
Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
Con sumo cuidado, siete piezas del conjunto de vidrieras más grande de la ciudad de Valencia, el de la Iglesia Jesuitas de la capital del Turia, formado por 272 metros de paneles de cristal, se han ido desmontando gracias a un andamio de unos 12 metros de altura para ser llevadas al Taller de Vidrieras de Ximo Roca, una especie de hospital para este tipo de creaciones, y ser restauradas en un proceso que durará unos 18 meses.
Así es el procedimiento que ha comenzado estos días y que pretende devolver el esplendor a un conjunto de 77 vitriales que son toda una joya del patrimonio valenciano. Es más, se trata de una monumental creación que decora los muros del templo, concretamente en la capilla del enclave, y que están firmadas por J. Muria. «Este hecho indica que fueron realizadas en el taller del maestro vidriero José Muria Gil, que empezó trabajando en la conocida Cristalería Prat de Valencia y participó activamente en la elaboración de las vidrieras del Palacio de la Exposición, inaugurado en 1909», explican sus responsables. Las vidrieras se realizaron en torno a 1942 por encargo de los padres jesuitas León y Muedra. «Al comenzar la Guerra Civil el maestro Muria se trasladó desde el Cabanyal a la localidad de Alaquàs junto a sus hijos José, Juan y Salvador, a quienes transmitió sus conocimientos», según su nieto, José Muria Vilaplana. En el año 1942 volvieron a Valencia para instalarse en la calle Escolano y en esa época recibieron el encargo de realizar una obra que ahora busca recuperar su brillo original.
De momento, se ha desinstalado de los muros siete vidrieras, formada cada una por nueve paneles. Se han trasladado al taller donde van a ser rehabilitadas de una manera muy concreta: en posición vertical para que no tomen forma de acordeón. Lo explica el propio Ximo Roca a LAS PROVINCIAS, quien asegura que lo primero que se está haciendo es «un informe previo para analizar los daños». Los paneles no están en un estado óptimo. Hay algunos rotos y otros «afectados por las filtraciones y humedades», según Roca. «El paso del tiempo ha afectado bastante a la conservación de las vidrieras, muchas han perdido vidrios y se han doblado», explica Xavier Laumain, arquitecto responsable del proyecto de restauración.
«Primero hemos quitado esos 63 paneles. No ha sido un proceso fácil. En general lo que hemos visto son vidrios muy finos, de dos milímetros. Estamos hablando de materiales de la postguerra, y su calidad, pues era la que era. Vamos a intentar conservar todo lo original, ver en cada momento si hay que poner puntos de soldadura nuevos, si hay que rehacer algún vidrio... Algunos están rotos, porque justo al lado de la Iglesia hay unas pistas de tenis y alguna pelota se escapó y rompió las vidrieras antes de que pusieran unas mallas para evitar los golpes...», asegura Ximo Roca, experto en este tipo de trabajos. Relata, a su vez, que gracias al gran andamio instalado en el templo se ha podido quitar las siete vidrieras y sustituirlas por unas placas de policarbonato que estarán colocadas hasta que se las piezas se reinstalen en su ubicación habitual. «Las instalaremos y luego iremos quitando el resto. Ser hará por fases, habrá cinco. En verano podremos colocar estas primeras y quitar otro conjunto para seguir con la rehabilitación«, afirma.
El proceso de restauración de estos 272 metros de cristales de la década de los 40 del siglo pasado no es nada sencillo. Se analiza cristal por cristal. Se ve si hay que sustituir alguna pieza, pero lo ideal es mantener el material original, explica el encargado de la restauración.
El trabajo se ha complicado porque hay que picar cada uno de los paneles porque están fijados con masilla. «El mal estado de dicha masilla es uno de los problemas principales. Al estar tan reseca ha perdido la estanqueidad, lo que provoca que a través de ella entre el agua y la humedad» comenta Ximo Roca. Además, algunas de las piezas tienen pequeñas roturas, inevitables con el paso de los años y en ocasiones provocadas por las inclemencias meteorológicas.
Los trabajos tienen una previsión de 18 meses y un coste de 100.000 euros. La Iglesia Jesuitas acepta donaciones para llevar a cabo el complejo procedimiento. A través de un 'crowdfunding', buscan los fondos que recuperen la belleza del mayor conjunto de vidrieras que existen en la ciudad de Valencia.
Autor: Las vidrieras que decoran los muros del templo están firmadas por J. Muria. Este hecho indica que fueron realizadas en el taller del maestro vidriero José Muria Gil.
Año: Fueron realizadas en el año 1942.
Restauración: El proceso se llevará a cabo en el Taller de Ximo Roca. La duración es de 18 meses, más o menos, y la inversión asciende a 100.000 euros.
Valor patrimonial: Se trata de uno de los mayores conjuntos de vitrales de la Comunitat Valenciana y el más grande de la ciudad de Valencia. Los 272 metros cuadrados que suman los cristales policromados del templo suponen todo un reto para los especialistas.
«Toda restauración artesanal no es barata», recuerda Xavier Laumain, «pero tenemos claro que aquí disponemos de una joya patrimonial y por ello todo lo tenemos que hacer muy bien». En este sentido, los elementos que recuperamos lo hacemos «respetando las técnicas tradicionales y siguiendo las reglas del arte».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Patricia Cabezuelo | Valencia
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.