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Bibiana Collado, Antonio Praena, Ana Noguera, Laura Garcés, Jaime Siles, Lola Mascarell y Elsa Moreno intervinieron en el Otoño Literario organizado por LAS PROVINCIAS. jesús signes

Buenos tiempos para la poesía

OTOÑO LITERARIO ·

Seis autores valencianos reivindican los versos con nuevas voces y lectores. Este género literario ha encontrado un aliado en la red pero necesita espacio en las escuelas

Noelia Camacho

Valencia

Sábado, 6 de noviembre 2021, 00:43

Una nueva jornada del Otoño Literario, la iniciativa de LAS PROVINCIAS que da voz a los distintos representantes valencianos de las Letras, se llenó en esta ocasión de versos. El acto reunió en La Rotativa, el espacio de actividades culturales del periódico, a seis poetas esenciales de la actual escena literaria de la Comunitat. Bibiana Collado, Lola Mascarell, Elsa Moreno, Ana Noguera, Antonio Praena y Jaime Siles fueron los responsables de poner negro sobre blanco el estado de la poesía en la Comunitat. Desde la veteranía de Siles a la juventud de Moreno pasando por la experiencia de Praena, Noguera, Mascarell y Collado, los seis reconocidos autores radiografiaron la supervivencia de este género no sólo en la región sino también en España.

Estuvieron moderados por la redactora de Culturas del diario, Laura Garcés, quien abrió fuego con una contundente pregunta: ¿Son buenos tiempos para la poesía? «¿Y cuándo lo han sido?», bromeó Jaime Siles antes de poner de relieve que, en su opinión, «son muy buenos tiempos». «Se lee bastante, hay lectores y buenos autores. En mi juventud, las tiradas de libros de poemas eran de entre 200 y 1.000 y vender tal cantidad era convertirte en un 'best seller'. Lo que debemos cuestionarnos es la calidad. ¿La hay?», dijo el poeta.

Jaime Siles, Antonio Praena, Bibiana Collado, Lola Mascarell, Ana Noguera y Elsa Moreno participan en el coloquio

Para Mascarell, «siempre es buen momento para la poesía». «Lo es por dos cuestiones. Primero, por la crisis espiritual en la que nos encontramos, que nos hace necesitar aquello que sana y cura y por ello la poesía se hace necesaria. También por la amenaza de la corrección política y la censura verbal que se impone como una espada de Damocles. La poesía habla con libertad, es buen antídoto para que no nos obliguen a callarnos», sostuvo. En el caso de Noguera, su aseveración discurre por la afirmación de que «son buenos tiempos pero es una disciplina que tiene mucha competencia, sobre todo por el sector audiovisual». «Estamos en un momento en el que nos vemos desbordados por la cantidad de actos poéticos, en sitios incluso sorprendentes como cafés, restaurantes, encuentros de amigos... donde se lee poesía. Hay interés por un género tan complicado», dijo. Para Collado, ese «intimismo» que siempre se asocia a la poesía ha cambiado. «Es un género que requiere de voluntad y compromiso. Pero de repente las puertas se han expandido, hay circuitos de todo tipo y se ha roto la barrera del papel. Hay lectores fuera de este ámbito. Estamos en un momento en el que todo hierve», según Collado. Antonio Praena, por su parte, destacó que «se piensa más en el lector y el receptor de la poesía». «Esa endogamia se ha abierto. Se ha creado una cierta cultura poética, como en el deporte, porque hay una base. En España hay una generación de autores, los nacidos y crecidos en democracia, están ahora en plena madurez y son escritores que han leídos sin prejuicios ideológicos, sin una dirección política. Han crecido en una riqueza que les ha permitido acceder, incluso, a traducciones de otros poetas. Esa generación está escribiendo una poesía más madura, que enriquece y piensa en el lector», defendió. No obstante, el propio Siles rebatió está cuestión: «Hay el peligro de que el personaje del poema sea el lector», dijo.

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En ese sentido, la propia Noguera puso sobre la mesa el hecho de que, en la actualidad, pueden convivir literatos de distintas generaciones. «Yo he llegado a conocer autores del 27, del 37, de los años 50 o 70. Hasta cinco generaciones de poetas. Pero también hay que tener en cuenta que vivimos en plena globalización, con acceso a poesía de todas partes», aseveró.

