

Secciones
Servicios
Destacamos
No lo van a poder oler ni saborear. Una pena. Pero sí van a poder asistir a un gran festín, al banquete de pintura que ha montado el Museo de Bellas Artes de Valencia en sus salas gracias a las obras de la prestigiosa colección que atesora la Fundación María Cristina Masaveu Peterson. Una reivindicación de las naturalezas muertas, de las flores, de las alegorías y, sobre todo, de un género, el del bodegón, que no es ni mucho menos menor. Al contrario, demuestra la maestría de grandes nombres de la pintura como Juan de Arellano (el mayor especialista en la pintura de flores), Juan Zurbarán (hijo del conocido artista), Luis Meléndez o el valenciano Tomás Hiepes.
Más de 40 obras de la entidad que por tercera vez ejemplifican el estrecho lazo que la une con la pinacoteca valenciana. Y es que la colección Masaveu vino en 2023 con la artillería pesada a Valencia, las obras de Sorolla en el centenario del pintor, y luego el Bellas Artes llevó sus joyas a la sede de la institución en Madrid. Ahora, esta reivindicación del bodegón recala en Valencia ampliada, tras verse en Asturias, Barcelona y Sevilla, con piezas nuevas, restauradas y que invitan a un viaje muy suculento por el arte.
Noticia relacionada
Así, la muestra 'Colección Masaveu: objeto y naturaleza. Bodegones y floreros de los siglos XVII-XVIII' despliega ese festín artístico que ha tenido escasa representación en los museos. Como han puesto de relieve sus impulsores, se consideraba un género menor, que los pintores cultivaban a la vez que otras temáticas como el retrato o la pintura religiosa.
La secretaria autonómica de Cultura, Pilar Tébar, el director del Museo de Bellas de Artes de Valencia, Pablo González Tornel, y el secretario del Patronato de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, Álvaro Sánchez, han presentado este jueves una muestra comisariada por el profesor Ángel Aterido. Los expertos han puesto en valor el arte del bodegón. «Esta es una historia del tiempo y de los lugares. Porque vamos de Valencia a Sevilla y Madrid gracias a estos bodegones de los siglos XVII y XVIII», ha contado el comisario.
Es precisamente en esos siglos cuando el género vive un momento de esplendor, en el que, pese a su escasa representación, compite con la producción que se hace en esos momentos en Italia y Flandes. «Estos creadores presentaron batalla incluso al mismo Dios, porque pelearon por se capaces de reproducir esa materia que había creado Dios», ha añadido el director del Bellas Artes.
«Esto huele a exposición grande, con un impresionante juego de texturas y de elementos», ha señalado Tébar. Y así es. Porque las viandas a las que el Bellas Artes invita son muchas y variadas. Desde frutas a un gallo, pescados y girasoles, pasando por el único bodegón de elementos metálicos que existe en la Historia del Arte, además de flores, alegorías, corderos y panes y dulces, todo ello configura una exposición que aunque no se pueda comer ni oler, llena el estómago y deja volar los sentidos.
Hacía más de 20 años que la pinacoteca valenciana no realizaba una exposición inspirada en el arte de las naturalezas muertas. Ahora, las pone en valor. Sobre todo, a las de autores españoles, que pudieron competir de tú a tú con otros pintores españoles. «Es un género que va más allá del cuadro que había en el comedor de tu abuela. Son escenas que pueden ser de objetos vulgares pero muy realizados de forma muy sofisticada», ha señalado el comisario. Para él, el bodegón español tiene una «identidad visual». «Son mucho más ordenados», ha contado.
En total, 42 obras de arte que llegan desde la prestigiosa fundación, «una de las dos grandes colecciones privadas que hay España», según González Tornel, quien ha emplazado al futuro para hablar de una cuarta colaboración entre ambas instituciones. No en vano, esta es la tercera vez que el Bellas Artes se une con la Fundación María Cristina Masaveu Peterson.
En este caso, es para un banquete artístico, para la celebración de la vida entorno a unos cuadros de una «belleza» extrema pintados por «unos artistas excelentes» (Hiepes, Arellano o Zurbarán hijo) y que, además, desvelan algunos secretos sobre el género: las primeras naturalezas muertas se colgaban en las bibliotecas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Carlos G. Fernández y Lidia Carvajal
Patricia Cabezuelo | Valencia
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.