Galería, «es el organismo que se encarga de la conservación de aquellos bienes que son de titularidad del Estado y están afectados al uso y servicio del Rey y de los miembros de la Real Familia». Una prosa burocrática que despeja el camino hacia la contemplación de estas y otras maravillas que aguardan en la Galería de las Colecciones Reales, procedentes en el caso de las que heredamos de López, como en el caso de sus hermanas, de varios reales sitios. Por ejemplo, el propio Palacio Real de Madrid, los Reales Alcázares de Sevilla y otras joyas del patrimonio, que justifican este hermoso recorrido en sentido descendente por las dos inmensa salas donde los arquitectos depositaron el legado de tantos lujosos bienes: una dedicada a la dinastía de los Austria y otra, en el piso inferior, a los Borbones.
Es en este último espacio donde nos reciben los tres cuadros del artista valenciano. El visitante va paseando maravillándose por tantas riquezas depositadas entre nosotros a lo largo de la historia, saluda a algunas piezas de Goya igual que antes se admiró ante otras de Velázquez, curiosea entre las vitrinas donde se guarda ese extraordinario fondo y finalmente repara, sobre todo si su curiosidad se adorna por una mirada de origen valenciano, en el primero de los óleos debidos a López: un hermoso retrato de María Isabel de Braganza, reina de España, que hasta ahora dormía en el vecino Palacio Real de Madrid.
No es un cuadro cualquiera, al menos no lo fue para López: las cartelas explicativas informan que su relación con la reina, segunda esposa del rey Fernando VII, se caracterizó por una gran cercanía. Casi como si fuera su mentora, porque María Isabel pasó a la historia como una encendida defensora de las artes, cuyo fallecimiento impidió que se cumpliera su sueño de inaugurar en Madrid el Real Museo de Pinturas, una fallida iniciativa tradicionalmente vinculada a su patrocinio donde jugaba también un destacado papel el propio López.
Nuestro recorrido sigue avanzando entre nuevas joyas debidas a otros hijos de la tierra, como el pintor valenciano José de Ribera o el alicantino José Aparicio: en total, la Galería posee una docena de creaciones y objetos valencianos pertenecientes a las Colecciones Reales que integran las 650 piezas que se exhiben en la nueva galería. Así ocurre con el segundo cuadro de Vicente López, que permite hacernos una cabal idea de su bien ganada fama como esmerado retratista de la casa real: es el óleo dedicado al rey Fernando VII. Y tampoco es cualquier cuadro: el monarca aparece ataviado con el hábito de la Orden del Toisón de Oro, un detalle que da idea de la importancia de esta pieza, expuesta con anterioridad en el Palacio Real de Aranjuez y en el Palacio Real de Madrid.
«Es una obra de gran relevancia dentro del conjunto de retratos del rey», observan desde la Galería, «porque supone una variante importante a la imagen repetida de Fernando VII hasta entonces». La mirada del pintor valenciano entronca con «la retórica visual del último Barroco», muy notable en gestos como la majestuosidad que aporta el manto rojo, el collar y el león apoyado sobre el globo: «una llamada a la tradición del retrato de los monarcas absolutos». Como pintor de cámara de la Familia Real, López se pudo permitir esta clase de lujos: una libertad artística que prevalece en la tercera pieza que encontramos a nuestro paso. Se titula 'La Potestad Soberana en el ejercicio de sus facultades' y también llegó desde el Palacio Real: un espléndido boceto del fresco nacido del ingenio de López para decorar el despacho de Fernando VII, uno de tantos reyes a quienes sirvió con sus pinceles y su paleta nuestro artista. El valenciano que mejor retrató a los Borbones.