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«Aquel frío día de diciembre, Laura recorría las estanterías de una coqueta librería cuando sus ojos se posaron en un hombre apuesto que, a ... su vez, la miraba de reojo. Un par de sonrisas, tres 'ay, perdona' al encontrarse entre las estanterías y un 'ah, ¿te llevas ese? A mí me gustó' después, Laura y Mantvydas se enamoraron. Luego quedaron a tomar café, salieron por ahí y confirmaron que lo que sentía era de verdad. De ese amor nació un bebé, Martín. Los tres fueron felices y comieron perdices». Como relato, es mejorable. Como historia real, no hay escritor al que se le ocurra. Menos aún si añadimos que Laura y Mantvydas se acabaron casando en la misma librería donde se conocieron cuatro años antes.
Es lo que ocurrió este sábado en Valencia. Laura y Mantvydas eligieron el día más caluroso del año para casarse y, como marco, eligieron la librería Ramón Llull, enclavada en el corazón del Carmen. Era la decisión natural dado que ambos se conocieron allí hace ahora cuatro años. «Somos muy amigos de los dueños de la librería y un día, cenando, les contamos que nos íbamos a casar y les dijimos si podíamos hacerlo allí, es algo que no planeamos pero que nos pareció la decisión más natural», cuenta Laura. De hecho, lo pensaron durante una reunión de un club de lectura en la misma librería, la que acude la pareja de forma habitual. «Mi novio se giró hacia mí y me dijo, '¿y si lo hacemos aquí?', y me pareció una gran idea. Así que a la librería», explica.
Ahí estaban este sábado Laura y Mantvydas y Martín, pero también Paco y Almudena, los dueños de la librería Ramón Llull, y las familias de la pareja, y escritores amigos, como Luis Rodríguez, que ejerció como oficiante. La librería, engalanada. «Les pedimos que cambiaran lo mínimo posible de la decoración porque a nosotros lo que nos gusta de verdad es la librería, es donde nos conocimos», explica Laura, que se acuerda hasta de los libros que ella y su ahora marido compraron aquel frío día de diciembre: una poesía completa de Octavio Paz, ella, y 'Una soledad demasiado dudosa', de Bohumil Hrabal, él.
La boda ha sido a mediodía. En ella han intervenido distintos escritores amigos suyos. Además, en ella ha participado Martín, cuya llegada al mundo coincidió con la fecha en que estaba prevista la boda, por lo que hubo que retrasarla. «Me quedé embarazada pero decidimos esperar y ahora, si todo sale bien, estará con nosotros en la boda», explica Laura.
Para la boda, los dueños de Ramón Llull prepararon la librería como cuando hay una gran inauguración: se colocó una larga mesa en un rincón y en la sala principal, las mesas preparadas para amigos y familiares. La comida fue en el Huerto de Santa María en El Puig. «Ahí sí hemos querido ser tradicionales», ríe Laura horas antes de contraer matrimonio.
A la boda no le ha faltado detalle. Además de una violinista, los asistentes iban ataviados para la ocasión y han aplaudido el beso de Laura y Mantvydas. Además, a la salida de la pareja de la librería, cerrada para la ocasión, la pareja ha sido recibida con el lanzamiento de pétalos de rosa. Luego, ya felizmente casados, la pareja se ha trasladado a la masía donde celebraron la fiesta. No sabemos si comieron perdices, pero, como las buenas historias, al menos esta tiene planteamiento, nudo y desenlace. Y, además, de los felices.
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