![Cayetano Rivera Ordóñez: «Cada vez que voy a la plaza asumo que quizás no vuelva»](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202108/07/media/cortadas/cayetano-ROHKJvPOEHWMTzYsS7SRd3I-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
![Cayetano Rivera Ordóñez: «Cada vez que voy a la plaza asumo que quizás no vuelva»](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202108/07/media/cortadas/cayetano-ROHKJvPOEHWMTzYsS7SRd3I-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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josé luis benlloch
Domingo, 8 de agosto 2021, 00:47
-El toro, la plaza, el público… ¡qué miedo!
-Lo que más miedo me da es tener miedo. Esa es una lucha interna que me lleva a dar un paso más para demostrarme que soy capaz. Superar el miedo es el reto.
-Contra el miedo, valor.
-Es verdad. Son el ying y el yang de los toreros.
-Se dijo siempre que convivís los tres en las habitaciones de los hoteles, en los coches, en las vísperas, en los paseíllos…
-Nosotros no es que no tengamos miedo es que con el valor lo superamos o lo intentamos superar. Sin miedo no haría falta el valor.
-Faltaba el toro.
-El toro es mi amigo, aunque a veces te tienes que imponer y en ese pulso puede que no lo parezca. Nos necesitamos los dos. Si estás dispuesto a jugarte la vida con él es porque le admiras, uno no se juega la vida con cualquiera.
Cayetano Rivera Ordóñez. Personaje de los que no pasan desapercibido. Ni en la plaza ni en la calle ni en los medios. Se podría decir que le obligan los apellidos. pero no sería del todo cierto. Lo trae en la sangre, sí, pero lo cultiva con esfuerzo. Lo muelle no va con él. Basta con verle frente al toro a tumba abierta para entenderlo, ya se sabe que se torea como se es. Y a todo lo anterior añádanle un toque de rebeldía. «Las cosas no siempre son como te dicen que son, hay otros caminos, otras fórmulas» suele decir cuando le inquieren los más tradicionales, y a eso él le llama escucharse a sí mismo.
-Justifícame que un hombre tan vivido como tu haya abrazado el toreo.
-Hay muchos motivos. Te diré uno, yo soy un apasionado de todo aquello que surja de la verdad y el toreo es verdad. Paradójicamente se utiliza un engaño pero todo lo que pasa en la plaza es verdad y es real. Y cuando llega a producirse la conexión entre torero, toro y público se vive con una intensidad y una emoción, también con una preocupación que te invade totalmente… los días de corrida todos los sentidos se agudizan muchísimo y engancha.
-¿Qué es torear?
-Una mezcla de sensaciones únicas, es emoción, angustia, ilusión… una mezcla de todo eso y sobre todo es algo que me hace sentir más vivo que nunca. Estar tan cerca de la muerte me hace sentir más vivo. Esas son experiencias que no se olvidan. La vida pasa muchas veces desapercibida, lineal, sin dejar huella, pero en el toro no ocurre así.
-En la plaza eres un torero de los considerados valientes.
-Mi actitud es el efecto de la responsabilidad con mi historia, con mi familia, pero siento también un compromiso con el público y conmigo mismo. Sé cómo quiero estar y cómo quiero que me vean y soy perfectamente consciente de lo que arriesgo. No creo que haya un torero que sepa más que yo lo que nos jugamos ante el toro. Cada vez que voy a la plaza asumo que quizás no vuelva.
-Apenas hemos comenzado la charla ya has nombrado la muerte.
-Está ahí. Yo lo sé desde niño.
-¿En todos esos planteamientos qué papel juega el dinero?
-El último. Una cosa es que toree y defienda lo que pienso que me corresponde y otra muy diferente es que toree por dinero. No me gusta tanto el dinero como para eso. En mi caso para torear tiene que haber un componente interior, personal, emocional que es mucho más fuerte que el dinero y que es el motivo por el que toreo. Si tuviese que salir a torear solo por dinero me cogería el toro seguro. Eso es muy difícil, no sé si alguien puede hacerlo.
-Nunca te escondiste cuando tocó defender el toreo en público.
-Es obligado. También te digo que yo no he tenido conversaciones ni he debatido con antitaurinos, las he tenido con animalistas porque con los anti es imposible, están en contra y se acabó, pero los animalistas buscan argumentos y en el debate hay un momento en el que se quedan sin ellos cuando se dan cuenta que las corridas de toros son necesarias para proteger al toro bravo en contra de lo que decía el programa electoral de Podemos que pedía prohibir las corridas para proteger al toro bravo. ¿Cómo van a proteger al toro bravo sin corridas de toros?...
-¿Cómo argumentamos la defensa?
-Mucho más allá de los números y los aspectos económicos que reconozco importantes, a mí me interesa mucho la relación que se crea entre el toro y el torero. En la película de 'Troya', cuando Brad Pitt mata a Eric Bana, su contrincante, se lo lleva y le llora… esa actitud representa muy bien nuestra relación. Matar al toro no significa que no lo ames y no lo respetes. Alguien me dijo: pues a mí no me ames como amas al toro… '¡Que sabrás tú como amo yo al toro!', le contesté. Solo a través de la admiración y el respeto que siento por el toro se puede entender mi decisión de enfrentarme a él y querer arriesgar mi vida con él. Yo creo que ese planteamiento en el que no se ha profundizado da valor al toreo.
