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El cine X de la calle Cuenca de Valencia ha cerrado. Las salas, que durante más de 30 años han proyectado películas porno, bajan ... la persiana. Ya lucen el cartel de la inmobiliaria 'Se alquila' en sus locales. El espacio, 'rara avis' del negocio de la exhibición, era un superviviente. Llegó a 2022 con el título de ser el único cine X de España dado que sus homólogos en Madrid y Granada se reinventaron hace unos años.
El cine de la calle Cuenca de Valencia, que tenía sala A y B, funcionaba a diario hasta hace unos días. ¿Cómo han logrado subsistir? Esta pregunta no tiene fácil respuesta. Como recoge Miguel Tejedor en 'El libro de los cines de Valencia (1896-2014)' tenía un «escaso público 'sui géneris' y muy habitual«. No hace falta decir que eran espectadores hombres y, en su mayoría, de edad considerable.
El nombre comercial del cine es Duplex X, pero todo el mundo lo conoce como 'el cine de la calle Cuenca'. Con su cierre Valencia se queda sin espacios de proyección de cine porno y eso que llegó a tener hasta cuatro negocios de estas características: el local de la calle Cuenca, el cine Colón (calle Carniceros), el antiguo teatro Alkazar (calle General San Martín) y cine Chaplin (calle Alcoi). Estos dos últimos fueron gestionados por el empresario valenciano Vicente Gil. Al frente de la sala X de la calle Cuenca estaba José Andrés Penedés, quien delegó el negocio, según Gil, en su hijo Pepe Penedés, que, en palabras de Tejedor, también ejercía de taquillero.
Estas salas no siempre fueron X. Se abrieron en el otoño de 1981 con el nombre de Duplex A, B, y proyectaban películas de reestreno. Fue en marzo de 1984, con la autorización gubernamental para los cines X, cuando se transformaron en un espacio de proyección de contenido porno. Esta novedad «fue un escándalo». Vicente Gil apunta a LAS PROVINCIAS que la intención del empresario siempre fue «proyectar películas eróticas pero la condición legal establecía que el cine tuviera funcionamiento previo».
Los últimos tiempos, con sus avances tecnológicos, han hecho mella en la industria de la pornografía, que ha experimentado profundos cambios para adaptarse a los nuevos modelos de consumo. Ahora las producciones audiovisuales de contenido sexual se consumen bajo demanda a través de las pantallas más caseras (ordenadores, tabletas y teléfonos). Las visitas a las web eróticas se suman por millones. Este contexto y la pandemia reduce al mínimo la rentabilidad de la sala X de Valencia.
La longevidad de la sala de la calle Cuenca ha llegado hasta 2022. Ha superado a todas sus homólogas. La última sala X de Andalucía, que estaba en Granada, cerró en febrero de 2019 y desde entonces funciona como sex-shop. El cine Duque de Alba, en el centro de Madrid, se dedicó durante más de siete décadas a proyectar películas, primero convencionales y en sus últimos años porno. Cerró y reabrió en 2017 como Sala Equis transformada en un espacio dedicado al ocio y la cultura.
Los cines porno han pasado de ser una anécdota cotidiana en la década de los 80 en España a ser una excepción y algo casi marginal en cualquier ciudad en los años 2000. Hasta desaparecer. El último fundido a negro de una sala de proyección de películas porno se ha producido en Valencia. The End.
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