Eran otros tiempos. Todo se contaba por carta. Y con los años aquellos escritos se convierten en impagables documentos que ayudan a conocer la historia. Una misiva, hasta ahora oculta, firmada por el universal novelista valenciano Vicente Blasco Ibáñez revela cómo el escritor confiesa su alejamiento de la vida política y el deseo de que el homenaje que Valencia le preparaba para mayo de 1921 tuviera carácter cultural y llegara a todos los valencianos cualquiera que fuera su ideología. Ya se había convertido en un autor de fama mundial en el universo literario, Y ahí quería poner el acento para una celebración de la que la próxima primavera se cumplirán cien años.
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Todo se preparó con antelación, ya en 1920 se hablaba del acontecimiento, como muestra la carta fechada el 22 de septiembre de 1920 en París, a la que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS y en la que Blasco indica a José Mateu sus apreciaciones en torno al acontecimiento.
Es Marga Preda, seguidora de la trayectoria de Vicente Blasco Ibáñez, aficionada al estudio de la figura del novelista, autora del blog 'Argonauta valenciano' dedicado al autor y que ha pronunciado varias conferencias sobre el novelista, quien ha tenido acceso a la misiva que, como ella misma relata, «forma parte de la colección privada de una familia que prefiere permanecer en el anonimato». Preda cuenta que le facilitaron la histórica carta con el interés de que su contenido «lo conozcan los valencianos» porque es un escrito que Preda explica que hasta ahora ha estado oculto.
Las palabras con las que Vicente Blasco Ibáñez responde desde París a José Mateu, en esos momentos presidente de la Juventud Artística, permiten conocer el deseo del escritor de llegar a todos los valencianos. De su trayectoria ya ha desaparecido el perfil de político; su nombre se ha inscrito con autoridad en el universo de la literatura y en torno a su personalidad creativa quiere que se le vincule.
«Siempre había estado encasillado en el ámbito de lo político», pero ahora se trata de «un homenaje en el que desea que participen todos los valencianos sean cuales sean sus preocupaciones políticas. Y se le respetó», relata Marga Preda. Blasco Ibáñez se lo explica a Mateu cuando negro sobre blanco dice: «Yo no soy ya político ni volveré a serlo. Tengo mis ideas políticas (las de siempre) como cada cual tiene las suyas, pero no pienso volver a ejercer de político en el sentido vulgar de la palabra» y alude a su perfil de escritor para destacar: «Esta muestra de cariño maternal solo puede y debe aceptarla el escritor, el artista, el autor de novelas valencianas que hoy circulan traducidas por todo el mundo».
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Llegada El autor llega a Valencia el 15 de mayo de 1921.
Colegio Primera piedra del colegio 'Mare Nostrum'
Barraca En el Cabanyal, homenaje a las barracas.
Paseo Visita a la Albufera en parte frustrada por la lluvia.
Visita Acude a la Casa Natalicia de San Vicente Ferrer.
Plaza Se descubre el rótulo de la plaza Blasco Ibáñez.
Recuerdo Lápida conmemorativa en su casa natalicia.
El escritor, que por entonces, como recuerda Preda, ya ha publicado 'Los cuatro jinetes del Apocalipsis', ha conseguido la traducción de esta obra al inglés y su publicación en EE UU convirtiéndose este título «en 2019 en un Best Seller, se dice que fue el primer autor de un Best Seller español», insiste en su carta en el carácter afectivo que debe encerrar el reconocimiento de su tierra: «No debe herirse la susceptibilidad de nadie» y le recuerda a Mateu que ha «escrito a Azzati y al Dr. Pérez Feliu que me consultaron sobre lo del homenaje».
La cita de Blasco a Felix Azzati, que fue director del periódico 'El Pueblo' fundado por el novelista valenciano, y al Doctor Pérez Feliu -amigo del escritor que en 1914 inició la fundación del Hospital de la Malvarrosa-, muestra que la distancia geográfica no ha roto los lazos del escritor con su adorada Valencia. Da fe de la movilización en la capital del Turia para agasajar a un hijo de la tierra que con su trabajo paseaba el nombre de la ciudad por el mundo.
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Y no son los únicos valencianos que circulan por la carta, pues al final de la misma el autor de 'Cañas y barro' envía a través de su interlocutor «mis cariñosos saludos al gran Pepe Benlliure que deseo ver pronto». Sobre este artista recuerda Marga Preda que el pintor y el novelista mantenían una relación de amistad y que el contacto no se perdió, «Benlliure iba a ilustrar 'La barraca'». En este punto, advierte también la autora del blog 'El Argonauta valenciano' que a Blasco siempre le interesó la ilustración.
Las palabras que el universal valenciano remitió al ceramista Mateu no sólo descubren la vertiente social del autor. No faltan pinceladas que ofrecen apuntes de su vida privada, como el duro episodio de la muerte de su hijo Julio. Las primeras palabras que anota en el papel son un agradecimiento a la persona de su hijo: «Querido amigo: Su cariñosa carta que evoca el recuerdo de mi pobre hijo Julio, me ha conmovido profundamente». Blasco había perdido a uno de sus descendientes «en 1919 cuando tenía 23 años», recuerda Preda.
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La carta ha cumplido 100 años y avanza el centenario que llegará en 2021. Pero no son los únicos hitos relacionados con Blasco Ibáñez. Recuerda Preda que «entre agosto y septiembre de 1920 comenzó la filmación de la película 'Los cuatro jinetes del Apocalipsis'» , producción que se estrenó en 1921. Y si no fuera suficiente, en este 2020 'Entre naranjos' llega a su 120 cumpleaños.
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