a. g. / EP
Jueves, 21 de enero 2021, 19:22
Más problemas judiciales para el futuro de Consuelo Císcar, exdirectora del IVAM. La Audiencia ha desestimado su recurso contra el auto de procesamiento por impulsar la carrera de su hijo utilizando para ello la institución cultural. En esta pieza, además, se analizan viajes de placer de la exdirigente y su familia que fueron costeados por los fondos del propio museo. Su hijo, fruto de su matrimonio con el exconseller Rafael Blasco, ya no se encuentra investigado en esta pieza. La Fiscalía pidió el sobreseimiento, mientras la Abogacía sostenía que debía sentarse en el banquillo de los acusados. Se le conocía artísticamente como Rablaci, con apenas 20 años había forjado una exitosa carrera con exposiciones por medio mundo.
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El tribunal de la Audiencia mantiene que los indicios apreciados por la instructora, valorados en su conjunto, «determinan la racionalidad» del relato y destaca la «pluralidad de casos en los que puede observarse el mismo entramado de relaciones», lo que indica «posibles motivaciones ocultas que guiaron los contratos» suscritos y el «proceder irregular en la tramitación administrativa y económica también resulta indicativa del mismo propósito». Del mismo modo, subrayan la falta de una explicación razonable para todo lo anterior.
Así, los magistrados insisten que el auto recurrido contiene una extensa argumentación de «abundantes indicios» y considera que el argumento de Císcar de que se trataba de colaboraciones desinteresadas, «no puede bastar para eliminar el contenido incriminatorio». La relación de subordinación de los trabajadores del centro «indica también posible prevalimiento».
La jueza concluyó en su día que Consuelo Císcar se aprovechó de su «posición de superioridad como directora gerente del IVAM» e hizo un «uso personal» de esta institución pública para «construir y promocionar la carrera artística de su hijo». Como se recoge en aquel extenso auto, que resumía numerosos documentos, la exresponsable del centro cultural se sirvió de dos vías para impulsar a Rablaci. La primera pasaba por usar trabajadores y dinero del museo y destinarlo a promocionar a Rablaci. La segunda consistía en conceder servicios o comprar obras de arte con cargo a los fondos de la pinacoteca a entidades o artistas coincidiendo con exposiciones o con la edición de catálogos de su descendiente.
Todo esto se produjo con especial intensidad durante los años 2008 a 2010. Empleados de la institución se dedicaron desde distintas áreas a impulsar las relaciones institucionales, la confección de currículos de 'Rablaci', la edición y traducción de catálogos y textos e, incluso, la gestión de sus finanzas. Igualmente, estos empleados participaron en la organización de exposiciones y del transporte de sus obras de arte, fundamentalmente esculturas y fotografías, en países como Cuba, México, Argentina o China, entre otros.
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Este asunto se suma a otro juicio que previsiblemente se celebrará antes que el de la carrera de su hijo. Se trata de la compra de obras de Gerardo Rueda, pagadas como si fueran auténticas cuando eran piezas póstumas. La ex dirigente está acusada de malversación y prevaricación. Gastó algo más de tres millones de euros en estas adquisiciones, según ha permitido acreditar la investigación. El hijo adoptivo del artista y el número 2 del museo Juan Carlos Lledó también le acompañarán en la vista. La fiscalía pide para los acusados seis años de cárcel. Está pendiente de que se fije un calendario.
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