Max Aub, en una imagen en la que se puede apreciar su extensa colección literaria. LP

¿Dónde está la biblioteca que Max Aub acumuló en su vida?

Un investigador revela que la colección del autor le fue incautada tras la Guerra Civil y depositada en la Universitat de València pero que ahora se desconoce su paradero

Noelia Camacho

Valencia

Sábado, 24 de febrero 2024, 01:05

No hay apenas datos y es todo un misterio. Una gran biblioteca atesorada en vida por uno de los escritores e intelectuales más reconocidos del país, como fue el caso de Max Aub, y de la que se desconoce su paradero. El autor ... de origen francés y raíces alemanas -había nacido en París en el año 1903- pasó su infancia y juventud en Valencia, ciudad a la que se mudó siendo un niño tras el estallido de la Primera Guerra Mundial en 2014. Aub, reconocido autor de la Generación del 24, fue un erudito que acumuló numerosos volúmenes y ejemplares literarios que le fueron confiscados tras la Guerra Civil Española. Esta es la conclusión a la que ha llegado el historiador e investigador Arturo Colorado Castellary, reconocido por ser el estudioso que en los últimos años se ha encargado de buscar las obras de arte que fueron confiscadas durante la contienda española y depositadas en instituciones como el Museo del Prado. Colorado Castellary, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, ha ido un paso más allá en su análisis y ha descubierto que al menos seis universidades españolas conservan no sólo piezas artísticas sino bibliotecas de escritores e intelectuales a las que se las arrebataron tras la Guerra Civil. En su listado de nombres aparece el de Max Aub, un escritor comprometido que vivió en el exilio y tuvo fuertes raíces con la Comunitat Valenciana. Es más, la fundación que trabaja en mantener vivo su legado está instalada en la localidad de Segorbe.

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Junto a Aub, en el estudio llevado a cabo por el catedrático se encuentran otras personalidades como las del filólogo e historiador Américo Castro o el político republicano Alejandro Lerroux. Pero en el caso del escritor francés, quien cultivó géneros como el teatro, la narrativa o la poesía, existen pocos datos de dónde fue a parar su extensa biblioteca.

Imágenes de archivo de Max Aub. LP

En conversación con LAS PROVINCIAS, Arturo Colorado Castellary da unas pequeñas pinceladas de lo que ocurrió después de que finalizar la Guerra Civil Española. «En la posguerra, se le fue confiscada su colección de libros. Se le entrega a la Universidad de Valencia», dice el experto. Sorprende su afirmación porque, añade, no tiene mayor información de la cantidad de volúmenes o ejemplares que fueron. «En aquel momento, hubo dos vías por las que el Gobierno de Franco decomisaba obras de arte, archivos o bibliotecas. Una era por orden judicial. La otra, a través del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional», revela el catedrático. En el caso del tesoro bibliográfico de Max Aub, sólo añade que en las fuentes a las que él ha tenido acceso se recoge que en el año 1969, una parte de esta colección fue devuelta a la familia y a los descendientes del escritor.

Ante sus afirmaciones, surgen algunas cuestiones. ¿Qué obras literarias se retornaron a los herederos? ¿Cuántas fueron confiscadas y cedidas a la Universidad de Valencia? El estudioso apenas puede arrojar luz a este misterio. «Debe decirlo la universidad o los responsables de su archivo y biblioteca. Ellos deberían tener un registro de los libros que fueron confiscados y depositados en la institución», argumenta. De momento, la Universidad de Valencia no ha aportado más datos.

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Para Colorado Castellary, es una investigación muy ardua la que requiere conocer dónde están estos volúmenes. Afirma que, en un ejercicio de transparencia, deberían ser las facultades, entre ellas la de Valencia, la que doten de información. «Se debería ir caso por caso, porque son unas ochenta personas a las que les fue confiscada su biblioteca», asevera.

El experto sitúa a seis universidades del país como receptoras de las colecciones de más de 80 personas

El historiador pone de ejemplo lo ocurrido con Américo Castro. El filólogo también corrió la misma suerte que Max Aub y vio como se quedaba sin sus libros y archivos. «En la documentación sólo aparece que su biblioteca llenó dos camiones y que su archivo fue precintado. Salieron de su casa de la calle Oquendo de Madrid hacia la Universidad Complutense. De esto, tenemos constancia pero en el caso de Max Aub, no hay más datos», asegura a este diario.

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«Hay numerosas personalidades exiliadas a las que se les quitaron bienes. La investigación debería hacerse nombre por nombre», insiste. En el caso de Max Aub también se desconoce si además de su biblioteca, entre los objetos que le fueron confiscados se encontraban obras literarias inéditas o cuadros y piezas artísticas. Estas últimas, las obras de arte que fueron confiscadas tras la Guerra Civil, son el objeto del intenso trabajo que está llevando a cabo en los últimos años Arturo Colorado Castellary, quien ha sido el responsable del análisis que hace unos meses dio buena cuenta de más de 70 obras de arte incautadas y depositadas en el Museo del Prado. Entre esas creaciones se encuentra 'Cabeza de mujer con mantilla', pintada por el valenciano Joaquín Sorolla (en este caso esta creación está depositada el Museo del Ampurdán) y que según este estudioso perteneció al Marqués de Villalonga. Nadie ha reclamado este cuadro, tal y como adelantó LAS PROVINCIAS. En el caso de la biblioteca de Max Aub, tampoco parece que haya habido ninguna exigencia tras conocerse el incipiente estudio de este catedrático de la Universidad Complutense.

Así que responder a la cuestión de qué habrá sido de la extensa colección bibliográfica de un escritor muy ligado a Valencia se hace complicada ante la ausencia de más información. Para el investigador, las respuestas, en el caso de Aux y de otros perjudicados como Américo Castro y Lerroux, deben ser aportadas por las distintas universidades españolas a las que se les dio estos archivos. «Lo deben hacer en un ejercicio de responsabilidad y transparencia», señala.

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Una parte de las obras literarias que le fueron confiscadas se devolvió a sus herederos en 1969

Con todo ello, no es de extrañar que la biblioteca de Max Aub, que falleció en Ciudad de México el 22 de julio de 1972, estuviera llena de grandes joyas literarias ya que era un lector voraz desde su juventud. Aub residió en Francia hasta que al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914 su familia tuvo que trasladarse a España y se instaló en Valencia, pues su padre, ciudadano alemán, no podía continuar en tierras francesas. Aquí, el pequeño Max aprendió el castellano en un tiempo récord. Esa fue la lengua en la que escribió toda su vida. En 1917 un enfrentamiento en la plaza Emilio Castelar de la capital del Turia entre ciudadanos y agentes de la Guardia Civil le impactó tanto que marcó su carácter comprometido. Un año después comenzó sus estudios primarios en la Escuela Moderna primero y en la Alianza Francesa, a lo que siguió la enseñanza secundaria en el Instituto Luis Vives de Valencia. De juventud mantuvo amistad con otros autores como Juan Gil-Albert y Juan Chabás. Enmarcado en la Generación del 27, fue autor de obras como 'La gallina ciega' o su serie 'El laberinto mágico', compuesto por seis novelas realistas. Prolífico autor teatral, se exilió a México, donde vivió hasta su muerte.

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