Zoo: «Los artistas debemos sumar para que no haya contagios en los conciertos»

–'Llepolies' está en las listas de éxitos del país. ¿Se esperaban este apoyo por parte del público?

–Lo hemos recibido con mucha felicidad. Es recoger los frutos de un año y medio preparando el disco a conciencia. Ha sido mejor de lo que esperábamos.

–El álbum estuvo fraguando antes de la pandemia. ¿Cómo les ha afectado la crisis sanitaria?

–En 2019 decidimos que 2020 sería un año sabático, sin tocar ni nada. Así que hemos esquivado las consecuencias. No nos ha pasado como a otros grupos, a los que se les han caído 40 o 50 conciertos. Hubo cosas que no pudimos hacer como juntarnos para ensayar. La industria musical está pasando un mal momento pero parece ser que estamos viendo la luz. Sin embargo, los grandes festivales no se van a poder celebrar como antes.

–Zoo tiene tres conciertos en Madrid. ¿Cuesta ser aceptado en el panorama musical fuera de la Comunitat?

–Desde 2015, hemos apostado por salir de nuestras fronteras lingüísticas. Han sido muchos años, de recorrer muchos sitos. Pero nuestro proyecto, pese a ser en una lengua minoritaria, ha cuajado fuera. Estamos muy contentos con lo de Madrid porque es algo muy especial.

–De su primer trabajo a ahora hay una evolución musical y personal.¿Cómo ha cambiado Zoo?

–Hemos madurado. Hemos hecho tres disco y un EP, con un estilo similar y una identidad muy marcada. Pero cada álbum ha sido una progresión y este último, la culminación. Siempre decimos que este es el disco que los otros álbumes querían ser. Llevamos siete años con la banda, nos conocemos y hemos recorrido el camino del autoconocimiento.

–¿Los conciertos de la nueva normalidad se disfrutan igual que antes?

–Toda esta situación la estamos viviendo con resignación. Para un grupo como el nuestro, es raro ver al público sentado, sin poder bailar ni moverse. Sin embargo, pese a todo estamos contentos porque estamos trabajando. Otros grupos no pueden decir lo mismo. Así que toca adaptarse. Y los músicos sabemos adaptarnos. Toca reinventarse. Al final, los artistas debemos sumar en toda esta situación, velar para que no haya ningún contagio en los conciertos.

–En una de las peores crisis que ha vivido la industria musical, ¿los políticos y la Administración han estado a la altura?

–Creo que ha habido poco apoyo, aunque nunca es suficiente. El problema es cómo se reparte el grueso de las ayudas públicas, que recae sobre todo en grandes festivales y, por tanto, está en manos de grandes empresas. Se hace así en vez de repartirlo entre los propios artistas. Muchas de esas empresas desarrollan sus festivales en condiciones laborables dudosas, con contrataciones extrañas y rozando la alegalidad. Con esa estructura de subvenciones, al músico le queda una limosna.