José de Ribera (Xàtiva, 591 - Nápoles, 1652), conocido como el Españoleto, valenciano y uno de los pintores más sobresalientes del siglo XVII vive un momento de esplendor. Sus obras maestras son consideradas casi únicas. Hasta el punto de que, el verano pasado, una de sus piezas más singulares, 'Chica con pandereta', alcanzó el récord en una subasta en Sotheby's en Londres. Se vendió por 6,13 millones de euros, una cifra nada desdeñable que superó otros hitos en el mercado como los de 'Prometeo', por el que se pagaron 4,45millones.
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Asimismo, ayer Sotheby's, aunque esta vez en Nueva York, permitió la puja por 'Job en el montón de cenizas' (Job on the ash heap), una pintura que encontró amante del arte que desembolsó casi 400.000 euros (en concreto, 396.000). Esta pieza «puede datarse alrededor de 1630 por motivos estilísticos y su reaparición marca una importante adición al corpus del artista, como una obra importante de la plena madurez de Ribera», aseguran desde la casa de subastas.
El Españoleto toma presencia, se reivindica como uno de los pintores a tener muy en cuenta, por el que vale la pena pagar millones de euros. Las razones son diversas, pero si en algo están de acuerdo los expertos e historiadores es enafirmar que el valor de la obra de Ribera va creciendo. «Lo primero que hay que tener en cuenta es que en el mercado del arte hay ya pocas creaciones de pintura antigua, es decir, de antes del siglo XVIII, que estén en manos privadas. La mayoría forman parte museos, fondos públicos e iglesias», cuenta a LAS PROVINCIAS el profesor e historiador del arte José María Quesada. A todo ello, hay que añadir que también son frecuentes las obras del taller del pintor, afincado en Italia, pero «existen pocas con su firma y que se le puedan atribuir», asevera.
Con Quesada coincide también Nicola Spinosa, quien ha sido conservador del Polo Museale Napoletano y director del Museo Nazionale di Capodimonte. Responsable de una de las monografías más importantes de Ribera, 'Jusepe de Ribera: 1591-1652' (1992) y considerado uno de los mejores expertos en pintura napolitana, sostiene que del artista «hay muchas copias, sobre todo provenientes de su taller». «Desde las exposiciones de 1992 en Nápoles, Madrid y Nueva York, es un buen momento para la pintura de Ribera, pero sólo para las originales», asegura.
Este hecho, el de que en los últimos años las grandes pinacotecas hayan apostado por la obra del Españoleto, es otro factor a tener muy en cuenta. «Desde la exposición 'El joven Ribera', que se pudo ver en el Prado, a otras en el Thyssen, la figura del pintor valenciano ha despertado mucho interés», cuenta Quesada.
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Por otra parte, este experto defiende la importancia del autor en la historia al dejar plasmada una obra «excepcional». Sostiene que el agrandamiento de su presencia en centros artísticos y casas de subastas bebe también de que existe «una cierta moda por la pintura 'caravaggista', tenebrista, y en esa temática el pintor valenciano es uno de los grandes». «Hay una tendencia por redescubrir a los primeros naturalistas, esos que pintaban los santos, la calaveras, esas escenas de éxtasis místicos. Y Caravaggio (Milán, 1571-Porto Ércole, 1610) es el principal exponente. Pero debemos tener en cuenta que los coleccionistas no pueden acceder a sus obras, no hay en manos privadas. Así que recurren a una segunda firma, la de Ribera, que es extraordinaria y con mucha calidad», asevera.
Los expertos insisten en la relevancia del Españoleto en la historia del arte, sobre todo como maestro de otros artistas que pasaron por su taller. Pero es complicado encontrar obras originales, incluso firmadas por él, y que se puedan adquirir. «Pero José de Ribera tuvo un enorme éxito en su época pese a que desarrolló su formación en Italia. Aunque él presumía de español, por eso firma el Españoleto. Ese era su sello de calidad. Enviaba mucha obra a su país y su caso es similar al de Rubens, en cuyo estudio no se de daba abasto ante tantos encargos», concluye José María Quesada.
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Ribera está en auge, recoge los frutos de haber sido uno de los grandes maestros de la pintura, quien cultivó un estilo naturalista que evolucionó del tenebrismo de Caravaggio. Eso, y su calidad, le han valido ampliar su prestigio.
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