-Muchos de ellos piden la supresión de la muerte del toro
-Cuando algunos dicen que habría que suprimirla pienso que para nosotros sería más cómodo, más fácil, menos arriesgado… Cuánta gente hemos sufrido cornadas entrando a matar, cuántos triunfos hemos perdido por la espada, fíjate que en unos segundos puedes perder todo el esfuerzo que has hecho durante veinte minutos, pero suprimirla no sería justo. Lo honesto es que arriesguemos nosotros la vida para quitarle al toro la suya. Podríamos meterlo en un chiquero y alguien que no sabe ni entiende ni a lo peor le gustan los toros, le pegase un tiro o le diese la puntilla y se acabó, pero no creo que eso sea respeto para el toro. Respeto es arriesgar tu vida para quitarle suya y eso nos honra, eso debería valorarse.
-Siempre tuviste un sentido de la españolidad y de la patria muy claro, se traslucía abiertamente, incluso en la plaza. En más de una ocasión te has negado a disimularlo, ni siquiera has aceptado a renunciar a los colores de España en las banderillas como se te llegó recomendar en alguna ocasión.
-Yo me siento muy español y los toros forman parte de nuestra cultura y de nuestras tradiciones, de nuestras costumbres... Los siento muy míos como otras costumbres que a lo mejor yo no practico y también son nuestras, la Semana Santa o la Navidad, por ejemplo… Sentimientos y creencias que están siendo atacadas por parte de algunos sectores políticos con una actitud que yo no comparto y lo manifiesto.
Más allá de las cuestiones personales vive un momento artístico muy interesante en Alicante por Hogueras se pudo comprobar. Ese buen punto torero viene de atrás, él lo sitúa en 2019, la temporada en la que conquistó Pamplona, plaza de tantas referencias familiares, las que entabló su abuelo con don Ernesto y lamenta que la pandemia lo esté condicionando.
-Las grandes tardes pasadas son solo recuerdos. Yo vivo el presente y mientras esté en activo quiero disfrutarlo, quiero tener mi sitio y ahora mismo el sitio hay que lucharlo.
-Y en esas anda.
¿Supersticiones?... solo las justas. No se considera supersticioso, se quedó en un escalón antes, solo conserva alguna manía de las que no cumplirlas no llegan a perturbarle, «si no lo hago no me como el coco», y pone un ejemplo «antes de salir hacía la plaza me gusta quedarme solo y ese momento aprovecho para llamar a casa». Los días de corrida suele pasarlos en la habitación, «dependiendo de la responsabilidad de la corrida igual me relajo más y bajo a comer», y reconoce que ese día no haría nada que le pudiese perjudicar, por ejemplo jugar al golf. «Me gusta jugar pero tengo una artrosis en la espalda y su práctica me perjudica, así que me privo».
Prohibido repetir colores. Todos los años se hace algún terno azabache en lugar del oro, pero asegura no tener preferencias especiales a la hora de elegir los colores de los vestidos de torear. «Me gusta el azul pero no he repetido desde que soy matador de toros ningún color nunca, lo que he hecho es cambiar de tonalidad, te diría que he tenido todos los azules. Solo en una ocasión en la que no me encajaba bien un vestido nuevo y decidí cambiar de sastre repetí el color del que no me habían acertado aunque con otro bordado».
Imposible como su padre. Vio vestirse de torero a su padre en alguna ocasión, pocas, pero tiene el recuerdo del momento en que Ramón Alvarado, el mozo de espadas y tío del maestro, le calzaba la taleguilla. «Seguramente me impresionó porque para encajársela lo cogía de la cintura de la misma taleguilla y lo subía hasta muy arriba. Lo veía y alucinaba, casi tocaba el techo. He intentado –bromea- que Ramiro lo haga conmigo pero no debe poder y se niega». Por otra parte no tiene conciencia de haber heredado ningún hábito o tic paterno.
Devociones ajenas y rezos propios. ¿Si rezo me preguntas?... tengo mi charla. No es una oración exactamente pero sí tengo mi momento de soledad y espiritualidad antes de ir a la plaza». Le acompaña un altar como suele ocurrir con la mayoría de sus compañeros. El suyo tiene una particularidad, está compuesto solo con imágenes que le han regalado amigos y aficionados, hay de todo, estampitas, rosarios... «Considero que es una energía muy bonita y muy positiva». En un principio, era muy chico pero ha crecido tanto que ha tenido que guardar algunas.
Aquellas Fallas primeras. Recordamos la tarde de Fallas de 2008 en la que le cortó dos orejas a un toro de Capea, la primera vez que lograba un triunfo así en una feria de primera. «Recuerdo que se hizo de noche en la plaza. Me impactó. Qué mal se pasa pero qué experiencias tan bonitas y tan enriquecedoras se viven en el toreo. Fue muy fuerte. Aquel éxito me dio sobre todo seguridad. Acababa de tomar la alternativa y fue una señal más para demostrarme que podía avanzar en el nivel de la plazas importantes. Emocionalmente me aportó mucho».
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