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'La boda de Rosa', la última película de la directora Iciar Bollain es algo más que una comedia en la que la protagonista, interpretada por la magnífica Candela Peña, decide contraer matrimonio consigo misma. Es la cinta más valenciana de la realizadora, que la ha rodado entre la capital del Turia y Benicàssim –donde filmó otro de sus trabajos, 'El olivo'–. Tal y como adelantó LAS PROVINCIAS, la película no sólo se ambienta en la ciudad sino que cuenta con un importante equipo técnico y artístico de la Comunitat. Ayer, Bollain preestrenó el filme en la Filmoteca d'Estiu. Antes, conversó con este periódico. Exigió un apoyo más decidido al cine en estos momentos. «Es complicado entender cómo puedes viajar en un tren con alguien al lado y que no ocurra lo mismo en un cine o un teatro», lamentó la también actriz.
–¿Se puede decir que es un poco osada, estrenando la película en plena crisis sanitaria?
–No ha dependido de mí, sino de los productores. El estreno ha estado en el aire pero al final esta es muy buena fecha, al margen de cómo están las cosas. Es una película que se va a agradecer mucho en este momento, es muy vital, alegre, es comedia... Guardarla para otro momento tampoco era una opción porque el otoño es muy incierto. Puede que haya virus, que se den muchos estrenos... El que ha sido muy valiente ha sido Santiago Segura, que ha abierto el camino. Había que hacerlo por los cines.
–Hay salas, muchas de ellas medianas y pequeñas, que aún no han reabierto. También los teatros aunque sí se puede viajar en tren sin distancia de seguridad. ¿Cómo se explica eso en el mundo del audiovisual?
–En estos momentos, claro que hay que apoyar a la hostelería y al turismo, es fundamental. Pero la cultura también tiene una parte importante en nuestra sociedad. ¿Por qué si puedes ir en tren pero no al cine? Es necesario que haya un apoyo más decidido al cine, al sector. Hay algunas salas que han reabierto y lo han hecho con todas las medidas de seguridad.
–La protagonista de la cinta contrae matrimonio consigo misma, pero detrás de este hecho, hay un trasfondo más social, de saber decir que no y de querernos más...
–Para hacer la película descubrimos que había mucha gente que lo hacía, de forma colectiva o individual. En España también las hay. Conocimos a mujeres que lo habían hecho y, más allá de la broma, vimos que tenía mucho sentido hacer unos votos y comprometerse contigo. A partir de ahí construimos a Rosa y a su familia. Al final, lo que queríamos era hablar del hecho de descuidarse a uno, que es muy grave, pero queríamos hacerlo con humor.
–En esa familia, tanto artística como técnica, hay muchos profesionales de la Comunitat como actores (Paula Usero, Xavo Giménez, María José Hipólito), la productora Lina Badenes... Además, la ha rodado aquí. ¿Por qué?
–Aparte de la luz, los colores, y de que yo ya conocía Benicàssim, en la Comunitat hay una excelente cantera de profesionales. Teníamos que contar con ellos.
–¿Es difícil ser directora de cine en España? Siguen siendo pocas...
–No, cada vez somos más. Y estamos haciendo cosas muy interesantes, con otras visiones. Un ejemplo: Lucía Alemany y 'La inocencia'. Y muchas más realizadoras que están rompiendo ese techo de cristal.
–¿Y convivir con las plataformas?
–Yo soy consumidora de plataformas y las respeto, pero pueden convivir con el cine en pantalla grande.
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