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En poco más de un mes tres negocios culturales han bajado la persiana o han decidido cerrar: Microteatro comunicó su fin de actividad el pasado 13 de noviembre, las salas Aragó Cinema anunció su fundido a negro para el 30 de noviembre y la discográfica Mésdemil cesará su actividad a finales de año después de 10 años. Con estos apuntes pocas personas dudarán de que el final de año no está siendo nada benévolo y halagüeño para la cultura valenciana. En los tres casos son firmas privadas con las que profesionales apuestan por la creación como modo de vida.
El cierre de empresas culturales era frecuente en tiempos de crisis. Los indicadores macroeconómicos indican, según los expertos, cierta recuperación, pero la cultura, o bien, no se beneficia de la tendencia, o bien, los brotes verdes no calan en el sector artístico, un terreno especialmente afectado por la recesión económica. Sea como fuere, los cierres continúan. Se suceden. No hay freno.
En el caso de Microteatro, el cierre obedece a que los números no salen. «Había espectadores, sí, pero no los suficientes para cuadrar las cifras. Estábamos contentos con la afluencia de las sesiones pero se necesitaba más», explican. El proyecto de la sala de Ruzafa pasaba por una oferta más allá del teatro: «Cuando se quiere soportar unas dimensiones de negocio más ambiciosas, se tiene más gastos y se necesita más dinero y más público», aseguran. «Microteatro registraba sesiones llenas y otras con ocho personas, pero la irregularidad en el patio de butacas era como en cualquier otro escenario», apuntan fuentes de la empresa.
Un caso similar sucede con los pases en Aragó Cinema. 'Estiu 1993' logra reunir a decenas de personas en la sala, pero otros títulos menos convencionales apenas atraen la atención del espectador, pese a los precios populares. El alto precio del alquiler, los problemas con las distribuidoras y el no contar con un público mayoritario han obligado a la cooperativa La Cinemista a abandonar un proyecto «ilusionante», que ha logrado albergar en sus salas un programación que buscaba saciar las inquietudes cinéfilas al margen de los circuitos comerciales. También Aragó Cinema consiguió implicarse con la oferta cultural de Valencia y colaboró con varios festivales de cine (Mostra Viva, Paura y Catacumba) .
Los Aragó Cinema reabrieron en noviembre de 2015. Una cooperativa asumía la loable labor de recuperar un espacio de cine que había estado cerrado nueve años. La viabilidad del negocio no ha dado para más. El jueves 30 de noviembre volverá a bajar la persiana del establecimiento de la A venida del Puerto.
Es una obviedad pero mantener un teatro o cine abierto no es fácil ni barato. Que los ingresos logren compensar la actividad se antoja casi milagroso. Los gestores culturales de negocios privados no saben si falta predisposición de los ciudadanos por la cultura, o bien, es una cuestión económica. «No hay un exceso de oferta cultural en Valencia, pero sí quizá sobredimensionada al público que está dispuesto a gastarse el dinero», apuntan los socios de Microteatre. aventura bonita pero en el amplio sentido de la palabra
La semana que mañana concluye también se supo que Mésdemil cesará su actividad a finales de año después de 10 años de «intenso trabajo del que estamos muy satisfechos», según un comunicado de la discográfica.
El sello de Benaguasil cierra con 132 referencias editadas, además de «muchas experiencias vividas, muchas cosas aprendidas y muchas alegrías». La razón principal que ha llevado a sus responsables a tomar esta decisión han sido los problemas económicos que «nos han acompañado desde el principio y nunca nos han abandonado» y que les ha empujado a bajar la persiana «para dedicarnos a otros proyectos».
Antes, celebrarán una fiesta de despedida el 27 de diciembre en la sala 16 Toneladas de Valencia en el que será el último concierto 'Petits difícils miracles' con algunos de los artistas ligados a Mésdemil en los últimos años como Andreu Valor, Mireia Vives i Borja Penalba, MC Alberto, Pellikana, Candela Roots, Mox, Gener i DJ Conill. Además, el concierto resucitará a los grupos que vieron nacer a la discográfica: Bakanal y Rapsodes.
Estos cierres se suman al goteo de clausuras de negocios culturales. En septiembre de 2016 la galería de arte contemporáneo internacional Kir Royal Gallery cerró sus puertas en Valencia para abrirlas en Madrid. Después de cinco años ofreciendo en la ciudad del Turis optó mudarse a la capital, donde tampoco prosperó: a principios de noviembre anunció su desaparición. También en octubre de 2016 bajó el telón Lluerna Teatre, fundado en 1989.
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