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Secuencia de la caída de Ava cuando rejoneaba que frustró una nueva película. APLAUSOS
El Centauro, la película que no hizo Ava Gardner

El Centauro, la película que no hizo Ava Gardner

Una caída del caballo le obligó a desistir de rodar el guión que le había escrito Ángel Peralta

JOSÉ LUIS BENLLOCH

Domingo, 3 de diciembre 2017, 00:06

Ava Gardner o simplemente Ava, el animal más bello del mundo como no le gustaba que le dijesen, encontró en España el país, hombres, cultura y coyuntura social que le permitió dar rienda suelta a todas sus pasiones, el lugar donde se sintió admirada y libre como en ninguna otra parte. En ese ambiente, sus intensas vivencias siguen inspirando libros y reportajes con frecuencia relacionados con el mundo del toro que tanto le cautivó. El último de ellos se acaba de editar bajo el título "El centauro de las marismas", obra de otro personaje absolutamente genial, Ángel Peralta, ganadero, rejoneador, poeta, rociero y animalista cuando no se llevaba, que la trató muy directamente y la acogió en varias ocasiones en su finca familiar. Eran los tiempos en los que Ava bebía y vivía los vientos por todo lo español.

La obra, que ha estado sesenta años guardada en un cajón, fue escrita en un principio para ser guión de una película con Ava como protagonista, que finalmente no se hizo como consecuencia de una caída del caballo en la finca El Rocío que, el en este caso guionista, posee en las marismas de La Puebla del Río.

En la primavera de 1957 la diosa americana acudió a la finca donde los hermanos Peralta criaban caballos cartujanos y toros bravos a escasos kilómetros de Sevilla. Por sus cercados y dependencias pasaban habitualmente los intelectuales y estrellas de fama internacional cuando visitaban España. En este caso la visita de Ava tenía como objetivo conocer el ambiente de la marisma sevillana, donde debía rodarse la película que tenía como argumento una trama amorosa en la que se mezclaba en claro conflicto la cultura de los urbanitas, más refinada, y la de los hombres del campo, menos cultivada y más unida a la naturaleza. "Es un relato basado en hechos reales", asegura el autor. Durante aquella visita y como consecuencia del carácter intrépido de la actriz surgió el accidente.

"Ava se empeñó en rejonear. Quiso ponerle una banderilla a una vaca en la placita de tientas. Le ensillamos a Mexicana, una yegua perfectamente domada con la que rejoneaba yo, que se vio sorprendida por el manejo de Ava que, cuando sintió cerca la embestida de la vaca, tiró con excesiva fuerza de las riendas de Mexicana que se levantó de manos y dio con la actriz en el suelo", cuenta el rejoneador. El percance se saldó con un enorme susto, un golpe de la becerra en la mejilla de Ava que desencadenó un alarmante hematoma y la suspensión del proyecto cinematográfico. Don Ángel, tratamiento con el que siempre se le distinguió en los carteles, que había registrado el guión, lo guardó en un cajón y ahora lo ha recuperado para reconvertirlo en una novela.

No fue la única aproximación del Centauro de las Marismas al mundo del cine. Él mismo coprotagonizó dos años más tarde "La novia de Juan Lucero", junto a Juanita Reina, pero sería con Marisol en "Cabriola", título que tomaron del nombre de una yegua de rejoneo, donde alcanzó mayor relevancia. Cabriola, yegua de capa bayo isabela, que alcanzó gran fama, murió corneada por un toro en la plaza de Benidorm, percance que inspiró uno de los poemas de su jinete:

No tuvo la culpa el toro,

la culpa la tuve yo,

¡que lo desafié en público

con el puñal de un rejón!

...

¡Adiós "Cabriola" adiós!

A mí me toca esperar...

Ángel Peralta, que nació con el alma de un centauro, asegura que desde que viese la luz en su Puebla natal, hace noventa y tres años, ha pasado más horas a caballo que a pie y que todas le parecen pocas... Después de más de dos mil actuaciones en la plaza, asegura que torear es engañar al toro sin mentir, con la verdad por delante. En la temporada de 1990 le partieron la pierna, en realidad la rodilla, los ligamentos, las costillas, la escápula, le afectó el pulmón... resbaló el caballo, Corinto se llamaba, le cayó encima y al levantarse le hizo el gran estropicio. Sucedió en La Zubia, pueblo de la provincia de Granada. Una vez recuperado siguió rejoneando soportando grandes dolores hasta que la prudencia y las recomendaciones médicas le forzaron a dejar de torear aunque nadie consiguió que dejase de montar a caballo. Ahora se refugia en la escritura. Y se amaron dos caballos/mire usted qué maravilla... la sevillana que popularizó María del Monte ha sido una de sus letras más exitosas.

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