Como cada año, toda la atención del mundo de la ópera se centra en la nueva producción que presenta el Festival de Bayreuth. En este caso, era 'Tristan und Isolde' con dirección musical de Semyon Bychkov y escénica de Thorleifur Örm Arnarsson. El director de ... escena islandés se apunta la impactante imagen con la que aparece Isolde atrapada en un gigantesco vestido. Todo en esta escena parece no salir del barco en el que se inicia la ópera. Un barco que no llega a ningún sitio, solo a la autodestrucción. El acto segundo se desarrolla en lo que parece la popa del mismo llena de agujeros y trastos cuya simbología parece evocar el pasado marinero, tanto mitológico, como científico y artístico, de la cultura occidental. En el tercero, Kareol se transforma en un barco destrozado. En este marco, Arnarsson desarrolla una idea dramática en la que amor y muerte se entrelazan a través del famoso filtro de amor. Aquí el filtro lleva tanto al amor como a la muerte: en el primer acto, Isolde evita que se tome el filtro Tristan (como debería ser) quien solo lo tomará en el encuentro con Marke y Melot del segundo, de manera que es el filtro el que le conduce a la muerte. Lo mismo ocurre con Isolde, que solo lo toma en el acto tercerode forma que el filtro le llevará a la muerte de amor. Así las cosas, Arnarsson pretende desarrollar esa idea de amor y odio a lo largo de los dos primeros actos. Aquí la pasión está contenida, no hay transformación inmediata hacia el deseo incontrolable. Los amantes a veces están distantes, recelosos o incluso parece que discutan. Reconozco que la idea tiene interés y está bien fundada, pero el resultado fue una producción de estética irregular y previsible en lo dramático una vez que captabas la narrativa.
Musicalmente hubo dos triunfadores indiscutibles: Semyon Bychkov y Andreas Schager. Bychkov ofreció una dirección madura, sosegada y profunda, llena de colores, matices y texturas con las que arropar todo lo que ocurría en escena. Fue la suya una concepción lírica y reflexiva del amor. Podemos afirmar que Andreas Schager es uno de los grandes tenores wagnerianos de la historia. Esta teniendo una época dorada en la que está afrontando y triunfando en todos los roles. La voz es brillante, de emisión fácil y de una luminosa belleza. Es como si un haz de luz llenase la sala cada vez que abre la boca.
Además, es capaz de llenar sus interpretaciones de detalles líricos con concienzudas medias voces. Sin duda, todo el monólogo del acto tercero que firmaron Bychkov y Schager quedará para la historia. Camilla Nylund ha decidido en este momento de su carrera afrontar los grandes roles dramáticos de Wagner. Es una cantante sólida, inteligente y de gran técnica con una impresionante carrera a sus espaldas. Su Isolde gana enteros en las partes líricas. Su elegante y articulado fraseo unidos al atractivo timbre lograron grandes momentos, especialmente en el dúo de amor; pero le falta el metal dramático necesario en los momentos más exigentes. Günther Groissböck posee una voz recia y de sólida emisión con la que perfiló un Marke rudo, enfadado pero sin másprofundidad que un soberano cabreo. Chista Mayer fue un Bragäne de voz ajada y canto histriónico inadecuado al papel. Su irrupción en el dúo fue criminal destrozando la mágica atmósfera lograda por Bychkov, Nylund y Schager. Olafur Sigurdanson no tiene el canto noble que precisa Kurwenal con un vibrato tremendo y canto irregular.
ÓPERA
- Wagner, Tristan und Isolde
- A. Schager, C. Nylund, G. Groissböck, O. Sigurdarson, Ch. Mayer, B. Radde, L. Anderson, M. Newlin. Orquesta y coro del Festival de Bayreuth.
- Th. Ö. Arnarsson, director de escena.
- S. Bychkov, director musical
- Bayreuth, Festspielhaus, 9 de agosto de 2024
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