![El cine más 'premium' y nuevo de Valencia](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/07/25/1469161930.jpg)
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No es difícil disfrutar de los beneficios de una gran pantalla y las comodidades de casa. Es posible ver una película en horizontal sin estar acomodado en el sillón del salón. Una nueva sala de cine acaba de abrir en el centro comercial Aqua. Se trata del espacio Urban Premium instalado en la avenida de Francia. «Es un concepto que está sorprendiendo a los espectadores», apunta Valentín Illera, responsable del cine de las salas Ocine Aqua. «Estás mejor que en casa», remarca.
¿Por qué es 'premium'? Se trata de un cine basado en el concepto 'full recliner' con «las butacas más comodas del mercado» instaladas en unas salas con la tecnología de imagen y sonido más puntera. La experiencia se completa con decoración 'art decó'. La sala tiene en un frontal un vinilo en blanco y negro con dos rostros de actores del cine clásico de Hollywood para el que Illera no descarta hacer un concurso para que los cinéfilos adivinen sus nombres.
La sala Urban Premium, que está operativa desde el 7 de julio, se completa con oferta de bar. Illera está en negociaciones con dos firmas cerveceras para ofrecer esta bebida y ampliar la carta con nachos. El objetivo es «dar calidad al cliente», afirma el responsable de Ocine Aqua.
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Carmen Velasco
El primer Ocine Urban nació en Madrid en 2019, un cine caracterizado por lo urbano y que roza el estilo de calle al puro estilo del Bronx: graffitis, paredes de ladrillo, modernidad y tematización que lo han convertido en el cine de referencia de muchos espectadores.
A raíz de la excelente acogida, según fuentes de la empresa, se decidió seguir con la línea de cines innovadores, no sólo a nivel estético, sino también a nivel tecnológico y ofrecer a algunos de nuestros cines las salas Urban. Ahora le ha tocado el turno a Valencia. «El boca a boca está funcionando», asevera Illera.
El precio es más elevado que el de la entrada de una sala estándar: asciende a 10,50 euros. La cuestión económica es importante no sólo para el cliente sino también para la empresa. La inversión «tremenda», en palabras de Illera, obedece también a la necesidad del negocio de exhibición por adaptarse a los nuevos tiempos para tratar de mantener vivo el rito de la sala oscura.
Las plataformas de 'streaming' y antes el pirateo fueron acabando con las salas de exhibición en Valencia y en otras tantas ciudades. Los villanos a los que han tenido que enfrentarse los exhibidores tienen múltiples formas y nombres. El último maligno con el que se toparon los cines fue el coronavirus. El covid vino precedido de dos crisis económicas (la de la reconversión industrial de la década de los 80 y la recesión mundial de 2008) que dejaron el negocio de la exhibición muy tocado.
El cine, mayoritariamente, se consume en casa, un hábito que la pandemia apuntaló de forma irreversible. Por eso, ver un gimansio 'low cost' donde antes hubo proyector lamentablemente no es una situación que a estas alturas cause extrañeza o alarma. En Valencia las salas de exhibición han sido sustituidas por perfumerías (cine Eslava), restaurantes italianos (cine Capitol), franquicias americanas (cine Rex) o supermercados (cine Oeste), entre otros negocios. La reconversión de los antiguos cines en otros establecimientos es una constante en Valencia. Lo raro es que se mantenga un uso cultural, como ha sucedido sucedió en el antiguo cine Xerea, donde Olympia Metropolitana ha abierto una escuela de artes escénicas.
Otro milagro cultural valenciano es el cine D'Or, que supera los 70 años de exhibición cinematográfica. El D'Or hace diferente y mejor a la ciudad del Turia dado que no existe un cine de doble programa en ninguna ciudad española. El D'Or es una rara avis que ha sorteado toda clase de condiciones hostiles: riadas, recesiones económicas, boom inmobiliario, pandemias, etcétera. El D'Or es un milagro. Cada día que el D'Or sube la persiana en la calle Almirante Cadarso no sólo se mantiene vivo el ritual del cine, en riesgo de extinción ante los hábitos de consumo cambiantes sino que permite que Valencia conserve la conexión con su pasado cultural.
Valencia fue un paraíso para los cinéfilos con más de una veintena de salas en funcionamiento. Capitol, Rex, Coliseum, Goya, Artis, Suizo, Price, Aliatar, Tyris, Oeste, Avenida, Princesa, Astoria, Gran Vía, Eslava, Alameda, Triunfo o Savoy fueron templos para el celuloide y negocios rentables. En 1968 encabezaba la taquilla el Serrano, de Emilio Pechuán Porres, con una recaudación de 18 millones de pesetas (alrededor de 110.000 euros). Eran otros tiempos, otros usos y otras costumbres. Valencia dejó de ser una ciudad plagada de cines. Ahora resisten las multisalas y lo hacen cómo pueden dado el cambio de hábitos de consumo cultural. Y las del Ocine Aqua se reinventan para sobrevivir y atraer al público.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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