El exterior del IVAM. lp

El IVAM, un museo moribundo

El centro de arte moderno de Valencia alcanza los 35 años desangrándose | La pinacoteca debería enorgullecer a los vecinos, a la ciudad a la que pertenece y a la administración que lo tutela

Carmen Velasco

Valencia

Martes, 24 de diciembre 2024

El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) agoniza. En el año de su 35 aniversario no ha mostrado signos de vitalidad; al contrario. Se ha desangrado. La dimisión de Nuria Enguita el pasado febrero generó una herida que, lejos de curarse a tiempo, todavía ... supura. Sin responsable al frente, el museo no sólo carece de un proyecto que lo dote de personalidad, sino que no marcha a pleno rendimiento. La falta de directora no es la única afección grave del IVAM, pero sí evidencia el desinterés hacia una institución que se granjeó el elogio del sector cultural del país en los años 90. El centro de arte contribuyó a ensanchar las costuras culturales de Valencia abriendo la ciudad del Turia a la modernidad. Fue el primer museo español de arte contemporáneo impulsado por una comunidad autónoma. De su nacimiento hace 35 años, que se han visto salpicados por decenas de polémicas, importantes crisis económicas e institucionales y algunos litigios judiciales. No está de más recordar que el pasado del IVAM no ha sido impoluto, pero: ¿qué se ha aprendido? A la vista de cómo se encuentra en la actualidad, poco. Otra vez se ha dejado al centro de arte a la deriva, repitiendo errores de gestión dentro y fuera del edificio. Que nadie se preocupe y ocupe de la pinacoteca, que hace años dejó de ser la niña mimada en los presupuestos de la Generalitat, implica que la hemorragia sigue activa y precipita la devaluación de la marca.

Publicidad

Ni el equipo actual del IVAM ni la Conselleria de Cultura emiten señales de querer sanar al enfermo. Todos señalan al conseller José Antonio Rovira como el responsable de la situación del centro de arte. Y lo es, es el culpable político. Sin pretender restarle ni un ápice de responsabilidad en el naufragio del museo, no es el único que descuida la institución. El equipo directivo actual no funciona. No es capaz de mantener la actividad de una pinacoteca que cuenta con unas de las mejores colecciones de arte moderno de España. La falta de directora no justifica el abandono de la institución. La profesionalidad bien entendida pasa, por supuesto, por ambicionar exposiciones de calidad, pero también por no descuidar la atención al público. En este momento, el IVAM dudosamente ofrece lo primero y se precipita hacia lo segundo.

Noticia relacionada

En plena temporada navideña, el IVAM tiene tres salas cerradas a las visitas, sin exposiciones, sin actividad para el visitante. ¿Y el resto de muestras? Dos se han inaugurado este diciembre ('Simone Fattal. Suspensión de la incredulidad' y 'Cualladó: archivo/obra); una se abrió en noviembre ( 'Juana Francés', que se exhibió en junio de 2023 en la sede de Alcoi) y las otras dos suman meses ('Pinazo, identidades' se presentó el 25 de abril de 2024 ) y años ('Ser artista. Julio González' se abrió el 28 de octubre de 2022) en cartel. No se antoja la mejor carta de presentación para un museo con ambición internacional ni tampoco para una ciudad que debería aspirar a encabezar los rankings museísticos del país. La irrupción del Centro de Arte Hortensia Herrero, la consolidación de CaixaForum en el Ágora y la solvencia de la Fundación Bancaja obligan a los espacios públicos y a sus gestores, primero, a no acomodarse; segundo, a redoblar la ambición; y tercero, a batallar por despuntar en la oferta cultural. No, no es una competición entre entidades artísticas, sino la invitación inexcusable a crear un mapa cultural robusto. Que centros de arte privados lideren el empuje cultural y social frente a los museos públicos, como mínimo, exige una reflexión colectiva. Los usos culturales y la sociedad valenciana no son como en 1989, año de nacimiento del IVAM. La institución exige, sino no otro modelo de museo, una actualización acorde a los tiempos.

En los 35 años de vida del IVAM, uno de los errores de base ha radicado en que no se ha gestado un consenso entre los partidos políticos entorno a la institución. Dentro de la política cultural, el IVAM debería perfilarse como un proyecto no sólo de ciudad sino de Comunitat. Como consecuencia de la falta de unidad política alrededor del museo, el IVAM acumula proyectos fallidos, algunos de ellos, como la ampliación a cargo del estudio de arquitectura Sanaa -que obtuvo el premio premio Pritzker en 2010- le habrían propinado una pátina de renombre internacional.

Publicidad

La 'piel' del IVAM, ideada por los arquitectos Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa en 2003, era una apuesta ambiciosa. Se quedó en el cajón pese a que se realizaron expropiaciones en el solar trasero del edificio para su ejecución. Todas las propuestas para este terreno han resultado, de momento, fallidas, pero no son las únicas: la negociación con las Naves no prosperó y la subsede en Parc Central ni está ni se le espera. Capítulo aparte merecen las ocurrencias, como la de abrir al público la azotea. El IVAM no es un laboratorio para experimientos; es un centro cultural que requiere una gestión profesional y profesionalizada con unos fondos propios a reivindicar con proyectos artísticos de altura e imaginativos. Debería ser un museo del que se enorgullecieran los vecinos, la ciudad a la que pertenece y la administración que lo tutela.

El prestigio de una ciudad radica en la cultura, que repercute en la vida y el bienestar de sus ciudadanos. El IVAM tiene potencial para contribuir al crédito de Valencia. Así será cuando deje de estar moribundo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad