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Los teatros privados de Valencia se han quedado finalmente este 2017 sin ayuda municipal. El Ayuntamiento ha eliminado las subvenciones públicas que, durante años, han ayudado al mantenimiento de estos espacios que, según sus propietarios, «han sostenido durante los últimos tiempos la cartelera escénica de la ciudad en sustitución de los teatros públicos».
La resolución de estas subvenciones, que este año se habían aumentado hasta los 300.000 euros, se ha limitado sólo a las compañías , dejando a las empresas excluidas de la convocatoria. «Ha sido una decepción porque desde hace años había ayudas públicas a las empresas», aseguró a este periódico uno de los responsables de Sala Russafa, Juan Carlos Garés. En este sentido, desde Espacio Inestable, Jacobo Pallarés, resaltó que «esta orden no beneficia al sector de manera conjunta» y, además, instó al Ayuntamiento a que aumente el presupuesto para reactivar al sector. «Si somos la tercera ciudad de España se debería copiar el modelo de otras capitales como Madrid, que aportan subvenciones a las salas muy cuantiosas», argumentó.
En este sentido, la presidenta de la Asociación de Empresas de Artes Escénicas del País Valenciano (Avetid), María Ángeles Fayos también se mostró crítica con el hecho de que el Consistorio haya dejado fuera a los teatros privados. «Desde la concejalía de Acción Cultural no entienden lo complicado que es mantener una empresa y que, además, sea un negocio sostenible. No se dan cuenta de las dificultades. Se pueden tener criterios diferentes pero que no excluyan a una parte del sector. Las artes escénicas no se han recuperado de los recortes que vinieron con la crisis y que fueron de un 80%. Hay un criterio político que excluye a las salas», aseveró la también gestora del Talía y del Olympia.
La concejala de Acción Cultural, María Olivar, admitió ayer a LAS PROVINCIAS que ha cambiado la norma. La exclusión de los espacios de titularidad privada de las ayudas ha variado de criterio en este 2017. En años anteriores, dijo, no se les subvencionaba como sala sino como «estructura empresarial» y que, este ejercicio, al ser considerados sólo como locales de ocio no pueden recibir la subvención. «Nosotros ahora nos ceñimos a proyectos», afirmó en referencia a que su concejalía otorgará ayudas a la producción de espectáculos y no a teatros.
A lo que se refiere Oliver es a las trabas administrativas que están atravesando, ya que están sometidos a una especie de limbo legal en lo que se refiere a las licencias de actividad, que las equipara a una discoteca o a una sala de conferencias. Esto es a lo que deben acogerse los teatros privados de Valencia para ajustarse a la normativa que les permita abrir sus salas y mantener su actividad.
Fue en 2008 cuando se originó la problemática. En ese momento, se publicó una ordenanza sobre contaminación acústica que imposibilita desde entonces la creación de espacios teatrales en la ciudad y las equipara con actividades de ocio nocturnos, incluyéndolos en el Grupo 1 de discotecas. «No tenemos ni la misma actividad, ni los mismos horarios que una discoteca. Tampoco obtenemos los ingresos porque ellos sí venden alcohol. Lo único que pedimos es una regulación específica que nos permita desarrollar nuestra actividad», denunciaron hace unos meses los profesionales del sector, muchos de los cuales, destacaron, se estaban viendo abocados a cerrar sus locales.
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