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El cine valenciano partió a la gala de la 39 edición de los Premios Goya con grandes expectativas. Un buen puñado de nominaciones, más de una decena, viajaba a la conquista de algún cabezón en Granada. Algunos de los cinematográficos bustos sí vinieron, otros se ... quedaron en la puerta. Por muy poco no superaron la última prueba en una cita en la que el pabellón valenciano este año ondeaba más alto que nunca pese a que quienes lo enarbolan siguen reclamando para la Comunitat una política cultural que «empuje y apoye» al sector audiovisual en esta tierra.
Entre los valencianos fue la productora María Zamora -Elástica Films- la que más premios cosechó. Su película 'La virgen roja' se alzó con dos goya: mejor dirección artística y mejor diseño de vestuario. También con 'Salve María' la productora consiguió el premio a mejor actriz revelación, y con 'Emilia Pérez' el galardón europeo. También el alicantino Yerai Cortés recogió un goya por su canción 'El almendro' en la película 'La guitarra flamenca de Yerai Cortés'.
Un día después de la gran cita del cine español María Zamora, Premio Nacional de Cinematografía, habla con LAS PROVINCIAS y asegura que para el trabajo valenciano «esperaban más». Parece que supo a poco, pero advierte Zamora que «lo más importante es estar nominados, estar allí y ver que el trabajo se ha valorado» por los compañeros que han colocado los títulos en la lista de los candidatos. Llegar a formar parte de ese selecto club que cada año se reúne en la gala es prueba irrefutable de que el talento existe.
Es el punto de vista de una buena conocedora del universo audiovisual valenciano, un sector en el que echa en falta «la gasolina» que puede llevar a completar el viaje que tiene como destino una mayor presencia de obras valencianas premiadas. ¿A qué se refiere cuando habla de 'gasolina'?
La productora de 'La virgen roja' se muestra muy convencida de que «las políticas culturales tienen efecto sobre las industrias culturales y el cine es una industria». Y asegura, además, que en la Comunitat «el talento, que existe, necesita apoyo y empuje, la gasolina, para que la máquina funcione».
No cabe duda de que en sus palabras hay una llamada a una mayor implicación de las instituciones, la que desarrollan las políticas culturales, con el audiovisual valenciano. La experiencia la lleva a ser todavía más transparente en su reivindicación: «He trabajado con Comunidades Autónomas, como Cataluña y Galicia, que llevan mucho tiempo ayudando con políticas culturales y de apoyo al cine y eso se nota».
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Javier Gascó
María Zamora recalca el talento que hay en esta tierra, pero lo hace advirtiendo de que seguir trabajando se complica «si hay abandono por las instituciones públicas», algo que asegura que en la Comunitat ya existe, «acabaremos trabajando fuera». Cita como ejemplo que para los «premios Lola Gaos no hay apoyo. Así no se puede trabajar».
No es la única opinión que desde el ámbito del cine valenciano se ha escuchado en los últimos días apuntando en la misma dirección. En vísperas de la gala, el también productor Fernando Bovaira, con motivo de la recepción a los nominados por parte de la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ya puso el acento en estas cuestiones cuando señaló que en el cine valenciano se «van dando pasos poco a poco, pero falta una política cultural estable, que no esté sometida a los cambios políticos».
El castellonense apuntaba e esa ocasión que el cine es «una industria, y necesita estabilidad, confianza y recursos públicos, pero también privados. Hay que sentar las bases». También Rafa Molés, productor de 'Domingo, domingo', que partió a Granada nominada a mejor largometraje documental, señalaba ese día que se necesita «más apoyo institucional» para que «el corazón y el motor de las películas puedan continuar siendo valencianas».
El audiovisual valenciano avanza por su realidad teniendo que enfrentarse a un espejo que le devuelve dos rostros. Uno, el del producto de su talento; el otro, el escenario carente del impulso para despegar.
Y hay pruebas evidentes, como comprobar la ausencia de director adjunto de Audiovisuales y Cinematografía del Institut Valencià de Cultura (IVC). Esta es una circunstancia que ralentiza la ejecución de proyectos cinematográficos y participación en festivales, además de que los profesionales se encuentran sin interlocutor ante cuestiones como el replanteamiento de las ayudas que reciben. Hay talento, existe el motor que concede la potencia, pero como advierte María Zamora falta «la gasolina» para que tome velocidad en el viaje al éxito, a los premios que lo reconozcan.
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