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Obras de Muñoz Degraín en el Museo de Bellas Artes de Valencia. JESÚS SIGNES
El Bellas Artes, otra vez en la diana política

El Bellas Artes, otra vez en la diana política

El conseller Barrera y el ministro Urtasun colocan al museo en el punto de mira con motivo de la descolonización cuando las urgencias de la pinacoteca pasan por la autonomía, el plan museológico y el embellecimiento del entorno | En estas tres cuestiones se necesita el acuerdo entre Gobierno y Consell para mejorar el San Pío V

Carmen Velasco

Valencia

Jueves, 25 de enero 2024, 00:49

La política cultural requiere de gestión invisible, de conversaciones que no trascienden a la opinión pública, de diálogos con quien piensa diferente. El talante negociador es (o debería ser) requisito indispensable para ostentar cargo político en tanto que es un representante de toda la sociedad, no de sí mismo, ni mucho menos del partido al que pertenece. El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y el vicepresidente primero y conseller de Cultura, Vicente Barrera, responden de momento a lo que se esperaba de ellos en función de sus partidos de procedencia Sumar y Vox, respectivamente. Han marcado sus posturas ideológicas, pero ahora desde sus responsabilidades públicas.

No defiende mejor a las instituciones culturales quien escenifica una postura de firmeza ante las cámaras sino quien logra acuerdos casi imposibles sin focos. De reivindicaciones irrealizables el Museo de Bellas Artes de Valencia tiene un largo historial. Ahora la institución, de titularidad estatal pero de gestión autonómica, vuelve a estar en la diana política a cuenta de la descolonización de museos estatales que llevará a cabo el Gobierno central. En los fondos del San Pío V, cuyo origen se remite a la desamortización de 1837, no hay ninguna pieza procedente de la época colonial, pero la inclusión de esta cuestión en la agenda ministerial ha servido para evidenciar las diferentes de posiciones entre el ministro y el conseller. El debate de la descolonización devuelve al Bellas Artes de Valencia a la diana política, una posición que históricamente no ha beneficiado a la pinacoteca valenciana.

Las urgencias del Bellas Artes de Valencia están muy alejadas de un nuevo relato cultural respecto a la colonización. Es un debate que afecta al San Pío V y tampoco al González Martí, el otro museo estatal en la ciudad de Valencia. El futuro de la pinacoteca que dirige Pablo González Tornell para por tres reivindicaciones que no han sido atendidas: la autonomía del museo, el plan museológico y el embellecimiento del entorno de la pinacoteca.

El Ministerio tendrá que dar el visto bueno a la figura jurídica (consorcio, fundación o entidad de derecho público) que dote de independencia a la gestión del San Pío V. La autorización del Gobierno es imprescindible como titular del centro de arte, aunque tenga cedida la gestión museística a la Generalitat. Es el departamento de Barrera quien debe dar pasos para convertir el Bellas Artes de Valencia en una entidad de derecho público, que fue la última figura jurídica que se barajó para dotar de autonomía al museo.

El Bellas Artes de Valencia ha sido arma arrojadiza en legislaturas anteriores. La ampliación del museo se eternizó y esta demora estuvo también vinculada a que los partidos políticos en el Gobierno central y en la Generalitat eran de signos distintos. Ahora vuelve a suceder cuando hay urgencias que no han sido atendidas y que requieren, como la reforma del edificio Pérez Contiel, el aval económico del Gobierno. El embellecimiento del entorno es una asignatura pendiente que el anterior ministro de Cultura prometió en campaña electoral. En el acto celebrado por el PSOE en Bombas Gens, Miquel Iceta se comprometió en licitar las obras del embellecimiento del Museo de Bellas Artes de Valencia a final de 2023. Iceta no sigue al frente del Gobierno, pero la deuda contraída recae en el Gobierno central, cuyo presidente, Pedro Sánchez, sigue siendo el mismo que cuando Iceta estaba en el Ministerio. La adecuación de los alrededores de la pinacoteca valenciana, además, necesita de la autorización de licencias por parte del Ayuntamiento.

La tercera urgencia del Bellas Artes que reclama diálogo en lugar de enfrentamiento es el plan museológico. Para ejecutar un nuevo discuros expositivo, cuyo armazón teórico está listo, es imprescindible la dotación económica del departamento que dirige Urtasun.

Quizá entre los votantes de partidos de ideologías opuestas funcione oír de uno la voluntad de ser «dique de contención» y del otro avivar «un escándalo político», pero en la gestión pública cultural lo más beneficioso para el funcionamiento de las instituciones es levantar puentes de interlocución. Estos son bidireccionales y requieren de la voluntad de las partes implicadas.

Urtasun y Barrera representan el poder cultural o, mejor dicho, son los responsables de la política pública en materia artística. En teoría, no representan siglas políticas sino ciudadanos. Sus perfiles son diametralmente opuestos: Urtasun es ecologista, antitaurino, economista y diplomático de carrera mientras que Barrera es abogado, empresario, torero y taurino. Están obligados a aparcar sus diferencias por el bien de las instituciones culturales valencianas.

De la buena relación de Barrera y Urtasun dependerá el buen funcionamiento de la cultura valenciana, mejor dicho, de las grandes instituciones artísticas como el Bellas Artes, Les Arts, IVAM, Museo González Martí. Barrera y Urtansun están condenados a entenderse, a evitar el naufragio político por el bien de la cultura en esta orilla del Mediterráeno.

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