Millones de personas pisamos a diario sobre este submundo tan parecido a un escenario de ciencia ficción. Un espacio que ignoramos pero fundamental para el funcionamiento de la ciudad. Cuando ningún tren recorre los 300 kilómetros del metro es cuando sus trabajadores se adentran en este inquietante espacio. Por allí deambulan animales que han hecho de esa oscuridad su hogar, como las lechuzas, las ratas, las cucarachas o microrganismos. Bajo el asfalto hay un alcantarillado con sonidos que nada tienen que ver con el silencio. Esta sinfonía urbana es como un paseo bajo la piel de la ciudad. La conquista por parte de los ciudadanos de un territorio nunca explorado.-Redacción-
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