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El maestro Enrique Ponce sigue cubriendo etapas en su temporada de despedida, este viernes lo hizo en su querida Málaga donde tantos triunfos cosechó, entre los que se recuerda especialmente el de aquella corrida picassiana de 2017 en la que estreno su espectáculo Crisol y ... a los compases de La Misión indultó al toro Jaraiz de Juan Pedro Domecq, que a la postre le valió el estoque de plata que entrega aquella diputación al triunfador de la feria. Como amor con amor se corresponde, hoy la plaza se llenó hasta la bandera y el valenciano persiguió el triunfo como si de un novillero se tratase. Le acompañaron en el cartel Morante de la Puebla y Juan Ortega que dejaron pinceladas de un arte excelso, especialmente Juan que en el sexto, el de más movilidad de la tarde, cuajó una faena breve pero con momentos sublimes que fueron premiados con el único trofeo de la tarde.
En información de Carlos Crivell en Aplausos, el primero de Juan Pedro fue un toro nobilísimo sin fuerzas, que aún quedaron más mermadas en una costalada. Ponce realizó una faena templada, con algunos muletazos muy bellos en un conjunto algo largo. Acabó con sus clásicas poncinas. Mató de una estocada trasera y desprendida. El cuarto, de nombre Visigodo, fue el último que mató el valenciano en Málaga. Fue un toro bonito, muy justo de raza. Ponce lo saludó con lances con buen gusto. El toro planteó muchos problemas en la muleta. Le brindó la faena a Javier Conde. El toro soltaba la cara, amagó mucho y se quedó corto por ambos pitones. El maestro hizo un esfuerzo para lograr una buena labor con algunas tandas muy logradas, con una notable entrega. Mató de un pinchazo y una estocada baja. Salió a saludar a los medios, pero la plaza le obligó a dar una vuelta al ruedo muy ovacionada.
Por su parte, Román, toreó en Alfaro donde cuajó dos buenas faenas que malogró lastimosamente con la espada en información de Pedro Mari Azofra en Aplausos. Se lidiaron toros de Ojailén, muy bien presentados, ovacionados todos de salida, armados por delante y de juego desigual. Curro Díaz, oreja y ovación con saludos; Juan Leal, dos orejas y vuelta al ruedo; Román, silencio y silencio tras aviso. Román aprovechó el medio recorrido que tenía el tercero. Al final terminó por manoletinas y una estocada defectuosa y otra que asomó. Mal a espadas. Al último le recetó naturales de enorme aplomo, templanza y buen trazo. Firmeza y mano baja del valenciano. A derechas la faena fue ligada, empapando al toro -el mejor de la tarde- de muleta. Como en su anterior, estuvo mal con la espada y perdió un más que seguro premio.
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