En esta conjunción de distintas voces se escuchó la de Elsa Moreno, quien ejemplificó que, en estos momentos, la poesía «tiene ganas de experimentar». «Los versos vienen del rap, se entrelazan con las artes escénicas, la danza, se ofrecen otro tipos de recitales... Eso es lo que a mí me interesa», confesó. Un hecho que, para Siles, era esencial en la poesía en España: «Necesitábamos innovación y experimentación».

La influencia de las redes

Las nuevas tecnologías, como se puso de relieve, han abierto nuevas puertas al mundo de los poetas. Sin embargo, y como se cuestión en esta jornada del Otoño Literario, ¿se han convertido en aliadas de los versos? «Son una herramienta maravillosa para trascender más allá del papel. La aparición de comunidades de lectura virtuales, de 'booktubers', 'bookgamers'... ha provocado también que las editoriales tradicionales hayan recuperado a poetas clásicos. Pero también hay poetas en las redes. Se está generando un circuito más rápido y abierto», según Collado.

Los poetas radiografían la situación de este género literario no sólo en la Comunitat sino también en España

En palabras de Antonio Praena, son «aliadas» pero existe el peligro de pensar que «el medio es el mensaje». «La poesía es poesía, pero el medio va condicionando la calidad. Siempre ha habido buena y mala poesía, pero las redes lo amplifican. Pero hay que ver si este hecho se va a convertir en una especie de 'McDonald's' poético, con una poesía hecha para un consumo rápido, olvidable, que confunda la calidad con la cantidad», sostuvo. «Lo que a mí me preocupa es que no se use bien. Se busca al que tiene seguidores, no al que hace buena poesía», según Noguera.

«Pero no todo lo que se publica en la red es un poema. El problema es la mercantilización del producto, que acaba siendo un subproducto», en palabras de Siles. «Se produce una paradoja: consideramos que la poesía es un antídoto frente el mercantilismo pero las redes sociales son el paradigma del consumo», añadió Mascarell, para quien esa forma de acceder a la poesía «está determinada también por cómo se lee», lo que se denomina 'lectura en scroll'. Para Elsa Moreno, quien relató que su primer contacto con la poesía fueron precisamente las distintas plataformas de la red, «llegó un momento en el que el ritmo que te imprimen las redes afectó a mi escritura». «Si lo publicas todo gratis, para qué van a comprar tu libro», se preguntó.

Atraer a los lectores

Si en algo coincidieron los participantes en el coloquio fue en el hecho de que la poesía no es un género sencillo, necesita de una «atención por parte del lector». ¿Y cómo se consigue generar más fieles a este género? «Hay algo básico en ello y es la educación. Se debe difundir en las escuelas y apostar por la presencia de más autoras, de lecturas más minoritarias. Debemos reivindicar al maestro y al colegio como elementos que pueden atraer lectores a la poesía», defendió Mascarell.

Moreno se sumó con una apreciación: «Es importante también la multidisciplinaridad». «Se puede llegar a más públicos», afirmó. Siles fue vehemente al asegurar que «la cultura siempre está relacionada con la educación». «El problema es que antes había una cultura literaria y ahora estamos perdiendo ese lenguaje. Lo importante nos llevaba a la cultura de la palabra, que es en lo que se fundamente la Ley y la Democracia. Si renunciamos a la palabra, no podemos dialogar. Y la poesía tenía esa doble función: la de la tintorería y la lavandería del lenguaje. Cada generación hemos ensuciado el lenguaje y la siguiente tiene que limpiarlo. La gran función social de la poesía es la que se hace en la enseñanza», aseveró.

Para Noguera, la educación «crea ciudadanos». «Pero a veces la escuela se queda sola. Lo importante también es el colectivo social, que entre en el discurso público. Es esencial que haya referencias, que aparezcan los literatos, los poetas...», sostuvo.

Antonio Praena defendió que, de igual forma que «el amor se transmite por contagio» un profesor debe «enamorar por el camino del lenguaje». «Hay que crear esos anclajes que, si nacen, te van a llevar por la senda de lo misterioso de la poesía», manifestó.

Para Collado, quien concluyó la reflexión, los maestros «son los primeros que deben tener la mirada abierta». Ella, como docente, lo tiene claro: «Somos los primeros que tenemos que quitarnos los prejuicios e interesarnos por las nuevas voces. En la poesía, hay que salir de la zona de confort», aseguró.

Al final del encuentro, quedaron varias premisas muy a tener en cuenta, pero sobre todo que un género tan necesario como la poesía necesita «mayor presencia en la educación».

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