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Imagen de la película 'La sociedad de la nieve'. LP

La recreación de la tragedia aérea de 'La sociedad de la nieve', con sello valenciano

Mariano Alvarado es el autor de los efectos especiales del accidente de los Andes que se recrea en la película I El especialista, afincado en la Comunitat, calculó la inclinación del fuselaje de la aeronave siniestrada para aportar la máxima fidelidad al largometraje

Laura Garcés

Valencia

Martes, 9 de enero 2024, 00:54

La última película de J. A. Bayona, 'La sociedad de la nieve', preseleccionada como candidata al Oscar internacional y aspirante a 13 premios Goya tiene ... marcado acento valenciano. Cada vez más el cine cuenta con el talento de esta tierra. Tanto que un detalle esencial de esta producción, la inclinación del avión uruguayo que protagonizó la tragedia de los Andes, la ha calculado Mariano Alvarado, experto en efectos especiales que reside en Valencia desde hace más de veinte años. Para la minuciosa recreación de aquella tragedia sin precedentes que llegó a calificarse de milagro, Bayona ha repetido su experiencia con Alvarado, que recuerda que ya formó parte del equipo del realizador para títulos como 'Lo imposible' o 'Un monstruo viene a verme'.

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Los miles de espectadores que seguro van a disfrutar de la película, se encontrarán con la aportación de este argentino afincado en Valencia en los momentos de máxima tensión. «He llevado el trabajo de ambientación, el momento del accidente, las bajadas y subidas por las montañas y también las avalanchas que sufren los chicos que iban en el avión».

Las situaciones más trágicas, la esencia del drama se plasma en la pantalla con la firma de Alvarado para cumplir con las órdenes de Bayona, un realizador cuya meta al emprender esta obra no era otra que conseguir que 'La sociedad de la nieve' resultara absolutamente fiel a los acontecimientos.

Ante esa exigencia nació uno de los logros que ha posibilitado Alvarado y que es clave en la producción: «En la anterior película, 'Viven', el fuselaje del avión aparece sobre la nieve en plano». Sin embargo el testimonio de los supervivientes hablaba de las dificultades que tuvieron que experimentar para poder utilizar los restos del avión como refugio dada la inclinación que este sufría. Había, pues, que reproducir ese escenario con la mayor exactitud.

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Ello indicaba que el fuselaje no había quedado plano. Y Alvarado tuvo que luchar con los cálculos para conseguir «una inclinación de 25 grados», además de luchar para conseguir la máxima fidelidad con las huellas del hundimiento en la nieve o los movimientos que las avalanchas obligaban a reproducir.

Y por difícil que resulte pensar que para el rodaje de un relato en un paraje inhóspito a causa de la nieve en los Andes, la mayor dificultad con la que se encontraron los responsables de los efectos especiales fue «la falta de nieve». ¿Cómo era posible? La mayor parte de la película se grabó en Sierra Nevada, donde durante el periodo de rodaje «no nevaba o no lo hacía lo suficiente. Se esperaba la nieve como agua de mayo». Las pistas de esquí no ofrecían el blanco suficiente obligando a recurrir a la precipitación artificial.

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Además, grabar por las laderas traseras de las pistas sumaba dificultades dado que allí la montaña se encuentra en estado puro, con los altibajos y los escarpados que le son propios. Sólo una parte del equipo se trasladó a Chile para conseguir las imágenes del aeropuerto y algunos elementos del área andina donde tuvo lugar la tragedia que pasó a la historia por un casi increíble relato de supervivencia en el que la humanidad descubrió una experiencia conmovedora: la antropofagia. «En Madrid, en los estudios de Netflix, también se grabaron escenas para 'La sociedad de la nieve'».

La cinta, que empezó a rodar por las salas a mediados de diciembre y el pasado día 4 se estrenó para el universo Netflix, puede convertirse en candidata al Oscar internacional, lo que no sólo sería un triunfo para Bayona, sino también para el cine español. Mientras, el público se sienta para conocer una versión de marcado contenido introspectivo, con gran peso de un guion repleto de humanidad y humanitarismo que bascula en torno a la máxima evangélica -los jóvenes que viajaban a Chile eran católicos como bien retrata la cinta- «no hay amor más grande que el del que da la vida por sus amigos». Una llamada de atención en torno a la capacidad de superación que demostraron los 16 supervivientes de un accidente que se llevó la vida de 29 personas y que con su actitud alumbraron una sociedad en la nieve que ahora es una película.

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